Cuando Barcelona reciba hoy a las 22 horas (18 de la
Argentina) al Atlético Madrid, por la ida de los cuartos de final de la Copa
del Rey, se pondrá en juego una gran serie entre dos estilos de juego, dos
filosofías, y también enfrentará la solidez de un equipo que conduce con mucho
éxito Diego Simeone, contra otro que tiene altibajos pero que cuenta desde hace
algunos días con la evidente subida en su nivel de Lionel Messi, con lo que eso
significa.
Se trata de uno de los choques más esperados, no
sólo porque el Atlético ya ha logrado entreverarse entre los dos grandes de
siempre del fútbol español, ganando la Liga en la temporada pasada y la
Supercopa nacional al inicio de ésta, sino que acaba de eliminar al
multimillonario y actual campeón mundial, Real Madrid, en la serie de octavos
de final, y con bastante claridad (2-0 y
2-2).
El Barcelona no muestra esa solidez y de hecho,
algunos siguen creyendo que el entrenador asturiano Luis Enrique Martínez se
podría incluso hasta estar jugándose su puesto, debido a que su equipo no logró
la continuidad ni el juego esperado, pero extrañamente desde que comenzaron los
rumores crecientes de su posible enfrentamiento con Messi desde el inicio de 2015,
bastó una desmentida formal de éste ante “Barça TV”, el canal oficial del club
para que el rendimiento del equipo comenzara a subir y por la Liga, hace dos
semanas, el propio Atlético fue víctima del tridente del Mercosur (Messi, el
uruguayo Luis Suárez y el brasileño Neymar).
Hoy el Barcelona es un equipo que no da garantías y
que no tiene continuidad, y que tampoco, salvo algunos pocos pasajes, consiguió
aquella brillantez del pasado, con un Xavi intermitente por una veteranía que
empieza a notarse en lo físico, un Andrés Iniesta que no consiguió todavía ser
aquel jugador desequilibrante de otros tiempos, mientras que Suárez, todavía
errático, va tratando de encontrar su mejor forma luego de una suspensión de la
FIFA por aquella mordida a Chiellini en el Mundial, que lo dejó por meses fuera
de las canchas.
Aún así, el Barcelona ya probó que es temible si sus
tres atacantes consiguen espacios, aunque no se sabe cómo reaccionará una
defensa cuestionada (por ahora, aunque llegaron Vermaelen y Mathieu, sigue siendo
Javier Mascherano el que da las mejores garantías) y especialmente, cómo
contrarrestará las jugadas preparadas del Atlético en las “pelotas detenidas”,
que los de Simeone explotan tan bien, más todavía en el juego aéreo, con la
altura de Diego Godín, Fernando Torres o Raúl García.
El Atlético se fue convirtiendo, en estos tres años
con Simeone al frente, en un equipo copero y esta clase de partidos son su
salsa y es en los que más cómodo se siente y ya lo pagó hasta Real Madrid,
sumado a que el regreso de uno de sus ídolos, como Fernando Torres, autor de
los dos goles en el Santiago Bernabeu , termina siendo otro factor extra de
motivación.
De hecho, el partido de Liga citado más arriba,
jugado hace dos semanas en el Camp Nou (3-1 para el Barcelona) puede servir de
mucho antecedente porque ya se jugó como si fuera de Copa y aunque los locales
ganaban holgadamente 2-0, bastó un inusual penal (por ser quien fue el autor y
por la sutileza de la falta) de Messi a Jesús Gámez, para meterse en el partido
y preocupar a su rival.
Messi llega en un gran momento, con un muy buen
partido ante Atlético, y con un gran triplete, el pasado domingo, ante el
Deportivo La Coruña como visitante en Riazor (0-4) y cuando el supercrack está
bien (19 goles en 18 partidos de Liga, 27 en la temporada que todavía está en
la mitad), cualquier cosa puede pasar.
También es cierto que con el Atlético, no se puede
dar por ganado ningún partido de antemano.
Por todo esto, la mesa está servida para uno de los
mejores partidos del año, y en el que el Barcelona sabe que luego hay que
definir dentro de una semana en Madrid, en el Vicente Calderón, donde los
“colchoneros” suelen ser inexpugnables. Muchos ingredientes. Para no
perdérselo.
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