domingo, 12 de septiembre de 2021

La extraña salida de Gonzalo Belloso de la Conmebol tras el escándalo del suspendido Brasil-Argentina (Once-Perú)


 

Apenas habían pasado cuatro días del escándalo de la suspensión del partido entre las selecciones de Brasil y Argentina a los cinco minutos del primer tiempo por la clasificación al Mundial de Catar 2022, y ya se produjo la primera gran consecuencia, con la sorpresiva salida de la Conmebol de una de las dos personas de máxima confianza de su presidente, Alejandro Domínguez, nada menos que el argentino Gonzalo Belloso, secretario general adjunto y director del área de Desarrollo de la institución.

Belloso había ingresado en la Conmebol en enero de 2016 y fue reemplazado como secretario general adjunto por su compatriota y ex arquero de la selección campeona del mundo en México 1986, Nery Pumpido, lo que no es un movimiento más, sino que encierra toda una cuestión política.

Hay una coincidencia general en que nadie que ocupa lugares tan altos en una institución como la Conmebol, que mueve fortunas (y más el área de Desarrollo, que recibe los altos fondos de la FIFA desde Zurich para proyectos de construcción de estadios, de planes para países en desarrollo, torneos juveniles, congresos y cursos),  y que cobra suculentos salarios y viáticos en dólares, renuncia y se va dejando dos cargos tan apetecibles, salvo razones de fuerza mayor.

Y más allá de que a las pocas horas de que se anunciara formalmente la salida de Belloso maquillándola con los habituales deseos de suerte en sus nuevas actividades o los agradecimientos del dirigente por “todos estos años”, ya era recibido en las redes sociales por la agrupación política “Raza Canalla”, que disputará la presidencia de Rosario Central en 2022, lo cierto es que, según afirmó el notable ex arquero paraguayo y en juicio con Alejandro Domínguez, José Luis Félix Chilavert, el argentino fue cesado por la Conmebol el miércoles pasado y ya el jueves no tenía posibilidades de ingresar por la puerta de la entidad en la sede de Luque.

Según fuentes muy cercanas a la Conmebol, la salida de Belloso está lejos de ser lo que formalmente se dice, acerca de que él ya lo tenía planificado para dedicarse a la política interna de Rosario Central (club en el que jugó como delantero en tres ciclos distintos) sino que se debe a una durísima discusión con el director del área de Competiciones de la entidad continental, el brasileño Frederico Nantes, que no es otro que el que se puede observar en cada sorteo de las copas Libertadores o Sudamericana, encargado de mostrar los papelitos con los equipos.

Esta discusión en duros términos, por la que Belloso pidió la renuncia del brasileño, tampoco tuvo nada de casual a tres días de un escándalo como el del partido Brasil-Argentina, cuando el caso ya está en la FIFA a punto de que terminen los seis días hábiles de vista a cada federación (CBF y AFA) antes de que se pase a la instancia jurídica siguiente y cuando el argumento de los locales acerca de lo ocurrido el domingo en San Pablo pretende relacionar la suspensión con que la selección argentina vulneró la reglamentación sanitaria vigente porque sin el permiso de excepción de la agencia estatal ANVISA, cuatro jugadores argentinos de la Premier League participaron del inicio del partido cuando al provenir de Inglaterra (país considerado problemático por la pandemia del coronavirus) debieron quedarse en el hotel haciendo cuarentena, además de sostener que la delegación mintió al no comunicar en el formulario que en los últimos catorce días habían estado en ese país del Reino Unido.

Uno de los temas más calientes que aparecieron en el pulso entre Belloso y Nantes es que el primero fue quien estuvo en comunicación permanente, y asesorando en cada punto al presidente de la AFA, Claudio “Chiqui” Tapia, acerca del proceder de la delegación argentina en San Pablo, quien consiguió que la FIFA y la Conmebol respaldaran que los cuatro jugadores (Cristian Romero y Giovani Lo Celso del Tottenham Hotspur, y Emiliano Martínez y Emiliano Buendía, del Aston Villa) fueran habilitados para jugar, y quien luego aconsejó que el equipo se retirara al vestuario cuando se produjo la inmediata suspensión luego de que ingresara al césped un representante de Anvisa y que motivó que el veedor del partido, el colombiano Juan Alejandro Hernández, colocara en su informe para Zurich que se trató alguien “ajeno” al mundo del fútbol, lo cual podría perjudicar a la CBF, debido a que Brasil oficiaba como local.

A las pocas horas de su salida de la Conmebol, ya se hablaba del brasileño Nantes como probable sucesor, aunque el argentino habría pedido,  conocedor de esta situación, antes de su salida, que al menos se nombrara  a un ex futbolista,  y aunque en principio se barajaron los nombres del chileno Clarence Acuña (de buena imagen en la institución y con habitual participación en cursos de capacitación y en el otorgamiento de licencia de clubes y de licencias PRO para entrenadores), del paraguayo Diego Gavilán (quien acaba de ingresar a las divisiones inferiores de Cerro Porteño pero del que se desconocen sus dotes diplomáticas) y hasta del uruguayo Diego Lugano (quien va creciendo en el organigrama dirigencial sudamericano con el poder que tiene en el fútbol de su país y por su cercanía con el fútbol brasileño al ser símbolo del San Pablo), finalmente el elegido fue Nery Pumpido.

Si quien fue eyectado de la Conmebol fue Belloso y no Nantes se debe, según las mismas fuentes, a la influencia que ejerció sobre Alejandro Domínguez su otra persona de confianza, la abogada también paraguaya Montserrat Jiménez, quien le habría hecho ver el problema de enfrentarse a la CBF, con la que el presidente de la entidad sudamericana tiene estrechos vínculos, y más aún , cuando la relación con la AFA no atraviesa su mejor momento desde hace varios años, de allí el enojo de Nantes con Belloso, por haberla intentado ayudar en todo momento el pasado domingo.

Belloso había pedido la renuncia de Nantes porque éste -considerado hombre del defenestrado ex presidente de la CBF, Marco Polo del Nero (un Marco Polo que no viaja porque si sale del país puede ser interceptado por Interpol debido al FIFA-Gate), quien sigue conservando el poder en las sombras en el fútbol de Brasil- había presionado para que el partido del domingo se reanude, tal como indica entre las posibilidades el reglamento de la FIFA, y a tono con las exigencias de las empresas dueñas de los derechos televisivos.

Sin embargo, para la AFA no es tan claro que el reemplazo de Belloso por Pumpido sea un alivio. Si el primero siempre fue muy cercano a Domínguez, al menos representaba un salvavidas para Tapia al ocuparse de las cuestiones logísticas y burocráticas como en los hechos de San Pablo del domingo cuando el mandamás del fútbol argentino tiene desde hace tiempo una relación fría y distante con el de la Conmebol.

Tras el fallecimiento de Julio Grondona a fines de julio de 2014, el fútbol argentino se quedó sin representación formal de importancia en la Conmebol, especialmente cuando en 2016 la AFA fue intervenida por la entidad sudamericana y la FIFA, hasta que Tapia asumió tras el llamado a elecciones, en marzo de 2017.

Desde entonces, el nuevo presidente de la AFA intentó acercarse a Domínguez por todas las vías posibles para recuperar algunas posiciones en el mundo del fútbol, sabiendo de antemano que resultaría imposible, por años, llegar a donde Grondona, que alcanzó a ser el vicepresidente senior de la FIFA, como número dos del suizo Joseph Blatter.

La suerte hizo que Tapia consiguiera ser el representante de la Conmebol ante el Consejo Ejecutivo de la FIFA cuando un asunto interno derivó en la renuncia a ese cargo (rentado y en dólares) por parte del ex presidente de la Asociación Uruguaya (AUF), Wilmar Valdez. Pero le duró muy poco. Durante la disputa de la Copa América de Brasil en 2019, el presidente de la AFA llevó a los niveles más altos la indignación del arbitraje del ecuatoriano Roddy Zambrano en la noche en que la selección argentina fue eliminada por la brasileña en el estadio Mineirao, en la semifinal, cuando dos claros penales ni siquiera fueron al VAR.

Tapia presentó una incendiaria carta a la Conmebol, dirigida a Domínguez, con duras quejas y el pedido de renuncia de la presidencia del Comité arbitral del brasileño Wilson Seneme (quien también es apoyado por la FIFA) y no sólo eso: el día de la final entre Brasil y Perú en el Maracaná de Río de Janeiro, el presidente de la AFA hizo circular entre la prensa amiga una versión de que su entidad podría abandonar la Conmebol para irse como invitada a la UEFA, haciendo creer que la selección argentina había sido invitada a jugar la Eurocopa, aunque desde la entidad europea desmintieron rotundamente esta especie a este periodista, al citar con extrañeza que acaso la confusión pudo deberse a que la invitación fue a la dirigencia a presenciar partidos en el palco.

De regreso de la Copa América, Tapia fue citado a la sede de la Conmebol en Luque, donde se le comunicó que había perdido su cargo recientemente otorgado en Zurich.

Acaso por todo esto, Belloso era fundamental para Tapia porque se trataba del único puente con la Conmebol al más alto nivel, algo que ya no es tan claro con Pumpido, al menos, si se toman en cuenta las diatribas que parten desde su amigo y ex compañero en México 1986, y ahora panelista de ESPN, Oscar Ruggeri, acerca de que la AFA no está interesada en proteger a los jugadores que ganaron los dos títulos del mundo (el de ellos y el de 1978). “No puede ser que haya jugadores que ganaron títulos del mundo y no lleguen a fin de mes. Es ahora cuando la AFA debería pagarles”, afirmó.

Pumpido ya era asesor de Domínguez en la Conmebol, y daba cursos y charlas y la entidad lo convocaba en los últimos años para todo tipo de eventos. Su relación con el presidente de la entidad sudamericana comenzó cuando fue el director técnico de Olimpia en 2002 y ganó su tercera Copa Libertadores, en momentos en que el titular del club de Asunción era Osvaldo Domínguez Dibb, el padre de Alejandro.

El cargo de secretario general adjunto de la Conmebol, entonces, pasa de argentino a argentino y de olimpista a olimpista, porque Belloso, el saliente, también supo construir un vínculo con los “franjeados” de Asunción después  de su paso como jugador entre 2004 y 2005.

Gonzalo “Pejerrey” Belloso (nacido en la ciudad de Santa Fe el 30 de marzo de 1974), fue un aceptable delantero que debitó en Rosario Central en 1993, aunque regresó entre 2003 y 2004 y otra vez en 2006, y pasó por otros equipos como Colón, Lanús (donde ganó la Copa Conmebol en 1996), Racing, Racing de Estrasburgo (donde obtuvo la Copa de Francia en 2001), Cruz Azul de México y Zamora de España, y se retiró en 2008.

Su casamiento con la abogada Carolina Cristinziano, de muy estrecho vínculo con la barra brava de Rosario Central, terminó siendo estratégico porque le fue permitiendo escalar en los niveles dirigenciales, cosechando apoyos políticos y deportivos hasta crear la agrupación interna “Raza Canalla”, con la que ahora pretende presentarse a elecciones como candidato a presidente en 2022, llevando a Miguel Russo, ex entrenador del club y recientemente de Boca /y con un hijo en el plantel de primera división) como manager,

Por eso, no resultó extraño que a las pocas horas de dejar la Conmebol fuera recibido por hinchas de Rosario Central en las redes sociales, al incorporarse rápidamente a la política interna como opositor al actual presidente Rodolfo Di Pollina. Incluso hay quienes sostienen que sus aspiraciones mayores son a la presidencia de la AFA.

https://twitter.com/SoyUnBando/status/1436035117374390274

Carolina Cristinziano llegó a ser uno de los cuatro miembros de la comisión interventora que Conmebol y FIFA colocaron en la AFA en 2016 y no hubo nada de casualidad. Ese apoyo de la entidad sudamericana estuvo basada en la amistad que hizo su marido con Cristian “Grillo” Domínguez, el hermano de Alejandro (ahora a cargo del departamento de fútbol del club), e hijo de Osvaldo, cuando fue futbolista de Olimpia entre 2004 y 2005, lo que generó que al poco tiempo de colgar los botines fuera convocado en 2009 como gerente deportivo, durante la presidencia de Eduardo Delmas.

En 2010, Belloso dejó su cargo en Olimpia para ser manager de Rosario central hasta 2012, que coincidió con el ascenso del equipo a la Primera División, pero otra vez regresó a Asunción en 2014 cuando fue contratado como asesor deportivo de la Asociación Paraguaya (APF), y luego, ascendido a secretario técnico, hasta que en 2016 se incorporó a la Conmebol y fue secretario general adjunto desde 2019 y mantuvo también la dirección del área de Desarrollo.

Más allá de ser el creador del programa “Evolución” durante su gestión, Belloso era considerado una de las personas de más estrecha confianza de Domínguez y uno de los pocos que conoce al dedillo los pormenores de escándalos como los del VAR, la burbuja durante la pandemia, los dineros del FIFA-Gate “recuperados” o el accidente que costó la vida a casi la totalidad del plantel de Atlético Chapecoense.

Su actual vínculo con la barra brava de Rosario central es indudable. Si ya en Rosario se decía que tenía negocios conjuntos con el jefe de los ultras, “Pillín” Bracamonte –estuvo preso por lavado de activos-, el 19 de enero pasado, los hijos de ambos, que pasaban juntos sus vacaciones en Mar del Plata, fueron protagonistas de un incidente en una discoteca, cuando huyeron en su coche tras agredir a un joven de 20 años.

En efecto, Matías Belloso, actual jugador de Arsenal de Sarandí de Primera División argentina, e hijo de Gonzalo,  y Andrés Guillermo Bracamonte, hijo de “Pillpin”, atacaron al joven Matías Montín con un botellazo en la cabeza en la discoteca ”Ananá”, de Mar del Plata, y huyeron en un BMW junto con una chica (que no fue imputada) y otro muchacho, Gabriel Galvano.

Para el fiscal Pablo Cubas existen suficientes pruebas para acusar a los tres, pero en especial Belloso y Galvano, de 23 años, y que conducía cuando el coche fue interceptado por la Policía en el peaje de una autopista.

Montín recibió al menos un golpe en la cabeza que le produjo una contusión y un coágulo, y tras ser asistido por una enfermera del lugar, fue derivado en una ambulancia al Hospital privado de la Comunidad (HPC). Al día siguiente, acaso consciente de su cargo en la Conmebol, Gonzalo Belloso acompañó a su hijo a entregarse a la Policía.

 

 

 

 

 


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