Quince puntos sobren quince en la Liga Española, con
dieciocho goles en cinco partidos, la Supercopa de España ganada al Atlético
Madrid, y un debut con goleada de 4-0 al Ajax en el Campo Nou no parecen
mostrar demasiado nuevo en el entorno del Barcelona, y sin embargo, hay varios
elementos para el análisis que pueden llevar a dudar sobre si el camino es el
mismo de siempre.
No sólo por un juego mucho más errático sino por
algunas declaraciones de importantísimos componentes del plantel, llevan a
pensar que algo distinto, nuevo, muy diferente a todos estos años pasados,
puede estar generándose en el sistema de juego que tanto deleitó a los
seguidores de todo el mundo, que no por casualidad se enamoraron de este
equipo.
Días pasados, en una entrevista con un diario
deportivo italiano, el defensor Gerard Piqué sostuvo que el Barcelona “estuvo
demasiado atado al tiki-taka”, mientras que el propio Lionel Messi, el mejor
jugador del mundo, y que tuvo como base el precioso juego del Barcelona para
llegar a la cima, dijo que “hay veces en las que es mucho mejor salir de
contragolpe”.
No hay dudas de que el Barcelona necesitaba una
corrección a algunos detalles de su juego. Siempre se puede evolucionar y luego
de algunos años, y siendo observado por todo el mundo, era bastante posible que
algunos equipos encontraran ciertos antídotos para contrarrestar la
superioridad azulgrana, basada en una larguísima posesión de balón aunque sin
la capacidad de gol que marcara en el resultado las enormes diferencias en el
campo.
Desde esta columna se dijo muchas veces que aquello
de jugar sin un centrodelantero de área, con capacidad de gol, para colocar un
“falso nueve” sólo era posible en el caso de contar allí con Messi, por
tratarse de un genio que puede resolver cualquier situación, pero sólo en ese
caso concreto y no en cualquier otro.
También era claro que el Barça tenía problemas
defensivos, ya sea en las espaldas de los marcadores centrales, en los
contragolpes, como en el juego aéreo por no tener, excepto en Piqué, defensores
demasiado altos.
Asimismo, sostuvimos que aunque la mayor parte de la
prensa elogió el desempeño de Cesc Fábregas, éste rinde muchísimo más cuando
juega en la posición de Xavi Hernández que cuando lo hace en el de Messi, por
la sencilla razón de que no es delantero y que no tiene la capacidad de gol
para reemplazar al genio argentino.
Pero no es que en el inicio de esta temporada el
Barcelona se haya dedicado a corregir estos detalles o agregarle otros que el
entrenador Gerardo Martino crea necesarios, sino que ha comenzado a verse, de a
poco, un equipo que fue perdiendo posesión de balón, una de sus piedras
filosofales, sin que por esto haya mejorado en el aspecto defensivo.
Un Barcelona mucho más terrenal, aunque con enormes
individualidades, sigue rematando partidos ahora mucho más parejos, en los que,
por perder el control de la pelota en muchos casos voluntariamente (para
cederla y partir de contragolpe, o por menos vocación para conservarla), sus
rivales han comenzado a tener impensadas situaciones de gol que una y otra vez
viene conjurando un arquero como Víctor Valdés, en uno de sus mejores momentos
como profesional, hasta alcanzar la momentánea titularidad en la propia
selección española.
Sin ir más lejos, lo ocurrido en esta semana que
pasó puede ilustrar muy bien a los lectores. Ante el Ajax, en el debut por la
Champìons League en el Camp Nou, un Messi que no participó demasiado del
partido, sin embargo concretó un hat trick que estableció una diferencia ante
los holandeses que para nada se vio en los noventa minutos y que sólo la
naturalidad del argentino pudo generar.
En otro tiempo, y ante un rival tan débil como el
Ajax, el Barcelona habría dado un concierto de toques, tratándose de otro
equipo acostumbrado a la posesión. Sin embargo, el propio Messi ensayó la
explicación del contragolpe, en un partido que no se prestaba para eso porque
no es que los holandeses hayan dominado el juego.
No muy distinto fue lo del sábado ante el Rayo Vallecano
en Madrid y con un resultado idéntico, por la Liga, aunque esta vez el hat
trick fue de Pedro Rodríguez. El Barcelona goleó y la diferencia pudo ser mucho
mayor aún, pero los locales, con muchas menos figuras, dispusieron de varias
ocasiones de gol, tapadas una y otra vez por Valdés, y cuando el partido estaba
0-1, Trashorras tuvo un penal para empatar pero el arquero azulgrana tapó una
vez más.
El Barcelona, sin dudas, se encuentra en una etapa
de transición y es evidente que su entrenador, Martino, se halla en la búsqueda
de nuevas vías, de mejorar el sistema colectivo, y los resultados lo acompañan
y le permiten trabajar tranquilo.
Sin embargo, sería interesante ir sabiendo el rumbo,
hacia dónde se dirige el sistema del
Barcelona. Si va a seguir manteniendo el respeto por la pelota, la posesión, el
preciosismo con el que subyugó a millones de amantes del fútbol, o si piensa a
renunciar a tantos años consecutivos de hermosos momentos, buscando un
rendimiento utilitario que permita seguir ganando, a costa de perder todo lo
conseguido.
Este columnista recuerda aún cuando en el Mundial de
Clubes de 2011, en la Botica del Barça, tienda de productos oficiales montada
al lado del predio de Yokohama Marinos, donde se entrenaba el equipo catalán,
se vendían camisetas y equipaciones con el escudo del club y la inscripción
“Fútbol de Posesión”.
Es eso lo que hizo crecer al Barcelona en el mundo
entero, y esa es su marca principal. No debe olvidarlo ni aún ganando. ¿Será
así?
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