El mundo del fútbol sigue impactado por la tremenda goleada sufrida por el millonario Real Madrid ante el humilde Alcorcón, un club pequeño ubicado a escasos trece kilómetros al suroeste de la capital española y que apenas si se encuentra en la sexta colocación de su grupo en el Torneo de Segunda B (Tercera), que goleó a los blancos 4-0 por el partido de ida de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey.
El papelón increíble del Real Madrid ante el Alcorcón, un club cuyos hinchas son en su gran mayoría simpatizantes también de los blancos y que cuando terminó el partido en el modesto estadio se acercaron igualmente en masa para pedir autógrafos a los perdedores, no tiene parangón en la comparación de presupuestos de unos y otros, y más aún sabiendo que la diferencia en el resultado pudo haber sido mucho mayor todavía.
La prensa española tituló sus portadas con durísimas palabras como “vergüenza” o “Pellegrini, vete ya”, en referencia al ingeniero chileno que desde esta temporada entrena al Real Madrid en lo que significaba una renovación total del equipo, con una nueva dirigencia, la de la presidencia de Florentino Pérez, que junto a su director de Deportes, el argentino Jorge Valdano, retornaban triunfales luego de retirarse por la crisis el 27 de febrero de 2006.
En aquella oportunidad, Pérez llamó a una conferencia de prensa en la que manifestó que “de donde me voy, no vuelvo” y que “a los jugadores les decimos demasiadas veces que son los mejores del mundo y no he sabido educarles en el sacrificio y el esfuerzo”. No parece que las cosas hayan cambiado sustancialmente entre aquel discurso de tres años y medio atrás y esta crisis que no parece llegar a su fin, porque no se sale fácilmente de una goleada tan incómoda como ésta, que ha dejado en ridículo al club que más dinero ha gastado en fichajes en la última década y que tampoco puede permitirse siquiera la excusa de no haber colocado entre sus titulares a sus dos jugadores más cotizados como Kaká y Cristiano Ronaldo ante el Alcorcón.
Sin ellos, pero con otras estrellas, el Real Madrid ya había sido eliminado por otro modesto equipo, el Real Irún, en la pasada temporada y por la Copa del Rey, aunque en aquella ocasión había recibido nada menos que seis goles en contra repartidos en dos partidos. Aún así, el ridículo de la derrota de esta semana puede considerarse como el mayor que jamás haya tenido la entidad en más de un siglo de existencia, y cuyo equipo fue considerado por la FIFA como el mejor del siglo XX.
Más allá del desastre en el rendimiento de los últimos partidos, desde que sorpresivamente cayera ante el Milan 2-3 por la fase de grupos de la Champions League en el propio estadio Santiago Bernabeu, luego de que la prensa deportiva española minimizara a los italianos, a los que calificó como viejos previamente, que derivó en una baja en la autoestima y en un mal rendimiento posterior ante el Sporting Gijón en Asturias por la Liga (0-0), debe analizarse cómo opera en un plantel el hecho de saber que sí o sí debe obtener imperiosamente algún resultado importante en la temporada por el enorme esfuerzo en inversiones que se ha hecho en él.
Todo indicaba que Pellegrini era el entrenador indicado para no transmitir presiones y soltar a sus estrellas para que trataran de jugar un fútbol de alto vuelo, tal como pregonan Pérez y Valdano, y así lo corrobora el promedio de 3,5 goles por partido de las primeras semanas, aunque hemos dicho en esta misma columna, cuando comparábamos al Real Madrid con el Barcelona, que a diferencia de los catalanes, nos parecía que los blancos habían conformado un equipo más contragolpeador que jugador, y que tendría problemas como local por el hecho de estar obligado a salir a buscar un resultado.
En pocas semanas, desde la lesión de Cristiano Ronaldo, que parece mentira que con tantos jugadores el Real Madrid pueda depender tanto de él, pareció que Pellegrini entraba en la misma pendiente que tantos otros entrenadores que fueron devorados por esta maquinaria absurda de gastar dinero, maltratar y hundir a muy buenos jugadores, y rápidamente echarlos a la basura para reemplazarlos por otros de moda.
La sensación es que no sólo Pellegrini, de probada capacidad en manejos de grupo y en rendimiento de equipos, el que no puede sacar adelante este Real Madrid, sino que no hay entrenador en el mundo que con este contexto, pueda lograr un rendimiento como se busca, porque es tal la presión que existe desde los medios, la sociedad, el ambiente del fútbol en general, y los aficionados, que siempre todo parece poco tomando en cuenta la inversión inicial.
Y al mismo tiempo, esta goleada del Alcorcón representa una gran lección para la dirigencia de Real Madrid en el sentido de que el fútbol no es como las matemáticas, y la suma de once cracks no da como resultado un equipo. De lo contrario, sería muy fácil y saldría campeón siempre el que más dinero tiene.
Un equipo se forja se trabaja, se moldea, y está compuesto por infinidad de personas, caracteres, contextos, y el Real Madrid quiso cortar camino para emular a su rival, Barcelona, por medio de la chequera. Pero por suerte, por más que los grandes jugadores siguen pesando mucho a lo largo de una temporada, el fútbol sigue siendo un deporte excepcional por el que el más humilde puede imponerse al poderoso.
A esta altura, con su experiencia anterior, Pérez ya debió saberlo.
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