No hay caso. Tenía razón "Walter Clos", como se hizo llamar José María Suárez, un verdadero maestro de periodistas en este tiempo de maestros truchos y homenajes confusos. Suárez decía que el verdadero partido de fútbol se juega en la semana y que el domingo "es sólo para los giles". Cuánta verdad hay en aquellas palabras. Y no sólo en referencia a la Argentina (aunque tal vez más que en cualquier otro lado) sino en todo el mundo. Y si no, tomemos el caso de España: en plena disputa de la Champions League, y mientras todos hablan del Real Madrid y su intento de recuperar su estima ante el Milan en el San Siro, o el Barcelona sufriendo el frío de Rusia para enfrentar al Rubín Kazán, nos enteramos de que en el Parlamento español, se acaban de poner de acuerdo los representantes del Bloque Nacionalista Gallego (BNG), el grupo de Izquierda Unida- Els Verds (los verdes catalanes) y el oficialista PSOE, para enmendar para el presupuesto de 2010 la ley para trabajadores extranjeros que facturen más de 600.000 euros anuales, y pasar en ellos de un tributo del 24 por ciento del IRPF al 43 por ciento de retención.
Esto significa, en otras palabras, que sólo restan formalidades para que el Congreso vote esta enmienda que acaba con lo que se dio en llamar la "Ley Beckham", en referencia a la ley que se promulgó en los tiempos de oro del primer mandato de Florentino Pérez en el Real Madrid, entre 2000 y 2004, para permitir entre otras cosas, que la Liga Española y especialmente el club blanco, que gozaba de los beneficios políticos del PP gobernante con José María Aznar, pudieran importar los jugadores que quisieran en detrimento de otras ligas poderosas europeas, al aplicar una retención impositiva demasiado baja (24%).
No casualmente el portavoz de ICV, Joan Herrera, afirmó a la agencia española EFE que esta reforma "acabará con los tipos insólitos" y lo más importante, aunque muy difícilmente comprobable, que esta ley "fue pensada para atraer a científicos y no para beneficio de los futbolistas".
Es lógico entonces que haya una reacción por parte del ambiente del fútbol, que como en la Argentina y en tantos países del mundo entero, siempre se ha sentido por encima de todo y con capacidad para reclamar lo que ningún otro sector se animaría (¿acaso en la Argentina no se llegó a la situación de que la UBA no tenía agua pero el Estado se hizo cargo de la deuda de Racing Club?). Y por eso mismo, inmediatamente apareció el presidente de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), José Luis Astiazarán, a decir que de aprobarse esta enmienda "ocasionará un perjuicio irreparable para el fútbol español, la liga perderá potencia y dejará de ser la mejor del mundo en detrimento de otras" y que esto le genera "una enorme preocupación".
Astiazarán calcula que para el fútbol español, esto implica "una factura de más de 100 millones de euros" y que eso significa "que tendremos que enfrentarnos a esta decisión".
El fútbol sabe lo que dice cuando le habla al poder político. Sabe que lo tiene dominado desde que la FIFA no permite la intromisión estatal a su coto cerrado, y pruebas al canto, lo que ocurrió en 2008 cuando el presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero intentó ponerse firme para que el presidente de la Federación Española, Angel María Villar, convocara anticipadamente a elecciones de renovación de autoridades, y el dirigente futbolístico se negó, apoyado por el propio mandamás de la FIFA, Joseph Blatter. El suizo, una especie de "Papa" de la pelota, sólo atinó a decir en una visita a Madrid que no había problemas pero que de entrometerse Zapatero, España corría el riesgo de no participar en la Eurocopa de mediados de año. Todo se acabó allí, y al poco tiempo, Villar y Jaime Lissavetzky, secretario de Estado para el Deporte, tan amigos como siempre. Julio Grondona, casi un melizo de Villar separado por el Océano Atlántico, conoce mejor que nadie la situación: lleva 30 años atornillado al sillón de la AFA y ya nadie atina a moverlo.
Todo indica que la guerra recién empieza, pero si esta enmienda se aprueba en el Congreso, muchos agentes de futbolistas, y principalmente los que manejan argentinos, deberán empezar a estudiar mejor el globo terráqueo buscando mejores destinos para sus cracks.
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