Eran sólo cinco minutos y por la final de un torneo
reducido de Primera B Metropolitana para determinar el segundo ascenso al
Nacional B, y sin embargo, estuvo en boca del mundo futbolístico por el
increíble fallo que permitió, una vez más, la absoluta impunidad de los vivos
sobre los limpios.
Era la gran oportunidad para tratar de empezar a
salir, de una vez, del pantano de inmoralidades en el que desde hace muchísimos
años se encuentra el fútbol argentino con escasísimas excepciones a tres años
casi clavados de la muerte de quien manejó como quiso la AFA por tres décadas y
media, Julio Grondona, pero todo sigue igual. Tristemente igual.
Más allá de explicaciones leguleyas, el Tribunal de
Disciplina - manejado por el mismo Fernando Mitjans involucrado, nada menos,
que en un caso de escuchas por las que aconseja al presidente de Boca Juniors y
comisario político del macrismo en la AFA, cómo rellenar un formulario de
descargo ante el propio tribunal para zafar de una sanción- decidió darle una
oportunidad de ascender al Nacional B al equipo que claramente hizo trampa para
conseguirlo, en vez de aplicar el reglamento como corresponde a cualquier
institución seria.
La AFA había dejado de ser seria hacía tiempo, pero
ahora sabemos que siempre se puede estar más abajo y que no se terminó de tocar
fondo y que nos puede seguir sorprendiendo con cosas peores que superen a todo
lo anterior.
Que para la aplicación del fallo no se hayan tomado
en cuenta ni los antecedentes de Deportivo Riestra y sus anteriores invasiones
de campo, o las fotos y los videos que muestran cómo ampliaban una de las áreas
de su estadio para favorecerse haciendo trampa, o que el árbitro Paulo Vigliano
no haya tomado en cuenta una clara, neta invasión de campo a cinco minutos del
final por parte de un jugador local no convocado como Leandro Freyre, que es
algo que pudo notar hasta un niño y que la TV repitió mil veces, pasa a ser una
cargada monumental a cualquier hincha que pretenda pensar en la aplicación de
la Justicia y en cualquier división.
Después de esto, ya vale cualquier cosa y la trampa
se consumó de manera definitiva, aún cuando el rival, Comunicaciones, tuvo una
actitud digna dentro del campo de juego, en el partido inconcluso y en su
continuación de cinco ridículos minutos en los que no pudo torcer el destino,
aunque fue, acaso, demasiado sumiso a la institucionalidad, al no resistirse a
las ridículas medidas, acaso para no entrar en una colisión con la AFA.
La relación de Deportivo Riestra y la trampa cierra
por todos los flancos y no hay nada que parezca casualidad. Por lo general,
cuando un animal se parece a un perro, tiene cuatro patas como un perro, ladra
como un perro, mueve la cola cuando está alegre como un perro y tiene hocico
como un perro, suele ser un perro.
Y Deportivo Riestra no sólo tiene ya dos
antecedentes de invasiones de campo (21/6/2013 ante Ituzaingó, por el recudido
de la D, cuando pasó lo mismo que ante Riestra pero el rival consiguió empatar
porque el partido prosiguió, y luego ganó por penales, y en 2014, otra vez en
el reducido de la D pero ante Sportivo Barracas, cuando ganaba 3-2, el rival
tenía un tiro libre, y la invasión no dejó patearlo y así se produjo el ascenso
a Primera C), o pruebas claras de intentar agrandar una de las áreas sino que a
su vez, genera sospechas porque su gerenciador es nada menos que el polémico
abogado Víctor Stinfale, ligado a la farándula e involucrado en el caso de la
discoteca Time Warp, que arrastra cinco muertes de jóvenes por consumo de
drogas.
Stinfale, quien dijo que si recibiese una fortuna de
Adolf Hitler también trabajaría para él, parece haber tenido mucha suerte en
julio pasado y no sólo por el lamentable fallo del Tribunal de Disciplina de la
AFA sino porque la Sala II de la Cámara Criminal Correccional Federal ordenó su
excarcelación al revisarse las prisiones preventivas del Caso Time Warp, aunque
confirmó su procesamiento, al cambiar de carátula.
Desde la muy dura llamada “Comercio de
estupefacientes y abandono agravado de persona seguido de muerte”, la carátula
pasó a “Facilitación del lugar para el consumo y venta de estupefacientes,
homicidio culposo y lesiones graves culposas”.
Lo cierto es que en la discoteca de Costa Salguero
había más del doble de asistentes permitidos, venta de drogas y sólo botellines
de agua Speed –la marca de Stinfale que auspicia la camiseta de Deportivo
Riestra- a 100 pesos la unidad, y tampoco hubo agua en los baños, cosa de que
todos los jóvenes acabaran consumiendo la bebida “oficial”.
“Buscan que la causa Time Warp quede impune”,
sostuvo el apartado fiscal Federico Delgado, reemplazado por Ramiro González, en referencia
al dilatado caso sin solución ni fecha de juicio luego de más de 70 recursos y
quejas presentados por Stinfale, detenido en la cárcel de Marcos Paz por la
causa en la que murieron cinco jóvenes de entre 21 y 25 años.
La cuestión es que con todos estos antecedentes, un
Tribunal que está presidido por un dirigente que hace rato que debió renunciar
por razones éticas, como Mitjans, resolvió continuar un partido que a todas
luces debió ser terminado en el momento de la suspensión, sin atenuantes, con
la aplicación del artículo 106 inciso G del Reglamento de transgresiones y
Penas que parece estar escrito para partidos como el de Deportivo
Riestra-Comunicaciones, porque sostiene que debe quitarse los puntos al club
que hiciera exactamente lo que hizo Riestra con la invasión de campo.
Por contrario, el citado Tribunal, siempre en contra
de la lógica y de la justicia salvo la excepción de Sergio Fernández, único que
votó por el artículo 106 aunque perdiendo 4-1 en definitiva, procedió a aplicar
los artículos 32, 33, 80 y 82. “Estamos en presencia de una justa deportiva
cuyo ámbito natural de competencias es un campo de juego”, se sostiene en el
Boletín Oficial como justificación del absurdo.
El propio Tapia, según palabras de Daniel Angelici,
factótum para que el presidente de la AFA llegara a ser elegido en su momento,
meses atrás, pareció estar a favor de la continuación del partido
irregularmente suspendido el pasado domingo, siguiendo la línea de Julio
Grondona y del Boletín Oficial acerca de que los partidos “se ganan y se
pierden en la cancha”, sin importar si vienen o no del ridículo.
La AFA no hizo entonces más que aplicar aquel “siga,
siga” del ex árbitro Francisco Lamolina, que “sacaba adelante” los partidos “con
inteligencia”, como reclamaba el entonces director del Colegio de Arbitros,
Jorge Romo (que a su vez reclamaba el todo poderoso Grondona entre bambalinas
en referencia a que había que favorecer a los poderosos y hacer la vista gorda
con algunos fallos para que el sistema no se cayera) y tal vez por eso, ahora
Vigliano “no vio” la clarísima invasión de Freyre, algo así como tomarnos a
todos por estúpidos porque no sólo fue delante de sus narices sino que tuvo la
chance posterior de ampliar su declaración recurriendo a las imágenes de la TV
o a sus colaboradores como testigos.
Entonces tanto el Tribunal de Disciplina (con sus
cuatro votantes a favor de la continuidad del partido, Eduardo Bozzi, Roxana
Del Río, Jorge Gallelli y Gerardo Gómez Coronado) como Vigliano, Freyre y
aquellos que lo enviaron a invadir la cancha e interrumpir el dominio final de
Comunicaciones, se burlaron de todos los hinchas de fútbol en sus caras. Y en
un país serio, en un contexto serio, ya tendrían que haber renunciado desde
hace rato. Y en un país serio, ya tendrían que tener causas en sus contras.
Pero no. Siga, siga.
En un país serio, en instituciones que funcionan de
verdad y que no se burlan de la gente, como esta AFA que lleva años haciéndolo,
Riestra no sólo debería tener sanción económica y de quita de puntos, sino que
debería haberse quedado en Primera B por lo que hizo, por haber hecho trampas
(con s, plural). Pero no. Siga, siga.
No es de ahora. Hace unos años, Graciela Muñiz, de
la Defensoría del Pueblo, decidió ver el estado de las canchas de ascenso y en
uno de los partidos a los que concurrió, observó muchas irregularidades y envió
una nota a la AFA de Grondona pidiendo aclaraciones sobre lo ocurrido allí. La respuesta
de la AFA fue la estadística: formaciones, goles, cambios, nombre del árbitro.
Luego vino aquel esperpento del 38-38 de diciembre
de 2015, con la farsa de la frustrada elección presidencial entre Marcelo
Tinelli y Luis Segura.
¿Se podía esperar otra cosa, ahora, que no fuera una
burla?
El fútbol argentino vivió uno de sus días más
vergonzosos, y cada día le costará más
recuperar una mínima credibilidad. Pero
también se necesita de valentía, no sólo de ética. Está muy bien lo que hizo el
equipo de Comunicaciones, DT Alejandro Orfila incluído. Es muy saludable posar
con una bandera defendiendo la ética con una frase de Marcelo Bielsa. Pero se
necesita coraje para desafiar a los que hacen trampa: desde no presentarse a
jugar un final ridículo de cinco minutos, hasta apelar ahora al TAS o a la
Justicia Civil si hiciera falta, para dejar desnudos a estos tipos que van
minando lo poco que queda de este destrozado fútbol nacional.
Definitivamente, Grondona is not dead.
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