“No sé qué pasa,
me llama todo el mundo. ¿No pasa nada en la Argentina?”, ironiza Omar Da
Fonseca, quien responde el teléfono con el acento parisino tras más de cuatro
décadas en la “Ciudad Luz”, aunque con la veta de la salida porteña luego de
haber generado enorme repercusión durante la presentación de Lionel Messi en el
PSG, cuando al final coreó su nombre delante de todos los invitados.
Da Fonseca es el
primer futbolista argentino que fue campeón de la liga francesa con el PSG en
la temporada 1985/86, y pasó por distintas etapas en el fútbol galo. Fue
intermediario, llevando a figuras muy importantes, estuvo a cargo de otros
clubes, participó en programas de televisión y ahora, con 62 años, lleva mucho tiempo ligado al club manejado
por los qataríes y con un programa en la poderosa cadena “BeIn Sports”, de los
mismos dueños del club.
- Hice de todo en
Francia, es la verdad. Fui el primer argentino campeón con el PSG aunque fui el
cuarto en llegar al club porque antes estuvieron Carlos Bianchi, Ramón Heredia
y Osvldo Ardiles. Después sí que llegaron muchos más como Gabriel Calderón,
Mauricio Pochettino, Gabriel Heinze, Martín Cardetti.
- El PSG es un
club joven. ¿Cómo eran esos primeros tiempos?
- Jaja, nada que
ver con lo que es hoy. En esos tiempos las potencias eran el Olympique de
Marsella, el Bordeaux, pero nosotros nunca lo fuimos. Lo más importante del
fútbol francés no estaba en París. Todo cambió con la llegada de los qataríes y
es tremendo. No sólo por el plantel que se formó, sino por los campos de
entrenamiento, los salones VIP, todo con escalera mecánica. Es una especie de
teatro del fútbol. Hace muchos años que se juega, y ahora se pelea, la Champions. Lo
único snob comparable es el Real Madrid que ahora está reconstruyendo el
Santiago Bernabeu.
- O sea que “El
Teatro de los Sueños” ya no es más Old Trafford, el estadio del Manchester United…
- En el estadio
de Parque de los Príncipes entran 45000 personas, pero ya no existen aquellas
entradas populares de antes. Hoy hay butacas, precios elevados para conseguiré
un ticket. Es otra categoría social. La industria del fútbol es una especie de
notoriedad, mostrar la imagen, ya no es sólo el partido. Muchos preguntan por
qué el PSG no pasa a ser local en el estadio Stade de France, en Saint Denis,
donde juega la selección francesa, que tiene una capacidad mucho mayor, un poco
más de 80.000 personas, pero no es lo mismo. Ese es un estadio ubicado en una
zona más popular, en el norte de París, una zona de inmigrantes y no hay
glamour. En cambio, el Parque de los Príncipes está en el oeste, en una zona
más “cajetilla” (como se dice en la Argentina) y ni piensan en mudarse. Creo
que es una estrategia. Este club ahora es impresionante. Tiene un staff de más
de cuarenta personas. Pedicuros, y hasta un especialista en colocar los conitos
de entrenamiento. A veces veo las prácticas y se queda pensando si la distancia
entre conitos está bien o si es un centímetro más para acá o para allá…cobra un
sueldo…de locos.
- Cuando Lionel
Messi llegó a París procedente de Barcelona, usaba una remera de cuello blanco
con la inscripción “Ici Cést Paris” y muchos vincularon esto con una especie de
alianza París-Qatar-PSG.
- Sí, se habla
de lo geopolítico. Los qataríes compraron el PSG por un asunto de etiqueta.
París es considerada una ciudad con clase y a ellos le sirve porque cuentan con
mucho dinero y pueden hacer todo tipo de inversiones y entre ellas, no hay como
el fútbol. El fútbol es universal, los Mundiales son un show único y hoy ya se
ha convertido en una industria. El PSG ya vendió un millón de camisetas y
espera vender próximamente entre 10 y 20 millones de camisetas en Asia a 130
euros cada una. Hacés la cuenta y es una locura de dinero. Ya se habla de jugar
partidos en ese continente por 20 millones de euros. No hay límite.
- Impresionante…
- Es que hoy el
propio espectáculo ya no es lo que era. Ya no es sólo jugar o cuántos goles se
marcaron, sino que es, también, un juego político, y por eso Real Madrid y
Barcelona quieren interponer recursos judiciales para que no haya más Estados
dueños de equipos cuando en Italia había dueños de equipos que eran petroleros,
o a otros los ayudaba el Estado con sus cuentas y miraban para el costado. Y
hay otros que tienen atrás multinacionales y sponsors por todos lados.
.- Sobre eso,
¿cómo cae una tapa como la de la revista “Charlie-Hebdo” sosteniendo que el
mismo dinero que se le paga a Messi también va para los talibanes en
Afganistán?
- Eso pertenece
a la esfera geopolítica. Algunos e suben al carro para insultar y criticar. Es
parte del juego. Yo prefiero ir hacia otro lado, Soy un viejo choto que quiere
vivir sus últimos años con ilusión y alegría (risas) y con Messi y estos
jugadores en el PSG vamos a pasar grandes momentos, gritar muchos goles. Dejémonos llevar por la emoción y no por la razón. No
hay que atacar al fútbol. No le hacemos bien con todas estas cosas. El fútbol
es deporte y es sano, es lo que quiero que practiquen mis nietos, encierra
valores como amistad, tolerancia. También está el hecho de que hoy el PSG está
arriba, relacionado con Qatar, que en menos de un año y medio organizará un
Mundial, o con parís, que será la sede de los próximos Juegos Olímpicos, y
cuando estás arriba, te quieren bajar.
- Yendo a su
reacción en el acto de presentación de Messi, recorrió el mundo su grito, como
algo políticamente incorrecto.
- Se hizo
polémica de un acto estúpido. Hubo periodistas que me quisieron bajar la caña
por eso. Y resulta que uno es un invitado en una especie de alfombra roja, con
150 personas en una especie de élite y se siente un privilegiado. Y entonces
cuando terminó la ceremonia empecé a aplaudir. A mí me conocen todos allí, Yo
conozco a Leonardo (el brasileño que es el director deportivo del PSG), a Messi…y
por eso, cuando noté que nadie me siguió en el aplauso, fue que me salió el
niño endiablado que tengo adentro, y grité.
- Eso no es muy
común en una presentación por parte de un ex jugador, alguien ligado a los
medios…
- Yo cubro
partidos acá desde hace años, me suelo poner la camiseta del PSG en televisión,
ya me conocen así, y si canté es porque quiero llevar al fútbol al aspecto de
la alegría, de lo espontáneo. Quiero convertirlo en un momento increíble. Hace
quince años que cubro partidos y desde hace mucho tiempo que tengo un amor
incondicional por Messi, por su simplicidad, tranquilidad, es un tipo que no se
enoja nunca.
- Después se lo
volvió a ver por la TV conversando con él ya en el pasillo, dándole una
tarjeta…
- Me sentí bien
en hacerlo. Yo le quise decir que seguro que no va a necesitar nada de mí. No
tengo ninguna pretensión. Le dije, por ejemplo, que por mis nietos conocía
escuelas para sus hijos, pero no creo que me llame nunca aunque yo tengo una
muy buena relación con los argentinos del PSG como Ángel Di María. Simplemente,
fue una manera de tratar de que se sintiera acogido.
- ¿Y Messi qué
le dijo?
- Me agradeció,
me dijo que sabía de mi cercanía con Di María, y me comentó “me parecía que el
de los gritos eras vos, pero con las máscaras que usamos no estaba seguro si te
identifiqué bien”, pero ojo que no fue todo. Yo estuve casi todo el día con él.
Incluso después lo entrevisté mano a mano para el canal. Estuve otra vez con él
a la tarde como con el padre, con sus hermanos y con Pepe Costa, que siempre
está con él y que seguirá en el PSG. Messi es como una marca, una
multinacional, un ícono con piernas, un elegido.
- ¿Había tenido
relación con él?
- Sí, ya por
2008 estuve dos veces en una fiesta que organizó su fundación en el hotel
Sofitel de Cardales, en la misma mesa de Carlos Bianchi y Juan Martín Del Potro.
Desde ese momento creció mucho. Estuve con él en París cuando vino con el Barcelona.
Lo veo muy maduro. Le sale fácil ser natural. Vi como hizo dos horas de
entrevistas con los medios en un clima de un calor infernal y en traje. En un
momento pasé y le dije que por qué no se cambiaba o se sacaba la corbata, pero
siguió así hasta el final.
- ¿Podrá llevar
Messi en parís la vida que llevaba en Barcelona?
- Es una ciudad
extraordinaria. Tiene Euro Disney a veinte kilómetros, puede ir a la Torre
Eiffel y cuando llegue, seguramente le van a reservar el súper restaurante que
hay arriba, a todo lujo, que no es para vos ni para mí (risas), puede recorrer
el río Sena con el “Bateau Mouche”, o ir al Louvre, y siempre digo que allí “La
Gioconda” le va a guiñar un ojo. Para mí Messi es como Mozart, como Picasso.
- Todo indica
que se va a sentir cómodo con sus compañeros…
- Es un grupo
grande de amigos. Están sus compañeros de la Selección como Di María, Leandro
paredes, a los que suelen sumarse Marco Verrati, el vasco Ander Herrera y hasta
(Thilo) Kehrer y (Julian) Draxler, los dos alemanes, hablan español. Se suelen
reunir, van a restaurantes, porque en París tenés de todo, hay comida argentina
en donde quieras. Y no sé si Leo querrá ir al teatro porque me dijeron que no
va mucho. Lo único que no tendrá es la playa, pero a diez kilómetros de la ciudad hay un aeropuerto privado y
supongo que alguna prerrogativa tendrá y si juega el sábado, con que le den
libre domingo y lunes, se toma un vuelo y en una hora y media de máxima está en
Barcelona. Neymar se va muchas veces a Ibiza, vuelve en helicóptero. Como
decimos en Argentina, “es otro nivel”. Este sistema es así. Conozco chicos de
equipos intermedios que viven en otro mundo y no saben lo que es pagar una
boleta de un servicio. No le va a faltar nada. Cuando yo llegué a París en
1980, las distancias eran enormes y recuerdo a mis padres teniendo que ir a la
calle Florida a buscar una cabina para hablar conmigo dos horas por semana. Hoy
con internet, todo eso se acabó y ahora acá conseguís hasta galletitas o dulce de leche en cualquier
góndola. También cambió todo con el uso de la tecnología en el fútbol que
desvirtúa el juego.
- ¿En qué
sentido lo dice?
- En que el
fútbol se sofisticó tanto con estadísticas que ya es todo muy exagerado y se
está perdiendo todo lo referente al juego, pero se le dio entrada a gente que
cree que de esta manera lo controla todo con un nuevo argumento. Todo es mucho
más sencillo y nos quieren justificar cosas con miles de palabras y números.
- Usted trabaja
desde hace años en BeIn Sports, la cadena mediática que es de los mismos dueños
del PSG. ¿Cómo lleva esto?
- Antes trabajé
también en Canal Plus e hice todo tipo de cosas con el fútbol. Llegué como
jugador, como intermediario traje a jugar a Francia a David Trezeguet,a Mauro
Camoranesi, a Javier Pastore, me fui a otro club como director deportivo y
cuando los qataríes entraron al PSG, comencé a trabajar con ellos y estoy
preparando para septiembre mi regreso para otra temporada con mi programa “Omar
c’est Foot”, que muchos conocen y ya saben cómo soy, Hablo francés con acento
argentino, me subo arriba de las sillas para gritar. El francés es un tipo muy
serio, organizado, yeso descomprime aunque a otros no les gusta eso del
“periodista-hincha”.
- Bianchi fue la
primera gran estrella del PSG y fue quien lo llevó…
- Sí, a mí me
echaron de Vélez en 1979. Me dejaron libre y me fui a jugar a Renato Cesarini.
Me llevaron Daniel Onega, Jorge Solari y Luis Artime y me fue bien y un día
vinieron y me dijeron “te vendimos a Colombia”, y Bianchi, que había sido
compañero mío en su última etapa, me dijo que cómo iba a ir a Colombia, que
fuera a Francia, Tenemos diez años de diferencia porque él es de 1949 y yo, de
1959 (por eso pude entrenarme con los jugadores que luego disputaron el Mundial
sub-20 en Japón, aunque ellos eran mucho mejores que yo). Él en Francia es
Gardel. Pertenece a esos tipos que tienen una humanidad, unos valores, los que
dejan abierta la puerta para otros. Estoy siempre en contacto con él. Yo lo
veía jugar en sus primeros tiempos: Benito, Bianchi y ventrón…o también veía a
Willington, Whebe, Carone…soy socio de Vélez desde los ocho meses, me hizo
socio mi abuelo, así que imagínese lo que es Bianchi para mí.
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