- Usted era
considerado uno de los mejores extremos en los años setenta…
- Sí, i historia
en el fútbol es muy bonita. Mi debut en la Primera de Boca se produjo muy
pronto, tuve mucha suerte. Yo fui un producto de “La Candela”, donde se
formaban las divisiones inferiores. Llegué muy chico, a los once o doce años y
después ascendí a la Primera en una especie de dupla con Osvaldo Potente y con
mi gran amigo Roberto Mouzo. Solemos coincidir en un gripo de Facebook en el
que rememoramos viejos tiempos y hablamos de los asuntos actuales de Boca.
- En una
reciente entrevista, Carlos María García Cambón dijo que Potente fue el mejor
jugador que vio en su vida. ¿Era tan así?
- Osvaldo fue un
jugador de un talento tremendo, tenía ojos en la nuca. “El Cabezón” veía el
fútbol de otra manera, tenía una tremenda facilidad para jugar. De García
Cambón de acuerdo siempre su debut en un Superclásico en el que metió cuatro
goles y en la Bombonera. Le ganamos a River 5-2 y yo metí el otro gol.
- Ese equipo
jugaba un fútbol muy agradable pero nunca salió campeón. ¿Por qué cree que
pasó?
- El fútbol que
generamos fue espectacular, incluso tuvimos una racha de muchos partidos sin
perder. A mí me tocó debutar en 1970 en un equipo que fue campeón del Nacional
de ese año pero después, otros títulos no llegaron aunque estuvimos varias
veces cerca. A mí me aconsejaban mucho grandes estrellas de Boca como Silvio
Marzolini, Antonio Rattín, el peruano Julio Meléndez o Ángel Rojas. Creo que
nos faltó suerte, Incluso tuvimos a un gran goleador como Hugo Curioni, Raóm
Ponce y yo éramos los dos punteros,
Potente de diez, una gran defensa. Era un equipo muy completo.
- Se recuerda
mucho un gol de taco que usted le hizo a Huracán en Mar del Plata. Una especie
de escorpión…
- Sí fue en el
torneo de verano y en el estadio San Martín, tirado hacia adelante y como
llegué antes que la pelota, le di de taco entrando en diagonal, y la pelota se
elevó y se le metió al arquero por arriba. Fue por simple recurso y terminó
siendo uno de los goles más recordados y seguro que uno de los mejores que hice
en mi vida.
- Era una época
en la que abundaban los extremos.
- Así es, había
grandes “wines” como Santiago Santamaría en Newell’s Old Boys, que podía jugar
por los dos costados, estaba Ponca, compañero mío en Boca, o también Oscar
Ortiz, que era un jugadorazo y fue campeón mundial en 1978.
- Usted formó
parte de la primera selección argentina de César Luis Menotti en 1974, pero no
pudo jugar ningún Mundial, ¿por qué?
- Sí, yo formé
parte de aquella selección argentina que empató 1-1 contra España el 12 de
octubre de 1974 en el Monumental y que fue el inicio de su ciclo, pero ya había
estado en otros equipos anteriores, como por ejemplo en la Minicopa de 1972,
que se organizó por los 150 años de la independencia de Brasil y en la que salimos terceros. Aquel equipo
brasileño, con Pelé y en México 1970, creo que fue el mejor de todos los
tiempos. Tambén tuve a varios compañeros que luego fueron campeones del mundo
en 1978 en el torneo de Cannes de 1972, que ganamos. No estuve en el Mundial
1978 aunque Menotti me quería, porque en aquellos tiempos sólo uno o dos
jugadores podían venir desde afuera, no era como ahora. Los únicos que más o
menos formábamos parte éramos Mario Kempes, que estaba en el Valencia, o yo,
que jugaba en el Sporting de Gijón. Luego pude estar para España 1982, e
incluso formé parte de algunos partidos de ese segundo ciclo, pero hubo un
problema con una cláusula de mi contrato, que decía que el club podía no
cederme a la Selección hasta que terminara la temporada en mayo si me
necesitaba, y César quería concentrar a los jugadores desde mucho antes.
- Entonces que
estuvo bien cerca de jugar el Mundial 1982.
- Así es,
incluso Menotti fue uno de los mejores directores técnicos que tuve, pero fue
un problema de tiempos y de necesidades. Hoy todo cambió y los clubes están
obligados a ceder a los jugadores, pero antes no era así. Recuerdo que una vez
Boca no le quiso ceder a los jugadores a la Selección porque los necesitaba
para determinados compromisos.
- O sea que en
esos años, usted coincidió con Diego Maradona.
- Claro, yo
jugué con Diego. Venía a buscarme a mi casa para ir juntos a los entrenamientos
de la Selección en esos años porque él venía de Devoto y yo, cuando venía a
Buenos Aires, vivía en la zona de Avenida San Martín cerca de la General Paz.
Incluso me llevó más de una vez a La Candela, donde se entrenaba Boca. Me
generó mucho dolor su muerte.
- Siendo usted
un ex “wing”, extrañará que ahora haya tan pocos…
- Sí, el fútbol
mundial cambió mucho. Los wines se convirtieron en carrileros, en interiores, pero
los wines siguen siendo muy importantes para desequilibrar en el uno contra
uno.
- Le gusta la
idea de la nueva forma de entrenarse en La Masía del Barcelona, desde ahora,
buscando extremos que desarrollen el uno contra uno, entonces…
- Claro que sí, La
Masía tuvo la suerte de haber tenido al mejor jugador de todos los tiempos,
Lionel Messi, así como a Andrés Iniesta y a Xavi Hernández. Junto a “La
Fábrica” del Real Madrid, son los grandes formadores de jugadores de España.
Sacan jugadores de mucha calidad y hoy hay muchos clubes que se preocupan por
el estado de las canchas. Antes jugábamos con canchas muy poceadas.
- ¿Le gusta el
fútbol que se juega hoy?
- Hay equipos
que practican un fútbol espectacular como el Bayern Munich, que es una máquina,
o el Manchester City que conduce Pep Guardiola, un filósofo del fútbol que
quiere jugar a un toque.
- ¿Sigue al
fútbol argentino?
- Sí,
especialmente a Boca. Veo los partidos importantes y me entero de cosas leyendo
la prensa argentina por internet. Lo que noto es que hay un problema con la
falta de continuidad de los jugadores. Boca anda con altibajos en estos
tiempos. Pero como River, es un club ganador. Son los dos clubes más
importantes de la Argentina, como Real Madrid y Barcelona aquí en España,
aunque ahora se sumó el Atlético de Madrid. Yo veo muchos partidos por TV y
aquí voy bastante a “El Molínón”, el estadio del Sporting de Gijón, que se
encuentra en Segunda, una categoría muy difícil y competitiva porque hay nos
diez a doce equipos que ya jugaron en Primera y todos quieren ascender y por
temporada hay sólo tres ascensos.
- Usted es un
auténtico ídolo del Sporting.
- Creo que sí,
creo que me quiere todo el mundo aquí. Yo llegué desde Boca para la temporada
1975/76 con la idea de quedarme uno o dos años porque mis padres querían que yo
fuera a la Juventus, por ser hijo de italianos.
- Pero no jugó
allí…
- No, pese a que
tanto mi padre como el presidente de Boca de entonces, Alberto J. Armando,
quería que jugara en Italia, y estaba haciendo los papeles para ir, aunque mi
pasión siempre fue Boca. En esos tiempos no era fácil ir a Italia porque sólo
había dos cupos de extranjeros por equipo, los llamados “oriundos” pero tuve la
desgracia de que yo llegué en agosto a España y el 27 de septiembre, un día
antes de que mi padre iba a venir para acá y tenía todos lo contactos, falleció
de un infarto. Entonces me quedé en Gijón, que me abrió las puertas de par en
par, con una calidad humana impresionante tanto en sus dirigentes como en su
afición y hoy me considero un hijo de esta ciudad y además, tengo la suerte de
estar en el Once Ideal del equipo de todos los tiempos.
- Compartió
equipo con varios argentinos.
- Así es. Los
dos centrales eran Ricardo Rezza y Víctor Doria, y conmigo llegó Mario Killer,
que también era jugador de la selección argentina. En la temporada 1975/76
estuvimos a punto de ganar la liga pero hubo manos negras que lo impidieron por
ser un equipo chico y fuimos segundos, y por aquellos años también jugamos dos
finales de Copa, que perdimos una ante el Barcelona en el Vicente Calderón y la
otra ante el Real Madrid, en Valladolid, las dos veces por la mínima. También
tuve de compañero a mi hermano Oscar, que después de dos años se fue al
Levante, luego al Castellón y regresó a la Argentina, aunque luego se volvió a
vivir a España.
- Raro que no lo
hayan querido contratar desde los equipos grandes españoles con sus desempeños.
- No, sí que me
querían, se hablaba mucho del Real
Madrid y también se habló del Barcelona, pero al ser de los socios, ellos se
manifestaban siempre en contra de que me transfirieran y no había caso de
salir. El único que salió, fue Enrique Castro, “Quini”, que se fue al
Barcelona.
- Aquél centro
delantero que fue secuestrado en 1981…
- Sí, aquello
fue una conmoción, ya estaba jugando en el Barcelona cuando ocurrió. Fue un
gran goleador, en una época en la que los había excepcionales, como (Carlos)
Santillana, del Real Madrid. De los mejores de la historia. Tengo la suerte de
haber sido el mayor asistente de goles de Quini, sólo que en aquellos tiempos
eso no se contabilizaba. Hoy esas asistencias se contarían de otra manera.
- Su condición
de ídolo llegó a tal punto que usted aparece en la película que ganó el primer
Oscar para el cine español, “Volver a empezar”. Con Antonio Ferrandís y Encarna
Paso y en la que el protagonista regresa del exilio y asiste a un partido del
Sporting, donde había sido volante.
- Sí, es una
película de José Luis Garci en la que se ve un partido del Sporting y salimos…
- Así es, pero a
usted se lo menciona especialmente.
- Tuve esa
suerte, sí.
- ¿Cómo fue si
vida una vez que dejó el fútbol?
- Tenía unas
tiendas de deportes y me dediqué por unos años a dirigir a juveniles. Saqué el
carnet de entrenador, que luego se convirtió en un título superior. Siempre
trabajé en Asturias aunque tuve la posibilidad de ir a Granada o Valencia pero
no nos pusimos de acuerdo. También hago asesorías sobre fútbol para ojeadores
de distintos clubes de Italia y el sur de España y escribo artículos para el
diario “El Comercio” de Gijón, el más antiguo de la ciudad. Estoy jubilado
desde hace más de una década porque tuve un infarto de miocardio.
- ¿Cómo está hoy
el fútbol español?
- Se está
reformando y en especial, la selección. Luis Enrique hizo un cambio to9tal por
un recambio generacional porque muchos terminaron su ciclo por una cuestión de
edad y los nuevos son muy jóvenes aunque muchos ya son titulares y les falta
experiencia. Muchos equipos en Europa se están renovando. Lo más brutal fue lo
de Italia, que dejó a los dos centrales, Bonucci y Chiellini, pero el resto es
muy joven y ganó merecidamente la Eurocopa. A Francia también la veo como gran
candidata por los jugadores extraordinarios que tiene, entre ellos Mbappé.
- Después de
haber visto la Eurocopa, ¿qué lugar le asigna a la selección argentina en el
próximo Mundial de Catar?
- Muy alto. Creo
que también Argentina dio en la clave para la renovación de jugadores con un
director técnico que supo hacer el cambio pese a la prensa, en la que todos son
entrenadores. Este equipo no es “Messi y diez más” y aunque Lionel sea súper
importante, se puede recostar en un conjunto en el que todos trabajan y él
colabora, además de que en cualquier momento puede encender la lámpara. Después
de conseguir la Copa América y nada menos que en el Maracaná ante Brasil, ahora
sí se puede sentir más poderosa, sin sacar los pies del suelo, claro.
-
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