domingo, 27 de agosto de 2017

Debates internos más allá de los resultados, en Madrid y Barcelona (Yahoo)




La Liga Española ya nos deparó alguna sorpresa. Que en apenas dos jornadas, el Real Madrid y el Atlético Madrid ya hayan perdido dos puntos, no es algo que estuviera en los cálculos de muchos, aunque también es cierto que todo indica que en dos o tres jornadas más, la tabla de posiciones ya tiende a ser, en la vanguardia, muy parecida a la de los últimos tiempos.

Pero más allá de los puntos obtenidos, y de que un Barcelona en estado de crisis haya podido no sólo ganar ambos partidos sino que ya ha sacado dos puntos de ventaja a sus dos principales rivales, lo que aparece en ambas potencias es un estado deliberativo sobre cuál, finalmente, es el mejor equipo que pueden presentar para optimizar sus respectivos rendimientos.

Justamente ahora que se inicia un mini receso por el parón que llega con los partidos de selecciones nacionales en todo el mundo por la clasificación al Mundial de Rusia, y con el cierre del mercado de pases de verano previsto para el próximo 31 de agosto, resulta un buen momento para que ambos entrenadores, Zinedine Zidane y Ernesto Valverde, puedan sacar sus primeras conclusiones del inicio de la nueva temporada 2017/18.

En este punto, en el caso de Zidane, está claro que cuenta con una plantilla de una riqueza que pocas en el mundo pueden tener, pero eso no significa que todo esté en su lugar. Esto pudo evidenciarse ante el Valencia, partido que el Real Madrid bien pudo haber ganado, pero también atravesó por momentos de zozobra debido a que el entrenador tuvo que hacer importantes modificaciones a partir de ausencias notables como las de Cristiano Ronaldo, Sergio Ramos y Rafael Varane.

Salido Pepe del equipo, y sin los dos defensas centrales habitualmente titulares, Zidane tuvo que optar por una zaga improvisada, con Nacho y Casemiro, aunque bien pudo echar mano a Vallejo o a algún jugador de la cantera, pero la decisión final, de retrasar al brasileño, determinó un importante cambio que retrotrajo al Real Madrid, sin pretenderlo, a ciertos momentos de la etapa de Rafa Benítez, cuando Kroos jugaba de mediocentro e Isco (o James en aquel tiempo) acababa siendo el nexo con el ataque.

Quedó claro en aquella oportunidad que no era el lugar en el que Kroos más rendía y con la entrada de Casemiro al medio, el alemán pudo liberarse y desarrollar más su juego y su técnica. De todos modos, se entiende que Zidane respeta la estructura original y que lo del partido ante el Valencia fue por razones de fuerza mayor, aunque creemos que pudo haber optado por otra variante sin desarmar las líneas que sí le funcionaron.

Así como Isco apareció entonces desdibujado, distinto que en otras ocasiones y que Kroos no siente esa posición, también hay otro debate creciente en el ataque, porque Marco Asensio va ganando enteros para la titularidad a pasos agigantados, lo cual va desplazando, al mismo tiempo, a un extremo de los kilates de Gareth Bale, a quien no parece lógico verlo sentado en el banquillo y tal vez por eso no sería de extrañar que pudiera aparecer vistiendo otra camiseta después del 31, excepto que Zidane administre tan bien la situación que consiga un perfecto equilibrio en las rotaciones.

Tampoco parece que haya sido bueno para el Madrid la salida de Alvaro Morata al Chelsea porque Karim Benzema parece haber perdido la competencia directa y con esto, pierde cierto incentivo, más allá de que haya estado varias veces cerca del gol sin haber estado certero.

Por el lado del Barcelona, los dos triunfos en sendos partidos de Liga no parecen cambiar el concepto original de la temporada: no es aquel equipo que deslumbrara, y aunque permanecen algunos destellos, en especial la genialidad de Lionel Messi, la prestancia de Sergio Busquets y la capacidad goleadora de Luis Suárez, es claro que entre la lógica veteranía de Andrés Iniesta, que ya no puede ofrecer lo mismo que en otro tiempo, la salida de Neymar y que Iván Rakitic no es el mismo, el equipo necesitaba un revulsivo.

En cualquier caso, el fichaje de Paulinho no representaba mucho para alterar un juego que no es el mismo de tantos años atrás porque paulatinamente, el Barcelona se transformó en un equipo más vertical, que apuesta más a la definición de los de arriba, y en este punto, la llegada de Dembelé será un aporte para ir olvidando a un Neymar que se pasea y divierte en la Liga Francesa con el PSG.

De cualquier manera, el Barcelona necesita también otro jugador que aporte técnica y se sume a la creación del juego, y todo indica que Philippe Coutinho es el indicado porque reúne características de este tipo que pueden ayudar a tratar de recuperar cierta memoria perdida en el tránsito del balón desde el medio hacia el ataque, especialmente con un Iniesta ya más lento e irregular.

El otro punto fundamental del Barcelona pasa por la plantilla global. En este momento, la sensación que transmite es que no tiene el recambio tan rico que posee el Real Madrid, y los fichajes de Semedo, Paulinho y Dembelé suman pero no alcanzan a contribuir a la seguridad de que en todos los puestos hay jugadores que puedan suplir con igual calidad a los titulares.


En este caso, es el entrenador Ernesto Valverde quien tendrá que encontrar un ecosistema para que el Barcelona no se desmadre ni pierda el tren en esta temporada y optimizar como nunca los recursos, especialmente para no desgastar a Messi, indiscutido líder futbolístico del equipo.

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