Tanto el Real Madrid, como el Barcelona y el
Atlético Madrid, los tres equipos que han marcado el camino de la Liga en la
temporada pasada, muy alejados del resto, han hecho importantes movimientos de
arqueros en el verano, en una muestra de la renovación que se producirá para
los próximos tiempos y al mismo tiempo, cierta inestabilidad en este sentido.
Puede decirse que en los tres casos, esta renovación
era más que probable ya desde la temporada pasada por diferentes
circunstancias, y pese a eso, la manera de afrontarla no fue la más planificada
en cada uno de los clubes.
En el caso del Real Madrid, la polémica entre Iker
Casillas, el tradicional titular del equipo desde hace catorce años, con el
entrenador José Mourinho y los problemas que abrieron una grieta (todavía no
del todo cerrada, si nos atenemos a los movimientos en las redes sociales del
propio arquero y del lateral Alvaro Arbeloa, por ejemplo) en el vestuario,
derivaron en un lugar impensado para Diego López cuando el campeón mundial con
la selección española se lesionó en una mano.
La regularidad de López y sus muy buenas actuaciones
fueron generando un problema de difícil solución en el Real Madrid, porque éste
fue adquiriendo una continuidad que Casillas, aún recuperando espacios con la
llegada de Carlo Ancelotti, jugando (y ganando) la Champions League y la Copa
del Rey, no tuvo y que pagó muy caro luego en el Mundial de Brasil.
Cuando todo hacía prever una lógica salida de
Casillas (el Arsenal parecía su destino principal), un golpe de timón, de lo
que se seguirá hablando seguramente en los próximos días en la prensa española,
determinó que todo se invirtiera y que fuera finalmente López el que emigrara
al Milan, aunque llegaron a coincidir, por momentos, y en tensos
entrenamientos, estos dos arqueros con la nueva incorporación blanca, el
excelente jugador costarricense, de notable Mundial y gran temporada en el
Levante, Keylor Navas.
Ahora, Navas llega para colocarse detrás de
Casillas, y ya sin la competencia de López a la vista, en lo que parece el
principio del fin del inconveniente.
No muy distinto, y hasta podría decirse que aún con
mayores dificultades, se manejó el tema de los arqueros en el Barcelona, lo que
sorprende porque en este club, el director deportivo es nada menos que alguien
que ocupó ese puesto y que llegó a ser mundialista y defendió, entre otros, los
colores azulgranas como Andoni Zubizarreta.
El Barcelona sabía que Víctor Valdés se quería
marchar porque fue el propio jugador quien lo manifestó largamente en la pasada
temporada, al punto de no querer renovar su contrato.
Su suplente, José Manuel Pinto, quien nunca contó
con el total beneplácito de los dirigentes y que siempre fue aceptado por la
afición del Barcelona en ese rol, también sabía que su futuro en el club era
más que complicado, debido a que ya pasada la mitad de la temporada circulaba
la información de que el alemán Ter Stegen estaba fichado.
Pero lo que pareció un sinsentido absoluto fue lo que
ocurrió con Pinto cuando Veldés se lesionó y quedó fuera de los partidos
decisivos, cuando a Pinto se le comunicó que no se le renovaría el contrato y
que debería buscarse otro destino, en vez de esperar y darle toda la confianza
necesaria para afrontar una situación tan complicada como la definición de la
Liga, la final de la Copa del Rey ante el Real Madrid, o los cuartos de final
de la Champions ante el mismo rival.
No sólo eso: se sabe que Pinto es uno de los mejores
amigos de Lionel Messi, algo que podía tener peso en el vestuario en el momento
de las definiciones, y para peor, el tercer arquero, que en orden de aparición
quedaba como suplente principal, Oier Olazábal, sólo contaba con dos partidos
oficiales vistiendo la camiseta del Barcelona.
Es decir que nunca se pensó en darle minutos, ni
siquiera en partidos de primeras fases de la Copa del Rey, o en otros en los
que la ventaja en el resultado fuera holgada como para que adquiriera
experiencia.
Finalmente, a Ter Stegen se le terminó sumando el chileno
ex arquero de la Real Sociedad y mundialista en Brasil, Claudio Bravo, mientras
asciende desde la cantera, desde el Barcelona B, Jordi Masip. Todo un cambio de
una temporada a la otra.
Por el lado del Atlético Madrid, luego de años de
utilizar al cedido arquero belga Thibaut Courtois, de excelentes resultados,
debió retornarlo al Chelsea por presión (una vez más) de su actual entrenador
Mourinho, luego de la polémica suscitada durante la semifinal de la Champìons
League, cuando el club inglés presionó para que no jugara ante su equipo
original.
De esta forma, el conjunto de Diego Simeone perdió a
una de sus principales estrellas, pero rápidamente fichó al esloveno Jan Oblak,
proveniente del Benfica, en 16 millones de euros.
Por si fuera poco, los rojiblancos ficharon también,
por 3 millones, a otro muy buen arquero
como Miguel Angel Moyá, del Getafe, que lo reemplazó por Vicente Guaita del
Valencia, que a su vez fichó a Yoel Rodríguez, del Celta.
Cambio total de arqueros, y no sin polémicas, para
la presente temporada en España. ¿Cuánto
hubo de planificación y cuánto de circunstancias?
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