Mucho más allá de las matemáticas, de fríos números,
o de una tabla de posiciones demasiado provisional cuando apenas van cuatro
fechas de la Liga Española, por primera vez en muchos años, al menos, es
posible preguntarse si esta vez el Atlético Madrid, es decir, un equipo que no
sea ninguno de los dos poderosos, el Barcelona y el Real Madrid, está en
condiciones de ganar el torneo.
En principio, esta pregunta tiene una respuesta
fácil, básica, por la negativa. Sin embargo, el hecho mismo de plantearlo,
obliga a pensar que algo, por más mínimo que sea, ha cambiado en el devenir de
la Liga, aunque todos hayan llegado a jugar solamente cuatro partidos sobre
treinta y ocho posibles de un torneo largo que llegará hasta mayo de 2014 y que
si nos guiamos por la lógica pura, acabarán ganando los equipos que cuenten con
planteles ricos y con mucho recambio.
Si el planteo existe, no es sólo porque el “Aleti”,
que dirige el argentino Diego Simeone, haya sacado los doce puntos en juego, o
acaso muy poco porque haya convertido y recibido los mismos goles que su
acompañante en la punta, el menos sorpresivo Barcelona de su compatriota
Gerardo Martino, sino porque por primera vez en muchos años (en el caso de los “colchoneros”,
exactamente diecisiete), la producción del equipo de la capital española viene
creciendo con una envidiable coherencia.
Cuando Simeone se hizo cargo del equipo, éste
navegaba en la absoluta mediocridad de la que su anterior entrenador, el psicólogo
Gregorio Manzano, no había logrado salir.
El “Cholo” comenzó por algo demasiado elemental como
mantener el arco invicto de visitante, ganar de local e ir cambiando la
mentalidad de los jugadores, hasta dar con un conjunto granítico, que fue
escalando en los objetivos, aún con Radamel Falcao en el ataque, marcando goles
decisivos, hasta terminar quedándose con una gran Europa League ante el
Athletic de Bilbao (de excelente trayecto de la mano de otro argentino, Marcelo
Bielsa) y la Supercopa de Europa ante el poderoso Chelsea, al que vapuleó en
uno de los partidos más importantes de su historia moderna.
El Atlético no se quedó, sino que creció hasta dar
pelea, mientras pudo, en la Liga pasada y ante los dos gigantes de mucho mayor
presupuesto, y acabó clasificándose para la Champions League, que comienza en
estas horas, para terminar la temporada con el postre más deseado, el de ganar
la Copa del Rey a su clásico rival, al que no le podía arrancar ni un empate en
el último tiempo, y nada menos que en el Santiago Bernabeu.
Muchos creyeron que allí se acababa el ciclo. La
salida de Falcao hacia el Mónaco por la necesidad de euros, hizo creer que
sería irreemplazable y el principio del fin, pero nada de eso ocurrió, y poco
faltó para que el Atlético se quedara hace menos de un mes con la Supercopa
Española nada menos que en los dos partidos ante el Barcelona, y ahora sigue en
la Liga con puntaje ideal cuando debe comenzar la fase de grupos de la
Champions.
¿Y los dos poderosos? Tal vez sea ésta otra de las
apoyaturas del Atlético, aunque pueda parecer todo lo contrario. Tanto el
Barcelona con Martino, como el Real Madrid con el italiano Carlo Ancelotti en
lugar del portugués José Mourinho, han cambiado de entrenador, y por ahora
ninguno de los dos ha encontrado un funcionamiento que les otorgue seguridad en
el andar.
En el caso del Barcelona, aunque Martino entró con
el pie derecho y obtuvo buenos resultados, encandiló al principio con dos
goleadas, al Santos por la Copa Gamper (8-0) y al Levante por la Liga (7-0)
pero luego comenzaron a notarse dificultades en el juego aéreo defensivo,
Lionel Messi no aparece tan involucrado en el juego, y el brasileño Neymar, la
nueva joya, está en proceso de adaptación, cuando Andrés Iniesta recién va
tomando forma.
A algunos resultados muy sufridos, se sumó una
entrevista con el defensor Gerad Piqué a un diario italiano, que emitió una
extraña frase para el mundo barcelonista, cuando dijo que “antes éramos rehenes
del tiki-taka”.
Las cosas no son muy distintas para el Real Madrid,
que no sólo tuvo cambio de entrenador sino de varios jugadores base. La salida
del alemán Mesut Özil al Arsenal, de Gonzalo Higuaín al Nápoli y del brasileño
Kaká al Milan, y en especial, las llegadas de Isco, y del carísimo galés Gareth
Bale, cambiaron la fisonomía de un equipo que antes jugaba mucho más recto y al
error del rival y que ahora busca tener algo más de posesión de pelota,
adelantándose unos metros en la cancha.
Esto también le está generando cierta crisis de
identidad con respecto a las temporadas anteriores, aunque cuenta con tal
riqueza de plantel, que es posible que termine solventando casi todos sus
compromisos.
Lo cierto es que ni el Barcelona ni el Real Madrid
ofrecen hoy ninguna seguridad en sus rendimientos, pero sólo el tiempo será
testigo de posibles cambios y mejoras.
Volviendo al inicio, ¿es entonces posible pensar en
una Liga para el Atlético? Parece demasiado lejos la luz en el largo túnel de
la Liga, pero por primera vez en mucho tiempo, nadie podría descartarlo de
plano, y eso, en el fútbol español, ya es noticia.
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