domingo, 11 de diciembre de 2016

El Mundial de Clubes, próximo objetivo de un Real Madrid imbatible (Yahoo)




Cuando finalizó el partido de Liga Española contra el Deportivo La Coruña, algún medio ironizó con que había que edificar una estatua de Sergio Ramos en la puerta del estadio Santiago Bernabeu.

Es que tras un final apoteótico, con el triunfo de los blancos 3-2 cuando a pocos minutos del final caían 1-2, encadenaron su partido número 35 sin perder pero mucho más que eso, transmitieron una idea total de invencibles, de que juegue quien juegue en el equipo, pero en especial con determinados símbolos como el propio Ramos y Marcelo, no hay quién lo resista.

La forma tribal en que Marcelo se golpeaba el pecho cuando finalizó el partido ante el Depor, jugado con varios suplentes y con el lateral izquierdo brasileño ingresado en los últimos minutos, transmite una idea de una fuerza muy particular y mucho mejor aún la de Ramos, que cuando parecía que el empate ya era difícil de alterar, las cámaras de TV lo apuntaron en la jugada en base a balón parado, sabiendo que el central es capaz de cualquier cosa cuando todo está a punto de finalizar, como ya ocurrió tantas otras veces. Y Ramos cumplió una vez más con su soberbio gol de cabeza.

Este Real Madrid, que marcha sin derrotas por todas las competencias, sin embargo, tuvo una gran resistencia a mediados de semana en el Bernabeu ante un muy ordenado Borussia Dortmund, que le pudo remontar un 2-0 en contra a partir de un equipo con pretensiones y mucha dinámica, y terminó arrebatándole definitivamente el liderato del grupo clasificatorio para los octavos de final de la Champions League, abriendo un nuevo escenario para los blancos en el torneo continental.

Y precisamente mucho más este partido ante el conjunto alemán que dirige Thomas Tuchel abre un pequeño interrogante sobre cómo afrontará el Real Madrid el próximo reto, el Mundial de Clubes de Japón, cuando ya conoce a su rival del jueves que viene, el América de México, uno de los equipos más grandes del continente norteamericano.

A priori, el América no parece reunir condiciones como para vencer al Real Madrid aunque sí se trata de un club poderoso, que no sólo transita el año del centenario de su fundación, sino que paralelamente acaba de arribar a la final de la liga de su país, en la que deberá enfrentar a los Tigres de Monterrey, finalistas de la Copa Libertadores de América de 2015 ante River Plate.

El América, dirigido por el extrovertido y polémico entrenador argentino Ricardo La Volpe, de cuyo estilo muchos emparentan (creemos que de manera exagerada) con Josep Guardiola o Marcelo Bielsa), tuvo que transpirar mucho en los cuartos de final para poder superar al Jeonbuk Hyundai Motor de Corea del Sur, campeón asiático 2-1, con dos tantos del argentino Silvio Romero, una de las grandes figuras de los norteamericanos, tras ir en desventaja.

El América cuenta con buenos jugadores en todas sus filas, como el portero Moisés Muñoz, defensores como el experimentado paraguayo Miguel Samudio y el argentino Paolo Goltz (que había sido campeón con Lanús) o los delanteros Oribe Peralta (campeón olímpico con México en Londres 2012) y el mencionado Romero.

La Volpe, el entrenador del América, tiene una enorme experiencia ejerciendo el cargo en México, pero en la Argentina ha tenido una dura temporada justamente hace una década, cuando sucedió a Alfio Basile en un Boca Juniors que no sólo era bicampeón nacional sino que se dirigía a su tercera liga consecutiva con 18 puntos en los seis primeros partidos, y en un torneo de diecinueve jornadas.

Basile había saltado a la selección argentina y La Volpe acabó perdiendo ante el Estudiantes de La Plata que dirigía un joven Diego Simeone, cuando a falta de tres partidos llevaba seis puntos de ventaja, pero al terminar el torneo fue alcanzado y terminó perdiendo la final por el desempate, lo que para muchos analistas es uno de los campeonatos más insólitos perdidos por un equipo en la historia del fútbol albiceleste.

La Volpe había llegado a Boca por su gran planteo con la selección mexicana ante la argentina por los octavos de final del Mundial de Alemania 2006, cuando consiguió bloquear a un equipo repleto de estrellas, que había jugado una muy buena fase de grupos, y que sin embargo tuvo que sufrir el esquema contrapuesto por el entrenador rival y compatriota.

Acaso La Volpe tenga este jueves la chance de que el mundo fije su atención a otra nueva posibilidad de un planteo semejante ante otro rival de fuste, como este Real Madrid que no parece tener oposición entre los equipos del Mundial de Clubes.

De todos modos, todo indica que el gran examen de los blancos debería ser la esperada final del torneo, supuestamente ante el campeón de la Copa Libertadores, el Atlético Nacional de Medellín, que también estaba por disputar su segunda final consecutiva continental por la Copa Sudamericana, pero la tragedia del Atlético Chapecoense brasileño lo acabó impidiendo.


Si es por los resultados, en estos tiempos en los que la economía pesa mucho más que en décadas anteriores, nadie ha podido contra los clubes europeos ganadores de la Champions League y de hecho, sólo el Inter de Brasil (que paradójicamente descendió a Segunda en su país el pasado domingo) venció al Barcelona en 2006 y el Corinthians al Chelsea en 2012 en los últimos diez años de Mundiales de Clubes y el propio Real Madrid lo sabe, porque  en 2014 no tuvo demasiados problemas para vencer a los argentinos de San Lorenzo.

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