Por fin, cuando mañana a las 13 horas sea presentado en el predio de
la AFA en Ezeiza, Gerardo “Tata” Martino tendrá la ocasión de su vida como
director técnico para demostrar sus intenciones de que la selección argentina
juegue un fútbol que guste y que retorne definitivamente a un estilo que se fue
perdiendo con el paso de los años.
Más allá de si es la persona indicada para el
puesto, pocas veces en la historia de la selección argentina fue tan clara una
candidatura, una vez que Alejandro Sabella le comunicara al entonces presidente
de la AFA, Julio Grondona, justo antes del fallecimiento de éste, sus
intenciones de no renovar el contrato debido al desgaste sufrido durante sus
tres años al frente del plantel albiceleste, aunque especialmente por lo
ocurrido en el Mundial de Brasil.
El segundo puesto en el torneo y un buen ciclo con
más buenos momentos que malos, no pudieron dejar de lado situaciones de mucha
tensión, en especial, el tener que eludir constantemente las explicaciones
sobre las ausencias de Carlos Tévez en las convocatorias o las idas y vueltas
con el esquema táctico durante el Mundial, primero, con el cuestionado sistema
defensivo del partido debut ante Bosnia, con cinco defensores en el primer
tiempo, o las dos férreas líneas de cuatro en las fases finales, que dejaron
demasiado solo, aislado, y sin contacto con la pelota, del astro Lionel Messi.
Martino, entonces, apareció como la única opción
posible para los dirigentes de la AFA, aunque todo se terminó de complicar con
la muerte de Grondona justo en el cruce de los dos entrenadores, y en esos días
turbulentos ante la falta del máximo dirigente, algunos trataron de colocar a
sus candidatos, en especial Miguel Russo (Rosario Central) y Edgardo Bauza (San
Lorenzo), ambos del riñón del bilardismo.
Pero chocaron contra la estructura general de la
dirigencia, que quiso cumplir con los deseos de Grondona de convocar a Martino
como “Plan B”, basados en su experiencia en el Barcelona, sus buenos pergaminos
en Newell’s Old Boys, clubes paraguayos y la selección de ese país y que cuenta
con un equipo de trabajo con larga trayectoria en el trabajo con juveniles.
Martino, como en el Barcelona en la temporada
pasada, deberá trabajar en condiciones externas de cierta turbulencia
institucional. Cuando llegó al club catalán, encontró un equipo en declive, con
los veteranos como Carles Puyol y Xavi Hernández en baja, al propio Messi
enfocado en el Mundial, y un equipo que pasó por muy malos momentos, desde la
reciente muerte del anterior entrenador Tito Villanova, la renuncia del
presidente del club, Sandro Rosell, el affaire del contrato de Neymar, que
acabó en la justicia, y finalmente, la lesión del arquero Víctor Valdés.
La experiencia acabó mal y el Barcelona terminó, por
primera vez en años, con el palmarés vacío, eliminado en cuartos de final de la
Champions League, para colmo ganada por el Real Madrid, sin poder vencer al
Atlético Madrid de Diego Simeone en seis partidos oficiales, perdiendo la final
de la Copa del Rey ante el Real Madrid y la Liga, como local, ante el Atlético.
Al propio Martino no se lo vio en buena forma, con
algunas situaciones duras en lo personal, como el fallecimiento de su padre, y
por haberse arrojado excesiva responsabilidad por la campaña del equipo, si
bien hace pocos días, el actual presidente del Barcelona, Josep Bartomeu, llegó
a afirmar que el técnico argentino “no respondía a la línea tradicional” del
club.
Una de las grandes dudas, a partir de lo ocurrido en
el Barcelona, era si Martino contaba con el apoyo de dos de los jugadores de
mayor peso en la Selección, como Messi y Javier Mascherano, para lo cual hubo
largas negociaciones y un llamado clave final con una persona fundamental del
entorno del atacante, antes de la aceptación.
Otro de los temas fundamentales para Martino se
subsanó enseguida, cuando el director general de selecciones Nacionales de la
AFA, Carlos Bilardo (con quien Martino no comulga) decidió desvincularse debido
a la muerte de Grondona.
El tercer punto estaba relacionado con el manejo de
los juveniles, aunque para Martino, no significaba una traba en este momento
sino a partir de 2015, a sabiendas de que Humberto Grondona viene trabajando
con el seleccionado sub-20 para el Sudamericano de Uruguay clasificatorio para
el Mundial de Nueva Zelanda y para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.
La idea de Martino es que sus colaboradores Jorge
Theiler y Sergio Giovagnoli se hagan cargo de los juveniles una vez que pase el
Mundial 2015 y trabajar ya con miras a 2016, lo cual contaría con la anuencia
del actual entrenador de esa categoría.
Y finalmente, Martino pidió que el actual presidente
de Newell’s Old Boys, Guillermo Llorente, forme parte importante de la Comisión
de Selecciones Nacionales de la AFA, algo que contaría con la aceptación de la
dirigencia.
Martino firmaría contrato hasta 2017 y en el caso de
obtener la clasificación para el Mundial de Rusia 2018, automáticamente se
extenderá hasta que se juegue el torneo
Tiene 51 años y aunque tiene como prioridad en su
estilo la conservación de la pelota y la alta presión, tampoco rechaza los
pelotazos largos ni los contragolpes cuando es necesario. No deja de lado
cierto pragmatismo cuando hace falta aunque prefiere el juego técnico.
Sus grandes desafíos, a partir de ahora, pasan por
recuperar la capacidad ofensiva de la Selección, perdida en la fase final del
Mundial, la posibilidad de compatibilizar a Carlos Tévez con el plantel, y el
manejo de la transición entre los más veteranos que irán dejando de ser
convocados, con los jugadores emergentes de las nuevas generaciones.
En este sentido, la Copa América de Chile en 2015
parece ser el hito para la nueva etapa. Por ahora, Alemania espera en
Düsseldorf para el amistoso del 3 de setiembre, mientras que en octubre, Brasil
y Hong Kong serán los rivales en una mini gira asiática.
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