“De mi viejo
heredé la vocación artística y sé que muchísima gente sigue recordando sus canciones”,
dice Rodolfo Zapata, de 55 años, que lleva el mismo nombre que su padre
humorista, pero lejos del clásico tema “No vamo’a trabajar, no vamo’a trabajar”,
dedica muchísimas horas y desde hace años a la dirección técnica, luego de
haber tomado la decisión de irse primero a los Estados Unidos, y luego al
continente africano, donde cambió varias veces de país y se encuentra desde
hace más de una década y ahora estudia ofertas luego de haber terminado su
experiencia en Ruanda.
Zapata comenzó
como arquero en el club de sus amores, Huracán. “Mi viejo me llevaba desde muy
chico a las divisiones inferiores –recuerda-. Jugábamos y hasta me entrenaba
hasta que los tobillos no le dieron más. Él falleció en 2019, pero tuve la
suerte y el orgullo de que me llegara a ver dirigiendo a un equipo o en los
partidos porque podía seguir la liga de Kenia, donde yo trabajaba, por Facebook
Live, por internet. Siempre que puedo, voy a visitar a mi mamá a Buenos Aires
en las fiestas”.
- ¿Cómo se
despertó su vocación de director técnico?
- Tuve grandes entrenadores como Alberto
Tardivo, Alberto Rendo, Miguel Tojo, Roberto Telch, Horacio Bongiovani, Rubén
Glariá y Francisco “Fatiga” Russo que me formaron como jugador. Hice las
divisiones inferiores en Huracán y luego tuve la suerte de jugar en varios
equipos del Nacional B hasta que me retiré por distintas lesiones en la rodilla
y ya en abril de 1990 abrí una escuela de fútbol en Bella Vista, que hasta el
día de hoy sigue formando y recreando chicos para nuestra comunidad. Mi hermana
Flavia está a cargo del complejo deportivo.
- No debe haber
sido fácil la idea de emigrar.
- Me recibí de
DT en la AFA en 1997 y en esa época no se les daban oportunidades a los
jugadores sin un antecedente importante en el fútbol como sucede ahora. Por eso
acepté una propuesta para ir a dirigir a un seleccionado juvenil de Beverly
Hills en california, en 1998.
- Debe haber
sido un cambio importante al encontrarse con una cultura diferente.
- Al principio
era muy exigente con los chicos y tuve que cambiar de método. Me di cuenta de
que si seguía por ese camino iba a perder plata porque se me iban a ir los
jugadores, en los clubes con los que trabajaba, y tuve que adaptarme porque no
tienen un background como nosotros desde los 4 años. Ellos empiezan a jugar
desde los 6 a los 10 años. En el colegio
secundario (edad en la que nuestros chicos están en las divisiones inferiores),
muchas veces los que entrenan son profesores de historia o geografía que ganan
un dinero extra, no son entrenadores puramente de fútbol. Es muy distinto y el
nivel de exigencia tiene que ser otro.
- Después se fue
a Canadá…
- Sí, en 2000
dirigí en la Albeta Soccer Association. Di cursos para el desarrollo de
jugadores y entrenadores en las ciudades de Calgary y Edmonton. En esa época ya se veía la capacidad del
futbol femenino en ese país, que acaba de ganar la medalla dorada en los
últimos Juegos Olimpicos, y quizá alguna de estas campeonas formó parte de
aquel programa. Y a partir del 2001 mi instale en New York donde fui director técnico
del Colegio de la ONU, y del USA Olympic Development Program.
- Suena
interesante. ¿De qué se trata?
- Es más
conocido como ODP, este proyecto nacional es el encargado de reclutar y
entrenar a los mejores jugadores desde la Sub-14 hasta la Sub-23 tanto en
varones como mujeres para reclutarlos a los seleccionados. Se realiza pruebas
tipo embudo, primero a nivel municipal y luego a nivel estatal o
provincial. Los más destacados pasan a
pruebas regionales, para luego ser evaluados a nivel nacional. A nivel
masculino Estados Unidos no es una potencia aún (quizá lo sea dentro de 20 años),
pero a nivel femenino fueron varias veces campeonas del mundo. Para ellas es el primer deporte en las
escuelas, en cambio los varones le dan prioridades al basquetbol, al beisbol,
futbol americano, al hockey sobre hielo y al tenis. No te sorprende ver aros de basquetbol en las
calles que son los famosos potreros en Argentina. Para ellos el soccer es una "fun
activity", es decir un divertimento y no les gusta entrenar duro como los
hacen las chicas. Debido a esto tuve que
adaptar los métodos de entrenamientos originales que traje originalmente de
Argentina.
- Con toda su
experiencia allá, y viendo que van apareciendo algunos talentos como Christian
Pulisic, Sergiño Dest o Weston Mackennie, ¿se puede pensar en Estados unidos
como una potencia en los próximos años?
- Creo que aún
no. Tal vez en dos décadas, con el aporte de los latinos. Ellos hacen todo a
largo plazo, al revés que nosotros. Cuando empezó la MLS definían los partidos
por penales desde la mitad de la cancha, como una especie de shut-outs imitando
al hockey sobre hielo, organizan un draft y dividen por conferencias como la
NBA, y hay negocios que funcionan y otros que no. El soccer son franquicias, no
hay descensos y los partidos son aburridos. A mi criterio le falta un estilo,
como sí tenemos nosotros, o España, o Alemania, Brasil y sólo compite en su
nivel con México para clasificarse al Mundial. La mayoría de los DT nunca
jugaron al fútbol, no son del fútbol. Fueron criados jugando al básquet,
beisbol o fútbol americano. Tampoco tienen nuestra cultura del resultadismo. No
exigen un resultado inmediato y por ejemplo, en las universidades renuevan los
contratos aunque uno pierda, basta que sea buena persona y vean que uno trabaja
bien.
- ¿Qué cosas
deberían cambiar?
- Es otra mentalidad, tal vez en la
competitividad. En las ligas semiprofesionales como la USL, se juega para
divertirse. La MLS sí compite por la Concachampions pero no hay descensos ni
ascensos, son franquicias y cada vez son más y hay negocios y negocios. No hay
un concepto futbolístico sino mentalidad de negocio. Se llenan los estadios
porque se regalan los tickets a los pibes y van acompañados de sus padres. Para
ser competitivos deberían estar en Copa Libertadores y Copa Sudamericana. Lo
que ocurre es que el consumo es brutal, entre la cerveza, el pancho, la
cantidad de gente que concurre a los partidos, los derechos de TV y el
merchandaising, se gana mucho dinero.
- ¿Le quedó algo
pendiente de su trabajo allí?
- Quiero
regresar una vez que termine mi etapa en África. Tengo ciudadanía
estadounidense y me fui de allá cuando en 2010 me contrataron de Nigeria.
- ¿Cómo fue esa
experiencia?
- Después de
trabajar nueve años con juveniles, en 2010 entendí que había llegado la hora de
hacerlo con equipos profesionales y acepté una propuesta de dirigir al Sunshine
Stars FC de Nigeria así que cambié mi vida en Nueva York para ir a un fútbol
más competitivo y me fue muy bien porque el equipo finalizó segundo en la Liga
Premier y se clasificó a la Copa de Confederaciones africana.
- ¿Y con qué
fútbol se encontró?
- Yo tenía
curiosidad de ese fútbol porque nos habíamos enfrentado varias veces en el
nivel de selecciones. De hecho, Ahmed Musa fue el goleador de la liga en 2010 y
luego lo sufrimos en los mundiales de 2014 y 2018 y nos hizo varios goles. Esta
etapa me sirvió para confirmar por qué los africanos cometen errores ingenuos
en los mundiales. es que ellos juegan lindo a partir de la posesión. Y jugar lindo
no es lo mismo que jugar bien. No tienen divisiones inferiores y entonces
llegan a profesionales con grandes problemas técnicos y tácticos. Son
desordenados en ese aspecto y cuando no agarran la pelota se desesperan, porque
por su indiferencia hacia lo táctico no saben cómo recuperarla y es ahí donde
aparecen los errores infantiles en la defensa y cometen infracciones violentas
que son por llegar fuera de timming.
- ¿Cómo trabaja
en los distintos equipos africanos? ¡Tiene su propio cuerpo técnico?
- Si bien tengo
mi propio cuerpo técnico, en África me tuve que adaptar a trabajar con
asistentes locales por cuestiones de presupuesto. Nos comunicamos en inglés
aunque ellos hablan también las distintas lenguas tribales.
- En los últimos
mundiales, dio la sensación de que los seleccionados africanos perdieron
aquella frescura inicial en equipos como Camerún o Nigeria a partir de que la
mayoría de las veces son entrenados por europeos.
- Es verdad. Yo
noto que hay material para que jueguen un fútbol más ofensivo. De hecho, medio
muy buenos resultados utilizar el sistema táctico 4-1-4-1, con cuatro
defensores en el fondo, un solo mediocampista defensivo, cuatro habilidosos más
adelante (porque esta clase de jugadores sobra en este continente) y un punta
como referencia. No me gusta jugar con dos volantes defensivos. Lo que tienen que hacer los cuatro
habilidosos es presionar rápido tras la pérdida de la pelota o si no se
consigue, pasar la línea de la pelota y esperar. En los equipos grandes se
utiliza el videoanalisis. En otros me
tuve que arreglar con Youtube o grabo los partidos ya que todas las ligas son
transmitidas por las cadenas africanas como “SuperSports” o “Canal+”.
- Por lo que me
dice, le gusta el buen fútbol.
- Como le decía,
considero que el fútbol es una expresión artística, lo que seguramente es una
vocación que heredé de mi padre. Para mí los futbolistas son artistas, y el
campo de juego, su escenario. Cuando yo era chico, íbamos juntos a Huracán y
tuve la suerte de verlo campeón en 1973 con César Menotti de DT y luego, otro
gran equipo en 1976 cuando lo dirigía Ángel “Gitano” Juárez, con un fútbol
maravilloso. Por eso, cuando muchos hablan del estilo del Barcelona o del
“método Guardiola”, yo todo eso lo vi hace cuarenta años. Hoy, los españoles,
que antes eran “La Furia”, nos quitaron esa identidad y la hicieron propia. En
definitiva, trato de representar el estilo del futbol argentino en el
exterior. ¡Cuál es ese estilo? El de la
técnica y la eficacia. Después de más de 20 años viviendo en el exterior, veo
el futbol y la vida desde otra perspectiva.
Esto no quiere decir que sea mejor ni peor. Los argentinos tenemos un pa{is hermoso, y
por distintos motivos a veces no nos damos cuenta. A la distancia lo notamos. Lo mismo pasa con nuestro fútbol.
- ¿Cuándo
ganarán un Mundial los africanos?
- Ellos ganan a
nivel de juveniles y olímpico, como las Súper Águilas de Nigeria, que nos
ganaron la final de Atlanta 96, porque en ese nivel hay algo diferente. A mí me
llegan jugadores con una partida de nacimiento que es una ilegible fotocopia
arrugada, y ese es el único papel que tienen, o sea que es verdad que a nivel
juvenil juegan tipos de 26-27 años. Por eso ganan en esas competencias. Pero en
el nivel de mayores, una vez que los jugadores salen de Nigeria o de Ghana, no
les interesa volver porque ya están en Europa, ya lograron el objetivo. No les
interesa la selección. No son como Maradona o Messi ese amor por la selección.
- Así, parece
difícil ganar un Mundial…
- En África
existen selecciones locales, torneos con jugadores locales y están las Copas
Africanas que en las vacaciones vienen los internacionales europeos pero no
arriesgan la pierna, no ponen el ciento por ciento porque tienen contratos
millonarios en Europa. Llegan al Mundial como una vidriera, con un equipo
desorganizado, con un DT como el sueco Lars Lagerback, que una vez firmó con
Nigeria 15 días antes del Mundial, entonces son más individualidades que un
equipo. Por eso tenés que tener un buen ojo para seleccionar los jugadores y no
formar un equipo. Que un equipo africano sea campeón del mundo, lo veo difícil
porque van a llegar siempre los mismos: Italia, Alemania, Brasil, quizá
Argentina (por Messi), me gusta Bélgica. Para que se meta uno como Ghana en
2010 es un milagro.
- Y en eso de
tener buen ojo con los jugadores, ¿cómo le fue?
- A través de
los años, tuve la suerte de promover más de treinta jugadores a los distintos
seleccionados africanos. África es un continente exportador de jugadores. Los
extranjeros contratados son generalmente de países limitrofes. En Mukura
Victory, en Ruanda, tenia foráneos de
Nigeria, Ghana, Camerun y Burundi.
Muchos de ellos, de religión musulmana. En el mes del Ramadán es
complicado para mí porque, además de rezar varias veces al día, ellos desayunan
a las tres de la mañana y no vuelven a comer ni tomar agua hasta el ocaso del
sol. Eso influía en la performance
durante los entrenamientos y partidos, pero yo lo respetaba y les daba su lugar
a hacerlo. Otro tema es la malaria, que es muy fuerte. Tuve jugadores que se
enfermaron y no pudieron jugar.
- ¿Cómo se
organiza el fútbol en Nigeria?
- Lo maneja la
Secretaría de Deportes y ellos mismos se encargan de ceder a los jugadores a
préstamo a distintos clubes europeos. Está lleno de nigerianos en Austria,
Bélgica, Suecia , Suiza. Ellos mandan una nota, el club los manda a prueba por
una semana y si les gusta, los venden en unos 500.000 dólares y a mí me los
sacaban un día antes de los partidos, por ejemplo. El club nigeriano se hace
cargo del pasaje, y el club europeo, de la estadía. Distinto de otros lados
donde son privados, como en Sudáfrica, con CEOs, o en Kenia y Botsuana, en los
que los clubes se hacen cargo, como en Argentina. A pesar de ser África un
continente desigual y en algunos lugares convulsivo, el africano es educado,
respetuoso y apasionado por el futbol.
No existen barras bravas y los hinchas lucen orgullosos las camisetas de
sus equipos en las calles, igual que en nuestro país.
- En Kenia
dirigió a los Leopards y fue subcampeón.
- Sí, aunque
hubo que superar muchos problemas, especialmente internos en el club. Si en los
nuestros hay mucha política, en el caso de ellos fue un tema de tribus para
manejar el equipo, porque es un país con muchos grupos étnicos y el equipo se
dividió en el conflicto entre los Kikuyu y los Luyha y fue difícil trabajar en
ese contexto. Me fui pero promoví jugadores tanto a la selección mayor como a
la sub-23.
- Luego pasó a
los Black Aces de Sudáfrica.
- Si, algo
completamente distinto. Un país con ciudades como Johanesburgo o Cape Town, que
son de primer mundo, y con estadios que quedaron del Mundial de 2010. Tomé al
equipo en medio de la temporada y peleando el descenso y al plantel lo heredé,
no lo pude elegir. Como la calidad de vida es superior a otros países, los
jugadores no suelen tener hambre de triunfo. Cumplí con el objetivo, y me fui.
- Luego llegó
Botsuana…
- Sí, allí
dirigí a los dos equipos más grandes del país. En el Gaborone United, que tiene
una muy rica historia, me encontré con problemas internos en 2016, pero pese a
todo, pude promover a varios chicos que hoy son parte de la selección. Y
gracias a este trabajo, me llamó el otro grande, Township Rollers FC y ganamos
la liga 2018/19.
- ¿Qué tal es
Botsuana?
- Es, al igual
que Ruanda, uno de los países con mayor crecimiento del mundo. Moderno, y en
crecimiento. Su economía se basa en el turismo y es un país rico, con
abundancia de diamantes, los más grandes del mundo. También es el país con
mayor cantidad de elefantes de todo el planeta. Y los recursos se invierten en
salud y educación.
- Y finalmente
llegó a Ruanda.
- Así es. En 2020 me fui al Mukura Victory Sports, en
Ruanda. En general, los torneos en África son en general de 16 equipos y se
juegan a dos rondas, pero por el Covid, acá se jugó un torneo corto tal como
sucedió en Argentina. Previamente, los jugadores fueron vacunados, y
permanecieron los cinco meses en una burbuja.
Mi equipo se concentraba en un convento de monjas alejado de la ciudad,
donde salían únicamente para entrenarse y jugar los partidos. Se nos realizaban tres test por semana.
- Parece todo
muy ordenado.
- Ruanda sufrió
un genocidio en 1994 donde murió un millón de personas en tres meses por una
pelea tribal entre los Hutu y los Tutsi. Mis ayudantes y dirigentes eran chicos
en aquel tiempo, pero contaron esa dura experiencia de ver cadáveres tirados en
las calles, y entre ellos, los de sus familiares. El actual presidente, que en
esa época era un joven político, ayudó a la pacificación junto a los gobiernos
de Estados Unidos e Inglaterra, y pudieron cerrar la grieta entre tribus (algo
que no sucede en Argentina) y sacar al país adelante. Hoy es uno de los países de mayor crecimiento
en el continente. En agradecimiento a
esos países empezaron a estudiar y hablar en inglés, y es por eso que todos los
ruandeses hablan francés, inglés y kinyarwanda, que es el idioma materno de sus
tribus.
- Y también hubo
un crecimiento económico.
- Los robots te
reciben en el aeropuerto, te escanean, te toman la temperatura y de hecho, se
ven en los hospitales para ayudar a los médicos. Lo que hacen es entrar a las
habitaciones acercando medicamentos, comida o algo y además son computadoras,
con un análisis de todos los pacientes que están internados por el Covid, pero
básicamente ayudan a los médicos a no estar en contacto con los pacientes.
Tenemos muchos menos casos de Covid que en Argentina., Hay unos 700 casos
diarios. Acá llega la vacuna Pfizer, en estos días me daré la segunda dosis, y
desde el genocidio hay un fuerte control en las calles, policial o militar, por
lo que la gente está educada de esa forma. A las 18 todo el mundo tiene que
estar de vuelta en sus casas hasta las 4 de la mañana, a las 17 cierran los
comercios, y es por eso que el Covid no se propagó tanto en este país. Es un
país muy seguro. A partir del genocidio hubo un cambio de mentalidad, con
tantos familiares muertos, eso hizo unir al país, respetar a la policía, a las
leyes y es por eso que en tan pocos años, desde 1994, hay un fuerte crecimiento
económico y de desarrollo.
- ¿Cómo son sus
próximos pasos?
- Tuve la suerte
de vivir en distintas ciudades como Los Ángeles y Nueva York en Estados Unidos,
y en grandes capitales africanas como Johannesburgo, Nairobi, Lagos, Gaborone y
Kigali. Y después de haber dirigido a
seis equipos profesionales en cinco países distintos de África, creo que llegó
la hora de cambiar. Tuve proposiciones de selecciones exóticas como Brunei,
Timor Este o Nicaragua pero por distintos motivos, no se pudo dar. Actualmente
estoy libre y recibo nuevas propuestas que las estoy analizando, y no descarto
volver a nuestro país en un futuro, o a Sudamérica ya que creo que mis
experiencias pueden beneficiar a cualquier equipo.
- ¿Cuáles fueron
los mayores desafíos para trabajar en el fútbol africano?
- Todos los países
tienen sus propios rituales. Los respeto, y como jefe de grupo les doy lugar a
hacerlo pero particularmente no creo en eso porque si no, cualquier selección
africana seria campeona del mundo. No
creo en cábalas. Creo en Dios y en mi trabajo. Acá, todos los equipos tienen
sus rituales. Para mí no es sorpresa ver que el equipo rival se arrodilla en la
línea del gol bajo el travesaño abrazados y rezan juntos como para impedir que
la pelota entre. A veces ves al utilero tirando algún líquido en el pasto o en
las redes, o velas en algún vestuario. Ahí yo tomo la decisión de no entrar y
nos cambiamos por ahí. Nos cambiamos en el bus, en el colectivo, o en el hotel
antes de salir.
- ¿Alguna
anécdota sobre estos rituales?
- Veníamos en la
ruta y de golpe hacen parar el micro y yo pregunto (voy sentado adelante) por
qué y era porque me piden por favor si pueden bajar a juntar el excremento de
los elefantes para preparar el líquido que después tiran en las canchas. Yo les
dije que sí porque realmente era pintoresco. En Argentina te dicen “te meó un
elefante”, justo lo contrario, pero les
di permiso aunque no creo en eso. Bajaron, lo juntaron con unos cartones de las
botellas de agua y lo pusieron en el baúl del micro. También a veces cambian
los uniformes (yo creo que eso pasa inclusive en la Argentina).
- ¿Es barato ir
al fútbol allí?
- Es accesible.
Ir a la cancha saldrá un dólar y por eso, los estadios se llenan. Las plateas
son un poco más caras, aunque ahora por el Covid tuvimos que jugar este torneo
con un aforo mínimo. Yo tuve suerte porque me fue bien en todos lados, entonces
soy querido y hasta me hacen canciones, a las que les dicen “El Zapata Dance”.
Te lo hacen sentir en la calle, la gente, los hinchas y a cada rato. Nos une la
misma pasión. La gran diferencia es que no hay barras bravas. Acá son hinchas
fanáticos pero no al nivel de Argentina.
- En el fútbol
argentino hay muy poca tradición de jugadores africanos.
- Debido a como
se juega en Argentina actualmente, es muy difícil ver africanos salvo algunas
excepciones. Inclusive a los mismos
argentinos que regresan de Europa les cuesta mucho. El proceso de adaptación es
muy difícil, y les resulta más fácil adaptarse al futbol europeo.
- Héctor Cúper,
un ex Huracán como usted, acaba de ser contratado como DT de la selección de
Congo…
- Con Cúper no
tengo contacto, él dirigió en Egipto, y ahora Congo. Tuve la suerte de jugar en
contra de Johan Neeskens, y eso para mí fue maravilloso porque recordaba de
chico haber visto los mundiales de 1974 y 1978 y él es un icono del fútbol
holandés.
- ¿Cómo
repercuten en África las figuras de Diego Maradona y Lionel Messi?
- Son fanáticos
de los dos. De hecho, el PSG tiene una escuela de fútbol para niños en Ruanda,
que auspicia en su camiseta (“Visit Ruanda”) y en la del Arsenal, o sea que con
Messi, la idolatría va a crecer mucho más. Ellos siguen la liga inglesa y las
locales y obviamente por eso, los jugadores más conocidos de Argentina son
Carlos Tévez o Juan Sebastián Verón.
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