Seguramente se trata de un término nuevo pero es que creemos que se aplica perfectamente a estas últimas ediciones de la Champions League: la tenistización de la competencia se debe a que cada vez es más previsible porque son siempre los mismos equipos, o casi, los que llegan a las fases finales
En esta temporada, de los cuatro equipos que han llegado a la semifinal, tres (Manchester United, Chelsea y Barcelona) son los mismos que en la pasada temporada mientras que el restante (Arsenal) reemplaza al Liverpool, que estuvo a punto de pasar luego del soberbio e infartante empate de 4-4 en Stanford Bfridge ante el Chelsea. Es más: si el Manchester United supera al Arsenal (sería lo previsible) y el Chelsea al Barcelona (sería una gran sorpresa), reeditarían aquella durísima final de Moscú de 2008, cuando el capitán de los londinenses y de la selección inglesa, John ferry, falló su penal por haberse resbalado en la definición de los doce pasos luego de terminar empatados en los noventa minutos y en los treinta siguientes de tiempo extra.Aún en el caso de que pasara el Barcelona y le tocara el Manchester, reeditarían la semifinal ajustadísima de la temporada pasada, ganada por los ingleses luego de empatar 0-0 en el Camp Nou e imponerse por un magro 1-0 en el Teatro de los Sueños de Old Trafford.¿Por qué ocurre esto? Porque por un lado, la Premier League inglesa se impone al resto de Europa no sólo (como muchos hacen creer) por la diferencia de valor de la libra esterlina sobre el euro. Esto es, sin dudas, un condicionante, pero hay que rescatar que desde los incidentes lamentables como Heysel (1985) o Hillsborough (1989), el fútbol británico hizo un vuelco total porque tuvo interés en cambiar, hizo un enorme esfuerzo, eliminó a los violentos y generó condiciones para traer a los mejores jugadores, imponiendo incluso la regla de que cada extranjero que llegara tendría que tener al menos siete partidos internacionales con su seleccionado.La excepción de los cuatro vuelve a ser el Barcelona, del que ya hemos abundado pero reiteramos que apostó desde ya varios años al fútbol espectáculo, casi como un teatro (algunos critican por eso al Camp Nou, al que lo tachan de frío), que cuenta con los mejores jugadores del mundo, que lleva tres de los cuatro años entre los cuatro primeros de Europa, y que tan sólo en esta temporada lleva marcados 133 goles, ataca casi con cinco delanteros en la vieja M táctica, ahora en lamentable desuso, y en el final del año futbolístico se encuentra cerca de ganar la liga española, está en la final de la Copa del Rey y en la semifinal de la Champions League, todo al mismo tiempo.-Por todo esto decimos que el fútbol europeo comienza a parecerse al tenis, en el que cada torneo importante profesional casi siempre contempla que los preclasificados lleguen casi a las fases previstas y hasta en el orden de la preclasificación. Por suerte, el fútbol sigue siendo “la dinámica de lo impensado”, como sostuvo el maestro Dante Panzeri, (el 14 pasado se cumplieron treinta y un años de su muerte). Pero lo es en el campo de juego. Fuera de él, todo puede explicarse con mayor claridad.
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