Desde Buenos Aires,
Cuando el presidente saliente del Comité Olímpico
Internacional, el belga Jacques Rogge, anunció que Tokio será la sede olímpica
en los Juegos de verano de 2020, la sensación en la sala como en el sector de
Prensa del hotel Hilton fue que ya no daba para más sorpresas en un día
extenuante y complicado, con mil aristas.
Pocos minutos antes, la euforia había estallado
cuando se anunció el triunfo de Estambul, que dio lugar a equívocos de todo
tipo, pero sólo era el desempate entre las dos perdedoras de la primera ronda
de votación, entre la ciudad turca y una Madrid que jugando de local en
Argentina, insólitamente quedaba eliminada y mucho más que eso, marginada de
una próxima contienda para 2024 por haber perdido su candidatura por tercera
vez consecutiva.
Lo concreto es que sobre los 94 votos totales del
COI (dos se excusaron, uno se abstuvo y seis no podían votar, los miembros de
países con ciudades candidatas y el presidente del COI, sobre los 103
posibles), Tokio, para sorpresa de la gran mayoría y de los propios japoneses,
se impuso por una larga distancia de 42 contra 26 de Estambul y Madrid, que
tuvieron que ir a un desempate para saberse cuál de ellas quedaría eliminada.
Allí es que Estambul venció a Madrid 49-45, lo que
generó confusión porque muchos creyeron que la ciudad turca era la ganadora,
pero recién allí llegaba la votación definitiva en la que Tokio se impuso por
60 a 36, en un rotundo éxito para una ciudad muy cuestionada a priori por el
posible efecto de las radiaciones producto de la tragedia de Fukujima.
Tokio, en verdad, no tuvo una exposición superior a
Madrid, y mucho menos a Estambul, con lo cual queda demostrado que,
contrariamente a lo que se dijo en los días previos en el hotel Hilton de
Puerto Madero, centro de todas las actividades de la elección de sede olímpica
para 2020, no importaba tanto lo que se dijera a último momento, y salvo que
sucediera algo de alto impacto, los votos ya estaban decididos en un gran
porcentaje.
Más allá de estas consideraciones, participaron por
la candidatura de Tokio su primer ministro, Shinzo Abe, el alcalde de la
ciudad, Naoki Inose, el presidente de la candidatura Tokio 2020 y titular del
Comité olímpico Japonés, Tsunekazu Takeda, el CEO de Tokio 2020, Masato Mizuno,
y deportistas olímpicos y paralímpicos destacados, aunque no conocidos en el
mundo occidental.
De poco sirvió la seria exposición de poderío
económico de Turquía que la podría colocar entre los diez países de mayor
crecimiento del mundo en los próximos siete años y su doble eje
asiático-europeo y las palabras del “cansado” primer ministro Recep Tayyip
Erdogan (mucho hincapié en su largo viaje desde su participación en el G-20 de
San Petersburgo) y mucho menos las frases efectistas del presidente español
Mariano Rajoy (muy estridente), las amigables gesticulaciones con un inglés
memorizado de la alcaldesa Ana Botella, o las grabaciones de reconocidos
artistas como Alejandro Sanz, Plácido Domingo y Antonio Banderas.
Tras conocerse la decisión, el presidente del COI,
Rogge, que el martes será reemplazado por un nuevo mandatario elegido en la
última sesión de la 125 Asamblea,y que felicitó a Tokio como “ganador de manera
convincente”, recordó que Japón será olímpica por cuarta vez en 2020, tras la
primera experiencia en 1964 en la capital, y luego, fueron sedes también,
Sapporo (1972) y Nagano (1998), ambos de Juegos de invierno.
Takeda, presidente de la candidatura y miembro del
COI, afirmó que en 2020 “demostraremos al mundo todo lo que nos espera el
futuro y la antorcha olímpica podrá pasar por las zonas afectadas (por la
catástrofe climática) que estarán reconstruidas”.
El primer ministro Abe, por su parte, sostuvo que
con la candidatura “queríamos apelar a la audiencia para que pudiera comprender
el poder del deporte y la expansión del movimiento olímpico. En 1964, los
Juegos llegaron cuando hacía muy poco que había finalizado la Gran Guerra
(Segunda Guerra Mundial) pero en 2020 ya serán juegos desde Japón para Asia y
el mundo”.
Todos los funcionarios nipones dejaron en claro, sin
manifestarlo, que ni ellos esperaban un resultado tan positivo, lo que
demuestra la cerrazón de los miembros del COI.
Tal vez por eso es que comenzaron a aparecer grietas
en la candidatura de Madrid, concentrada en un hotel de San Telmo, cuando se
supo que desde los más altos niveles costó manejar la información que
suministró el diario “El Mundo”, que con foto de cada uno de los miembros del
COI que supuestamente iban a votar por la capital española, dándole una
indescontable ventaja en la primera ronda.
Con el título “50 de los 98 miembros del COI han
prometido votar a Madrid”, el Mundo publicó con pelos y señales una información
tan sensible que un consejero de la delegación intentó convencer al príncipe
Felipe (al cabo, el de exposición más sólida de los suyos) para que aceptara
conceder una entrevista a un medio anglosajón para revertir la tendencia.
A esa altura, la delegación calculaba que había
perdido entre 10 y 20 votos a partir de esa publicación para terminar en una
jornada muy difícil, porque si faltaba algo, justo en medio de su exposición,
que podía ser vista por centenares de millones de tele espectadores, se cortó
la señal de internet del hotel y las pantallas aparecieron negras en el momento
que hablaba el gran basquetbolista Pau Gasol, quien terminó relatando lo que
dijo a los medios en la zona mixta posterior al final.
Para Madrid, fue un duro golpe a la última gran
ilusión luego de haber quedado apenas afuera de los Juegos de 2012 y 2016 y
cuando se creía que obtener la sede para 2020 daría un impulso a los deportes y
a la economía en crisis. Y aún queda la pesadilla del regreso, y las críticas
por los errores y el mal manejo del idioma, y los malos cálculos de la diplomacia.
Para Tokio, se abren las puertas a un gran
acontecimiento que con la enorme capacidad de trabajo de sus habitantes,
ayudará a la ciudad y a todo Japón a salir de este mal momento que atraviesa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario