La decisión de la Conmebol de nombrar como
representante del Consejo de la FIFA al colombiano Ramón Jesurún en vez de
designar a un argentino para ese cargo, termina con 36 años ininterrumpidos,
mal que mal, de represerntación nacional en Zurich, lo cual pinta el momento
que vive el fútbol albiceleste en lo institucional, y por otra parte termina de
cerrar el poder por asalto que por fin va tomando la alianza del Pacífico en el
balompié sudamericano.
Ya en 2015, en nuestro blog (http://sergiol-nimasnimenos.blogspot.com.ar/search?q=conmebol),
comentamos lo que era evidente desde que se produjo la redada de Zurich en mayo
de 2015: el avance del poder del Pacífico en la Conmebol, no sólo harto de las
prebendas del Atlántico (las federaciones de Argentina, Brasil, y Uruguay, que
dominaban la entidad en la que su presidente paraguayo Nicolás Leoz era apenas
un títere de estos intereses) sino que ahora, con el FIFA-Gate y la caída de
toda la dirigencia anterior, aprovechó el momento para instalarse y asentarse
en los sillones de Asunción.
Es más, si no hubiera sido designado Jesurún, de la
Federación Colombiana, habría sido Laureano González, de la Venezolana, pero
éste iba por detrás por el hecho de pertenecer a un fútbol aún en ciernes y en
un contexto político complicado de país, contrariamente a lo que nos dijo en
Mendoza días pasados en una charla que tuvo como testigo al director del diario
Jornada, Roberto Suárez, el presidente de la Asociación Uruguaya Wilmar Valdez,
uno de los hombres más allegados de Sudamérica al presidente de la FIFA, Gianni
Infantino.
Allí en Mendoza, Valdez nos comentaba que no veía
factible que el representante argentino, el actual presidente de River Plate,
Rodolfo D’Onofrio, pudiera perder ese lugar en el Consejo de la FIFA siendo que
la AFA mantenía a su selección nacional como primera en el escalafón mundial de
la entidad internacional, y con una figura como la de Lionel Messi, cinco veces
ganador del Balón de Oro.
Pero Valdez se equivocó en este análisis, acaso
demasiado confiado en que el poder del Atlántico pudiera restituirse con sangre
nueva. No era la primera vez. Ya se había intentado postular para la
presidencia de la Conmebol, con la idea de cambiar, por fin, los derechos de TV
que sigue ostentando Fox Sports, con producciones de Torneos, empresa
involucrada en el FIFA Gate de las coimas por 110 millones de dólares pero que
parece no importar a la mayoría de los dirigentes actuales de la entidad
sudamericana.
Cuando parecía que las cosas podían cambiar en la
Conmebol con una candidatura de un dirigente como Valdez, -muy cercano a
Infantino al punto de que cuando el ítalo-suizo fue electo presidente de la
FIFA saltó y gritó “Uruguay, Uruguay” en agradecimiento por el reencauzamiento
de los votos, que en varios casos iban desde federaciones sudamericanas hacia el
jeque de Bahrein, Salman Bin Ibrahim Al Khalifa-, nuevamente el statu quo se
impuso a último momento, y dejó todo como estaba.
En efecto, Alejandro Domínguez, aún con aspecto
renovador y dando muestras de un lavado de cara de la Conmebol, siguió
manteniendo los mismos derechos y apenas si realizó algunos retoques a la
organización de los torneos sudamericanos desde 2017, agregando ahora otros
equipos para pasar a 44 en la Copa Libertadores y llevándola a un formato anual
con la excusa de que los equipos ganadores llegarán al Mundial de Clubes de
diciembre con mayor competitividad ante los europeos.
Lo real es que poco les importa a los dirigentes
cómo lleguen esos clubes campeones de la Copa Libertadores al Mundial de
Clubes. Tanto es así que si el formato
pasa a ser anual, en el medio del torneo habrá un importante éxodo a Europa
cuando a mediados de año se abra el mercado de la UEFA y los equipos
importantes de Sudamérica se acabarán vaciando.
Los dos hechos que más importan pasan por la
extensión de equipos para televisar más partidos y cobrar entonces más
derechos, y al mismo tiempo generar más huecos para que no moleste la nueva
Liga Sudamericana de Clubes que preside el todopoderoso Daniel Angelici,
titular de Boca Juniors y de muy clara llegada al actual mandatario argentino
Mauricio Macri, al punto de estar en la mira, por su grado de influencia en el
ámbito judicial, de la legisladora Elisa Carrió.
Y es justamente por el poder de la Liga Sudamericana
de Clubes de Angelici (votado por todos menos por River Plate, que se opuso, y
por San Lorenzo e Independiente, que no asistieron, es decir, D’Onofrio,
Marcelo Tinelli y Hugo Moyano, los tres enfrentados políticamente a Boca) que D’Onofrio
quiso lanzarse (aunque finalmente en vano) al Consejo de la FIFA, ahora en
manos del Pacífico.
Así es que como sucede en otros órdenes en cualquier
actividad mundial, la Argentina sigue perdiendo representatividad, en este caso
deportiva, por una pésima dirigencia que no está a la altura y que prefiere
seguir debatiendo temas internos de segundo orden, como ahora le instaló la
propia Conmebol con la elección del sistema para introducir al sexto equipo en
la próxima edición de la Copa Libertadores 2017 para que se sume a Lanús, San
Lorenzo, Estudiantes, Godoy Cruz y el campeón de la Copa Argentina 2016.
Mientras Alejandro Domínguez titubea con que habrá
invitados, para luego decir que nunca lo dijo, y luego afirma que la final de
2017 se jugará como en la Champions League en una sola sede para luego desmentirlo
y decir que se seguirá jugando partidos de ida y vuelta, el fútbol argentino ya
observa con nostalgia aquellos tiempos en los que era escuchado en el concierto
internacional.-
Es que desde 1980 que aunque en dictadura
cívico-militar, el contraalmirante Carlos Lacoste ocupó la vicepresidencia de la
FIFA y fue reemplazado por Julio Grondona ya en el regreso de la democracia, el
fútbol argentino tuvo ocupado su sillón durante 36 años, porque tras la muerte
de Grondona, su lugar lo ocupó interinamente Luis Segura.
Y por si faltaba algo, Infantino sabe bien que el
voto de la AFA hacia su candidatura es más que dudoso, y que si no fuera por
Valdez, muchas cosas habrían tenido otro destino final. Tanto es así, que el
propio presidente de la FIFA fue quien respaldó la llegada de Jesurún al
Consejo.
Mientras la AFA sigue con sus pequeñeces, el
Pacífico ocupa los lugares perdidos por tantos años. Y esto recién comienza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario