Esta noche a las 20,30 en el estadio Monumental, la
selección argentina tendrá la gran oportunidad de salir del repechaje y, por
fin, encarrilar una clasificación en la que viene sufriendo demasiado y nunca
pudo consolidarse ni en la tabla de posiciones ni en el juego.
Enfrente estará una débil selección venezolana, ya
desde hace tiempo eliminada del Mundial 2018, y con problemas futbolísticos (no
estará Tomás Rincón, uno de sus jugadores claves), y económicos (la crisis del
país no permite pagos importantes y tiene escasísimo presupuesto para
prepararse), sumados a que por esta última razón muy posiblemente tenga que
dejar el cargo su entrenador, Rafael Dudamel, quien casi saca campeón mundial este año al sub-20 (cayó en la final ante
Inglaterra).
Si bien Venezuela le quitó dos puntos a Colombia
como local el pasado jueves, no parece un rival de fuste para una selección
argentina con tantas estrellas, pero que deberá tener suficiente paciencia si
es que comienzan a pasar los minutos sin abrir el marcador, y tendrá que
encontrar una línea de juego que permita transitar mejor el último tramo de la
clasificación al Mundial sin pasar por los sobresaltos de otras oportunidades.
Será el debut como local de Jorge Sampaoli como
entrenador, tras el primer partido del pasado jueves en Montevideo, con un
magro empate sin goles que dejó un sabor agridulce porque se trató de un
limitadísimo rival que festejó el punto conseguido, y porque dio la clara sensación
en el segundo tiempo, que ambos supieron los otros resultados y se dieron
cuenta de que sin agredirse hacían un buen negocio y eso atentó contra el
espectáculo haciendo recordar otros tiempos con las mismas camisetas.
El plantel de la selección argentina sabe que el
equipo está en deuda con el público porque en esta clasificación hubo escasas
buenas actuaciones y desde el mismo inicio, con derrota como local ante
Ecuador, hubo que correr contrarreloj, y tampoco ayudó el enorme desorden
institucional de la AFA, que determinó dos cambios de entrenadores en el mismo
ciclo. Comenzó con Gerardo Martino, siguió con Edgardo Bauza, y el último tramo
será con Sampaoli, cada uno con una línea de juego diferente.
El nuevo entrenador, una vieja ambición de los jugadores
de mayor peso del plantel y también de los principales dirigentes, llegó con
una idea basada en la tenencia de la pelota en el mayor tiempo posible, y en
principio, de una táctica agresiva hacia el arco rival, pero en Montevideo no
acertó el camino y además estuvo muy contenido por una sólida defensa celeste.
Sampaoli parece haberse decidido por tres cambios
respecto del partido pasado. Javier Mascherano regresa a la titularidad aunque
como marcador central, y ya no como volante como jugó por muchos años en el
equipo nacional, reemplazando al suspendido Gabriel Mercado. En el medio se
produciría la vuelta de Ever Banega –suspendido- por Guido Pizarro, para
acompañar a Lucas Biglia, y como ala derecha jugaría Lautaro Acosta, mucho más
ofensivo que Marcos Acuña, quien en Montevideo actuó más de volante por el
sector cuando su fortaleza radica en la punta izquierda.
De esta forma, el entrenador busca darle más volumen
al juego y un mayor acompañamiento a Lionel Messi, que siguió generando solo la
mayoría de las jugadas del equipo argentino, en lo que ya parece una constante,
la “Messi-dependencia” que admite el propio cuerpo técnico pero que no logra
encontrar hasta ahora otras variantes pese a contar con figuras como Paulo
Dybala o Mauro Icardi.
En este caso, Venezuela no parece tener la fuerza de
Uruguay para oponerse a lo que intentará ser un monólogo argentino aunque el
joven arquero visitante Wuilker Fariñez viene precedido de una gran actuación
ante Colombia y resultó clave para el 0-0 final.
Lo que se espera, más allá de un triunfo, es que el
equipo argentino recupere la memoria, que juegue en forma colectiva y que no
dependa sólo de su máxima estrella, y que de esta forma se despeje el camino
tan complicado hacia el Mundial de Rusia.
Si bien la selección argentina se encuentra en zona
de repechaje, tiene los mismos puntos que Chile y un solo gol menos en el
averagge por lo que esta es la ocasión propicia para colocarse entre los cuatro
primeros de la tabla, máxime que en octubre espera otro compromiso accesible de
local ante Perú para cerrar en Quito ante Ecuador.
No se trata de ganar de cualquier manera, sino de
entender, por fin, que para ganar primero hay que jugar. Y la selección
argentina tiene jugadores de sobra para conseguirlo.
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