Si Maquiavelo pudiera levantarse de su tumba y enterarse de que existe alguien como Julio Grondona, lo más probable es que trataría afanosamente de tener un encuentro con él. Buscaría conocerlo de cualquier manera porque difícilmente podría encontrar alguien que, muy probablemente sin leerlo, lo haya superado con creces en cuanto a la lectura del manejo del poder, aunque no se trate con exactitud del manejo de la "cosa pública" sino que hasta ha logrado eso: que no se sepa bien, a esta altura, si lo que debe administrar es público, semipúblico, autárquico o privado.
Pocos imaginaron, acaso tampoco él mismo, que cuando Grondona asumió como presidente de la AFA el 6 de abril de 1979, hace 30 años, sobreviviría a presidentes argentinos ya sea militares, radicales o peronistas. Al fin y al cabo, salvo con algunos detalles, el manejo del fútbol (como de muchas otras cosas) no cambia demasiado.
Grondona se dio cuenta de que el poder tiene dos caras, y que podría tener muchas más, si hace falta. Entonces, con el tiempo fue "mister Grondona", cuando debe hospedarse en el lujoso hotel Barolac, en la fría Zurich, cuando maneja las finanzas de la FIFA, el entrañable "Don Julio", cuando hay que mostrar una imagen humilde y su señora Nélida atiende el teléfono entre supuestos materiales en el pequeño comercio de Sarandí, y el dirigente se enfundará un poncho para darle a sus palabras un toque de viejo bonachón y de pueblo. Y cuando lo necesite, será simplemente "Julio"·, con camisa abierta, y sin corbata, en su despacho de la vaciada AFA de la calle Viamonte, cuando por teléfono decidirá vetar un árbitro para un partido del domingo para no molestar a los amigos de tal o cual club, o dará la orden inmediata para "liberar fondos" para alguna entidad grande en graves problemas económicos, a la que dos meses después sugerirá que acepte jugar los viernes para la TV en vez de los domingos.
Grondona lo fue aprendiendo sobre la marcha. Relojeando a sus opositores, a los posibles rivales, a los que se dicen amigos, a los que vienen con algún negocio "redondo", a los que le traen ideas de "ingenierías societarias", a los que se dicen "periodistas independientes", a los que lo critican pero no necesitan decirlo, a los que se hacen los progres pero jamás lograrán moverle un pelo, y a los "peligrosos en serio".
También consiguió lo que ninguno: vaciar por completo la AFA. Reducirla a un mero edificio para trámites burocráticos, con empleados a su servicio capaces de entorpecer cualquier posibilidad de cambio o de justicia real, por viveza criolla, por entender de qué va el juego o, lo más probable, por su propia incompetencia, algo más que necesario para que cierre el creciente negocio armado con tanta paciencia y tanto sudor en cerradas oficinas en Puerto Madero, o en las mejores habitaciones de vaya a saberse de qué hotel en cualquier lugardel planeta.
Cual Maquiavelo del fútbl moderno, nada de lo que sucede alrededor de Grondona es por puro azar. No es por azar que los derechos de la TV más monopólica del mundo duren hasta 2014 y provengan desde 1985, ni que nuestro personaje repita que la AFA "son los clubes" sin que nadie ose siquiera pensar algo diferente, o superador, o que se atreva a decirlo. Tampoco es por azar que los clubes aparezcan tan empobrecidos mientras la entidad madre cada vez es más rica, y los operadores televisivos ganan fortunas que ni en Europa podrían conseguir, mientras buena parte de la población ni siquiera puede ver por TV los partidos de la selección nacional.
Ni siquiera el cambio de eliminatorias al Mundial es azar y el cambio de clasificación por grupos al de "todos contra todos" es obra de Grondona con los socios que supo conseguir, desde su lugarteniente Deluca hasta sus amigos de Brasil o Uruguay. Por eso, tampoco es casual que siempre, siempre, la última fecha toque con los vecinos rioplatenses, no vaya a ser que alguno de los dos necesite un favor. Amigos son los amigos.
Tampoco es casual que ningún gobierno de ningún partido intente atacarlo de verdad. Amagan, sí, pero se dan cuenta más temprano que tarde que resultaría una tarea imposible, porque todo está ya atado, y mejor hacer las paces. Por eso, ni siquiera alcanzará con la cantidad de muertos por violencia del mismo fútbol de los últimos 30 años, una cifra que avergonzaría a cualquiera que preside una entidad con tanta simbología popular: 135 casos fatales, según la ONG "Salvemos al Fútbol". Pero Grondona, maestro de maestros del arte de la justificación, el disimulo y el tiempismo, apelará a la cara de la moneda que más le conviene y sabrá, sagaz, que de todos modos "todo pasa", como reza su anillo sincericida. Cuando los dirigentes políticos fueron, él ya dio tres vueltas, desde su entrenamiento para captar quién es quién, y su experiencia de estar atornillado al sillón presidencial, algo en lo que nadie puede competir.
Profundo conocedor del manejo de las sociedades, es dificilísimo encontrar una rendija de la que pueda salir eyectado. Todo está perfectamente sellado y acordado, lejos del edificio de Viamonte, en oscuras oficinas. Y como una cosa lleva a la otra, a Don Julio, la misma dinámica lo fue llevando nada menos que a manejar las finanzas de la mismísima FIFA. Y allí, más que nunca, se acordó de sus amigos, de los que lo beneficiaron, de los que supieron callar los secretos, de los que aprendieron que basta con formar parte de esa gran familia que es esta AFA de los últimos 30 años, a hacer la vista gorda, a entender que no se puede tocar a fulano, ni quejarse porque tal árbitro está vetado por aquel club. Todo tiene un por qué, si hasta un guión como "El Padrino" parece quedar chico en la comparación.
En estos 30 años de Grondona en la AFA todo valió. Incluso, que su hijo mayor pugne (y con posibilidades) por entrar en el plantel de la selección argentina como entrenador, luego de ser lobbista del Corinthians de Berezovsky y Kía Joorbachián, o director técnico del Talleres de Córdoba de Carlos Ahumada, buscado por la Interpol desde hace tiempo (y sin que la AFA diga ni haga nada). O que su hijo menor aspire, y con buena chance, de quedarse en el sillón de su padre en el futuro, luego de presidir su querido Arsenal, para perpetuar el grondonismo cual monarquía del fútbol argentino privatizado.
No hay prensa que valga. Unos pocos locos que se oponen y para los que Grondona pondrá cara de póker casi sin entender tamaña oposición. Para qué oponerse, si la mayoría, empleada del monopolio, dice que todo está bastante bien, que marcha sobre ruedas, que Argentina es una potencia futbolística, si los negocios están a full y no pasa nada. Todo es una exageración de unos pocos opositores que lo tienen de punto.
Si la Justicia allana sus oficinas, se trata de un hecho menor. Algunos pocos osados lo contarán, pero usted, lector, no se enterará por ningún diario, ninguna revista, ningún canal de TV. Sólo Radio Continental y pequeños medios independientes se animarán a contarlo mientras el resto calla, obsecuente y cómplice.
Pero nada es necesario. Todo pasa, incluso Grondona, aunque creamos muchas veces que no. También Grondona pasará un día. El gran problema es que lo que quede para los amantes del fútbol ya sea migajas, o directamente nada, la fiesta tal vez se haya terminado y hayan logrado matar la gallina de los huevos de oro.
Tal vez a algún Maquiavelo del futuro, cuando escriba sobre cómo manejar el poder en estos tiempos, le convenga buscar cintas grabadas de Grondona, escanear textos con sus declaraciones hoy para un lado y mañana para el otro, sus ponchos, anillos y trajes, sus gestos y sus miradas fulminantes o de viejo bonachón, y entienda cómo hay que administrar semejante botín.
Grondona promete más piruetas, negocios y frases ingeniosas en el tiempo que le quede, no es cuestión de que otros quieran ocupar lo que es de él. Porque el fútbol argentino le pertenece. ¿O no?
3 comentarios:
Curioso. En Brasil se dá lo mismo. Desde 1989...
COMPLETAMENTE DE ACUERDO. ES MUY EXTRAÑO QUE ALGUIEN CON TANTO PODER, NO DELEGUE A OTROS DIRIGENTES DE CLUBES, ALGUNAS FUNCIONES QUE LOS PREPAREN PARA SU SUCESIÓN.SON AMPLIA MAYORÍA LOS QUE SE MUEVEN CON TEMOR Y PÁNICO, INCLUSO LOS QUE FORMAN PARTE DEL TRIBUNAL DE DISCIPLINA-SÍMIL JUSTICIA ARGENTINA-DONDE TODO PASA,CUAL REZA SU ALIANZA, Y NADA CAMBIA.
Nada que agregar. Como siempre, brillante, Sergio.
Abrazo,
REINALDO MARTÍNEZ
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