Apenas 20 días antes del amistoso que significará la
revancha de la final del Mundial, Gerardo “Tata” Martino, que había dirigido al
Barcelona en la pasada temporada, fue presentado como nuevo entrenador de la
selección argentina, en reemplazo de Alejandro Sabella, en una muestra del caos
institucional que vive el fútbol argentino inmediatamente después de Brasil
2014.
El presidente de la AFA, Julio Grondona, además
vicepresidente primero de FIFA y uno de los dirigentes más poderosos del fútbol
mundial, estaba dispuesto a tratar de convencer a Sabella para que siguiera en
el cargo, tras el aceptable segundo puesto en el Mundial, pero se encontró con
la negativa del entrenador, por estar “desgastado” lo obligó a pensar en un
“Plan B”, aunque su intempestiva muerte dejó todo en el aire por varios días,
ante el total desconcierto general de la dirigencia, acostumbrada a que todo
fuera decidido por el veterano caudillo, quien había transmitido a las personas
de su confianza que entonces había que recurrir a Martino.
En menos de un mes, desde que terminó el Mundial, el
fútbol argentino se había quedado sin entrenador, sin presidente, pero no es
todo: también, sin representación en la FIFA, en la Conmebol, y sin la
candidatura al Mundial 2030 que en principio, iba a organizar junto al Uruguay,
debido a que Eugenio Figueredo, uruguayo que reemplazó a Grondona en la
vicepresidencia de la FIFA, inmediatamente afirmó que eso no es posible.
En estas condiciones es que los dirigentes que
quedaron en la AFA, acostumbrados al mandato de Grondona desde 1979 (35 años en
el poder con nueve períodos presidenciales consecutivos), trataron de arreglar
el contrato de Martino como nuevo entrenador de la selección nacional, para lo
cual hubo que buscar la manera de terminar también con el ex director técnico
campeón mundial 1986 y subcampeón en 1990, Carlos Bilardo, que ocupaba el cargo
de manager y que no era compatible con Martino, mientras se sigue buscando la
solución al manejo de los juveniles, por ahora a cargo de Humberto Grondona,
controvertido hijo del fallecido Julio.
Martino no tuvo un gran año en el Barcelona, en el
que no obtuvo ningún título en la pasada temporada, y aunque en principio
pensaba tomarse un descanso, los dirigentes de la AFA le transmitieron que no
había otro candidato, aunque el entrenador pidió que primero quedara claro que
contaba con la aceptación de Lionel Messi y Javier Mascherano, dos de los
jugadores de mayor peso en el equipo, y a su vez, capitán y subcapitán, debido
a que había existido cierto desgaste con ellos, aunque finalmente lo apoyaron
para su llegada al equipo albiceleste.
El nuevo entrenador también tendrá que lidiar con
algunos elementos con los que ya se había encontrado Sabella en el ciclo
pasado, como el creciente poder de Messi en el equipo, los problemas para
convocar a Carlos Tévez (Juventus) resistido por los jugadores en el ciclo
anterior, o el recambio generacional que seguramente tendrá que ocurrir cuando
pase el primer gran desafío, la Copa América de Chile de 2015.
Una vez finalizado este torneo, la Selección
Argentina deberá afrontar una clasificación para el Mundial de Rusia 2018 en el
que seguramente disminuirán las plazas para el continente sudamericano y con un
peso mucho menor del fútbol albiceleste en el concierto internacional.
A su vez, Martino deberá estar muy atento a lo que
ocurra tanto en el fútbol extranjero, donde se encuentra la gran mayoría de los
jugadores argentinos de mayor cotización, debido a la inmensa ola emigratoria
por la difícil situación económica de casi todos los clubes, obligados a
exportar para obtener divisas.
Para no ir muy lejos, de la pasada temporada a la
actual, el fútbol argentino exportó hasta tres equipos completos de sus
principales figuras y a diferentes mercados, desde Franco Mussis (Dinamarca),
hasta Luciano Vietto o Rodrigo De Paul y Angel Correa (España), hasta Lucas
Orban (Francia), o Juan Sánchez Miño o Carlos Carbonero (Italia), teniendo que
recurrir a jugadores surgidos de la cantera, cada vez más jóvenes, o veteranos
que regresan al país a finalizar sus carreras, o sudamericanos que utilizan
este torneo como trampolín para acceder al mercado europeo.
Desde el Estado, la AFA recibió desde 2009 5.000
millones de pesos (357 millones de euros), provenientes de los derechos de TV,
que llega en abierto a todo el país y en forma gratuita, pero se desconoce
buena parte del destino de esos fondos, que recibía la institución del fútbol
sin rendiciones de cuentas por lo que días pasados, en medio de tanto caos, la
sede de la AFA fue allanada por la jueza María Servini de Cubría, que investiga
el caso gracias a la denuncia de una legisladora opositora, Graciela Ocaña.
El Estado tampoco informó sobre los fondos girados a
la AFA durante estos cinco últimos años porque iban directamente a la
Federación y ésta, a su vez, debía girar a los clubes de acuerdo con el
convenio que había establecido con cada uno de ellos de acuerdo al rating,
popularidad y venta de entradas, todo lo que era contenido por Grondona y no
parece casualidad que el allanamiento de la Justicia se produjera tras su
fallecimiento, debido a la estrecha relación entre el veterano dirigente y el
gobierno de la presidente Cristina Fernández de Kirchner, debido a que en 2009,
el dirigente rompió el contrato que tenía con el grupo mediático Clarín (el más
grande del país) para la emisión del fútbol por TV desde 1991.
Regresando a Martino, la idea de éste es convocar,
para el partido ante Alemania del 3 de setiembre, y por falta de tiempo por un
lado, y como retribución por la buena campaña durante el Mundial por otro, a
los mismos 23 jugadores que participaron en Brasil 2014.
Recién después de este partido, Martino comenzará a
convocar jugadores de acuerdo a su propio criterio, con vistas a los dos
amistosos de octubre, en Pekín ante Brasil, y en Hong Kong ante el seleccionado
local, con el objetivo de la Copa América de Chile de 2015.
La línea de fútbol de Martino (51 años) es bastante
amplia. Si bien suele tener un discurso ligado más a un estilo técnico,
siguiendo la misma línea de lo que él fue como jugador entre fines de los años
setenta y principios de los noventa (un mediocentro muy técnico pero bastante
lento en los desplazamientos), no reniega de la alta presión, de los pelotazos
largos o los contragolpes cuando hace falta, o hasta de “cerrar los partidos”,
colocando en la cancha jugadores de marca, cuando el partido así lo requiere,
lo cual hizo que, como Sabella en el Mundial, tuviera más de un desencuentro con
Messi, en el Barcelona.
Justo en los días previos a su arreglo de contrato
con la AFA, el actual presidente del Barcelona, Josep María Bartomeu,
sorprendió afirmando en una entrevista a una cadena global de la TV, que
Martino “no respondía a la línea de juego del club”.
Algunos analistas del fútbol argentino, si bien se
mostraron de acuerdo con la contratación de Martino para la selección
argentina, también indicaron que tal vez no era el mejor momento para este
entrenador, debido a su mal paso por un Barcelona en declive y con problemas
institucionales, pero no parecía haber otra opción.
Sabella se negó a continuar, Edgardo Bauzá estuvo
concentrado en la Copa Libertadores de América con San Lorenzo, Ramón Díaz, que
se fue siendo campeón con River Plate, se postuló pero no era del agrado de
Grondona, mientras que Diego Maradona dijo en los medios que el indicado era el
veterano César Luis Menotti, campeón mundial en 1978 pero que hace años que no
dirige.
Todo quedó en la nada y finalmente, el elegido fue
Martino, al que apuntaba Grondona como Plan B. En su última aparición en los
medios antes de fallecer, un cronista le consultaba a la salida del edificio de
la AFA si tenía alguna idea en caso de que Sabella no aceptara seguir.
“Si no tuviera un plan, no podría ser presidente de
la AFA, pero esto es como cuando buscas novia. No hay que irlo diciendo”,
afirmó, subiendo a un coche que lo esperaba.
Como cuando asumió en el Barcelona, muchos
confundieron a Martino como continuador de la línea de Marcelo Bielsa, ex
seleccionador argentino entre 1998 y 2004, seguramente porque ambos aman a
Newell’s Old Boys y forman parte del mismo entorno, pero no es así.
Martino no se identifica tanto con el fútbol de
Bielsa. Es menos mecanizado, menos obsesivo, trabaja más en la técnica que en
la táctica y tiene otra relación con la prensa y con los jugadores.
El fútbol argentino, desde agosto de 2014, deberá
acostumbrarse a los nuevos tiempos: un nuevo entrenador, sin el dirigente que
marcó su ritmo por treinta y cinco años, y con la última oportunidad para una
generación de futbolistas que tiene a Messi, Mascherano, Angel Di María o
Sergio Agüero como estandartes.
Alemania, en pocos días, será testigo del inicio de
esta extraña nueva etapa.
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