El Crown Plaza Hotel de Santiago de Chile estalló.
Los dirigentes locales y los colombianos, representantes de dos de los cuatro
seleccionados en el cuadrangular final de la Copa América de 1991, que luego le
daría el título de campeón a la selección argentina, se quejaron amargamente de
la decisión de la Conmebol de suspender por sólo un partido a Claudio Caniggia
tras una expulsión, lo que le permitía jugar en el decisivo partido final,
cuando correspondían dos. Ya en ese momento, más de veinte años atrás, se
refirieron a “la mafia del Atlántico”.
Verdad o no, desde hace poco menos de medio siglo
que el fútbol sudamericano es manejado por los países de la costa atlántica del
continente, los tres que tienen la mayor trayectoria en la historia, Argentina,
Brasil y Uruguay, aunque por mucho tiempo haya presidido la institución el
paraguayo Nicolás Leoz, denunciado por maniobras fraudulentas en varias
ocasiones por distintas investigaciones periodísticas y casi obligado a irse
por la FIFA en estos últimos meses, siendo reemplazado por el uruguayo Eugenio
Figueredo.
Es por esta razón que el presidente de la Federación
Ecuatoriana Luis Chiriboga, llegó a solicitar que para las dos jornadas finales
de la clasificación sudamericana (un solo grupo de nueve equipos debido a que
Brasil, el décimo, ya está clasificado para el Mundial por ser local en 2014)
en su partido clave ante Uruguay en la altura de Quito, la terna arbitral fuera
europea, algo que fue desestimado por la Conmebol.
Los ecuatorianos tenían motivos para estar
nerviosos. En la clasificación anterior, Ecuador fue despojado de un triunfo
merecido por pésimas actuaciones arbitrales y esta vez pudo vencer 1-0 y poner
un pie y medio en el Mundial de Brasil, con un gol de Jefferson Montero, aunque
otra vez pudo estar más tranquilo si le convalidaban el legítimo gol de Joao
Rojas, que habría significado un más cómodo 2-0 si no era anulado por fuera de
juego a instancias del juez de línea.
Ecuador, así como Colombia, regresa a la fase final
de un Mundial, dirigido por el colombiano Reinaldo Rueda, luego de atravesar
duros momentos por el sorpresivo fallecimiento del delantero Cristian “Chucho”
Benítez, pero haciéndose fuerte como local en Quito, a donde terminó invicto, y
con un estilo técnico atrás, y potente arriba, encontró un sistema propio que
retoma aquél que lo llevara hasta Alemania 2006.
Colombia, también del Pacífico sudamericano,
recuperó con el argentino José Pekerman, gran parte de ese estilo que lo
consagró y deslumbró al mundo en Italia 1990 y en la clasificación para el Mundial de Estados
Unidos 1994, donde su actuación fue decepcionante y generó un sinfín de
polémicas, aunque nadie olvida a esa generación dirigida por Francisco Maturana
y Hernán “Bolillo” Gómez y ese juego estético de los Rincón, Redín, Valderrama,
Valencia, Asprilla, Alvarez, Valenciano o el arquero Higuita.
Esta selección colombiana pretende recuperar ese
juego pero es algo distinta. Tal vez menos brillante que aquella, pero basada
siempre en el “tiki-taka”, sin tanta velocidad sino apoyada en la precisión de
jugadores como Juan Cuadrado, Carlos Sánchez y especialmente James Rodríguez, y
la potencia de un excepcional goleador como Radamel Falcao, junto a Teófilo
Gutiérrez y Jackson Martínez.
Su comienzo en el grupo clasificatorio no había sido
bueno, ya muchos pensaban que llegaría otra frustración como en las últimas
veces, porque desde que se extinguió aquella generación dorada no había
aparecido un recambio y Colombia había estado ausente en los mundiales desde
Francia 1998, y se tocó fondo de local contra Argentina, cerca de promediar la
primera rueda.
Allí fue que Leonel Alvarez fue reemplazado en la
conducción técnica por Pekerman, quien decidió cambiar, tranquilizar el juego,
asociar a sus jugadores, dar prioridad a la técnica y por momentos, el juego
del equipo fue exquisito y lo coronó con un increíble empate como local ante
Chile, luego de estar 0-3 hasta los 25 minutos de la segunda parte, cuando
aprovechó la expulsión del volante rojo Carmona, para revertir la situación y
conseguir su regreso mundialista.
Chile es el tercer equipo del Pacífico que se
encuentra, como Ecuador, a punto de llegar a otro Mundial, tras su buena
participación en Sudáfrica 2010 de la mano de Marcelo Bielsa. Ahora, dirigido
por otro argentino exitoso en su paso por la Universidad, Jorge Sampaoli, quien
proviene de la rama de su compatriota en cuanto a concepción de juego), y luego
de que reemplazara a otro argentino con el que comenzó el grupo, Claudio
Borghi, “La Roja” pudo encontrar una mecanización de muchos movimientos, una
fuerza especial y una gran calidad en algunos jugadores que se destacan mucho
en sus ligas como Alexis Sánchez (Barcelona) y Arturo Vidal (Juventus), muy
bien acompañados por otro delantero talentoso como Eduardo Vargas y con la
riqueza del armador Jorge Valdivia.
A Chile y Colombia les bastará un empate en
Santiago, el martes próximo, para clasificarse ambos para el Mundial, ocupando
las últimas dos plazas directas tras el ya líder definitivo (Argentina) y el
segundo (Colombia). De todos modos, la diferencia de goles hacia el quinto
clasificado, Uruguay, es tal que casi no hay chances ya de que los celestes
eviten jugar la repesca de noviembre a doble partido ante Jordania.
Uruguay, siempre dirigido por Oscar Tabárez, pudo
superar los muy malos resultados de finales de la primera rueda y al menos
volvió a la situación casi permanente de los últimos tiempos, en los que ha
tenido que jugar ya tres repescas (dos contra Australia y una contra Costa
Rica) en las que debió sufrir hasta el final y en una de ellas, para Alemania
2006, no la pudo superar.
Esta clasificación sudamericana deja también la
caída, luego de dos décadas en los puestos de privilegio del seleccionado
paraguayo, tras obtener el subcampeonato en la Copa América de Argentina 2011,
pero allí se produjo la salida del entrenador argentino Gerardo Martino (ahora
en el Barcelona) y no pudo recuperarse, mientras que Venezuela, mucho más
competitivo que en el pasado, se ilusionó con llegar en el lote de los
punteros, pero su producción bajó mucho en el momento clave.
Perú y Bolivia siguen siendo los seleccionados más
flojos, sin poder encontrar una vuelta a la situación. El primero no participa
en un Mundial desde España 1982 y el segundo, desde Estados Unidos 1994.
Un nuevo mapa se dibuja en el fútbol sudamericano.
Es ahora el Pacífico, con Colombia, Ecuador y Chile, el que comienza a emerger.
Con Argentina y Brasil como potencias instaladas, Uruguay debe luchar en una
repesca y Paraguay afuera, las cosas han cambiado mucho.
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