domingo, 13 de agosto de 2017

El Barcelona necesita un cambio importante (Yahoo)




Esta columna fue escrita luego del partido de ida de la Supercopa de España, en el que Real Madrid venció muy claramente al Barcelona en el Camp Nou y cuando restaba esperar lo que sucedería en la vuelta en el Santiago Bernabeu.

Sin embargo, hay conceptos que no parece que vayan a cambiar aún si el resultado altera al campeón de este certamen y el Barcelona sorprendiera con una actuación notable.

El principal concepto es que este Barcelona necesita un cambio urgente y más que en el equipo, pasa por la plantilla. Es decir, va mucho más allá a lo que pueda poner su entrenador, Ernesto Valverde, como mejor once, el de gala, que puede llegar a ser  muy competitivo en un día en el que la mayoría de sus componentes pudiera tener las luces encendidas.

El problema del Barcelona es que depende demasiado en que casi todos tengan su mejor día porque basta con que algunos pocos no lo tengan para quedar muy lejos de lo que fue en el pasado, aquél equipo que nos deslumbraba por su juego y que era capaz de espectáculos notables.

Valverde, el nuevo entrenador que fue capaz de sacar adelante una plantilla mucho más limitada (no por eso mala) como la del Athletic de Bilbao, se encontró no sólo con un equipo en baja, con una plantilla con demasiados jugadores en el banquillo muy lejos de los titulares en cuanto a calidad, sino también con dos integrantes del mediocampo muy en baja, como Iván Rakitic y Andrés Iniesta, y como estocada final, la impensada salida de Neymar al PSG, que acabó por alterar el notable Tridente de ataque sudamericano.

Si la línea defensiva no parece ser ahora el mayor problema, incluso con la mejora por el lateral derecho de Aleix Vidal y el fichaje del portugués Semedo, consolidados desde hace tiempo Piqué, Umtiti y Alba, y con Sergio Busquets como salida asegurada desde el inicio de la jugada, el inconveniente comienza una vez que Busquets tiene dejar el balón en los pies de algún compañero.

Rakitic no viene rindiendo a su nivel desde hace tiempo, pero especialmente esto se  ha profundizado cuando los rumores de verano lo han colocado siempre como parte de pago en la operación (frustrada) de contratación del italiano Marco Verratti, lo cual psicológicamente nunca deja bien parado a quien debe salir por la ventana y no por la puerta, y menos si luego, esa salida no acaba produciéndose.

El caso de Iniesta es diferente. Los cracks como él jamás se olvidan de jugar, pero es evidente que el desgaste de tantos años y el paso del tiempo comienzan a pasarle factura y el mayor inconveniente al que se enfrenta es el físico y su escasa aparición en demasiados momentos de los partidos y el Barcelona lo necesita demasiado en la elaboración de juego.

Si sumamos que con la salida de Neymar, su reemplazante hasta el momento fue Gerard Deulofeu y que éste no ha sido capaz, hasta ahora, de acercarse mínimamente al nivel del brasileño, las carencias del principal equipo del Barcelona van en aumento.
Pero eso no es todo: la irregularidad en la participación en Iniesta y la salida de Neymar, también llevaron a la necesidad de que el principal jugador del equipo, que indudablemente es Lionel Messi, tuviera que bajar varios metros para hacerse del balón o para ayudar en la gestación de la jugada, lo que a su vez está obligando a dejar en punta solamente al uruguayo Luis Suárez, demasiado poco para lo que era el Tridente hasta la pasada temporada.

Si esto ocurre entre los titulares, ¿qué decir de quienes integran el banquillo?  El Barcelona aparece como una plantilla muy descompensada, con enormes diferencias entre los titulares y los que esperan su momento para ingresar al campo.

La sensación es que salvo un puñado de casos, como Cillessen, Mascherano, Sergi Roberto (que además puede ocupar varias posiciones) y Arda Turán (todo indica que de todos modos, acabará marchándose y casi no cuenta para Valverde), el resto no está en condiciones de revertir un partido o de ser protagonistas fundamentales en este equipo.

El Barcelona ha invertido muy mal en fichajes en los últimos tiempos salvo escasísimas excepciones y ahora comienza a notarse.

Por eso, es fundamental para su dirigencia decidir esta vez con un porcentaje altísimo de acierto en el momento de los fichajes, cuando ya quedan menos de tres semanas para el cierre del mercado de verano.

El Barcelona cuenta con 222 millones de euros que ingresaron por Neymar, pero como “nuevo rico” los clubes vendedores conocen esta información y cotizan al alza a sus cracks.

Seguramente Philippe Coutinho comience a ser parte de la solución para el equipo titular, supliendo a su compatriota Neymar pero con características diferentes, pero es probable que el problema continúe durante toda la temporada si la dirección deportiva del club no entiende que la solución pasa por lo estructural y no por suplir solamente a Neymar.

Nos preguntamos si no sería más productivo, por ejemplo, para el Barcelona, peinar el mercado sudamericano con tantos cracks emergentes y con pases cuyos valores son en muchos casos de un quince a un veinte por ciento del valor de las estrellas del fútbol europeo.

Muchas veces la “ceguera” por los resultados urgentes no permiten ver el panorama general y la llegada de uno o dos cracks en los próximos días no parce que puedan cambiar un problema de plantilla, más que del equipo.

El cambio del Barcelona, entonces, es fundamental y pronto, si quiere retomar la senda no sólo del éxito sino de aquellos partidos de esplendor de un tiempo no tan lejano.


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