Cuando el pasado miércoles, aunque con mal
rendimiento y resistiendo en el final, el Real Madrid pudo sortear el partido
pendiente ante el Sevilla en el estadio Santiago Bernabeu, la sensación era que
aunque quedaba mucho por jugarse, la Liga parecía casi definida.
Los siete puntos de diferencia hacia el tercero, el
Atlético Madrid, y la confirmación de los cuatro hacia su inmediato
perseguidor, un Barcelona que atravesaba una buena racha pero sin dar nunca
garantías de solidez, hacían prever que sólo una derrota en el pasado fin de
semana, en el Vicente Calderón y ante su bestia negra de los últimos tiempos,
el equipo de Diego Simeone, podía dar cierto aire al torneo español.
Sin embargo, ocurrió algo más profundo. Porque no
sólo el Real Madrid cayó ante el Atlético, sino que terminó siendo una paliza,
una diferencia mucho mayor que el ya de por sí sorprendente 4-0 padecido por
los actuales campeones del mundo, al punto tal de que su entrenador, el
italiano Carlo Ancelotti, llegó a reconocer que fue el peor partido que jugó su
equipo desde su inicio con esta plantilla hace una temporada y media.
De esta forma, el Real Madrid confirmó lo que días
antes se había visto (aunque no en el resultado final) ante el Sevilla. Ese día
en el Bernabeu, los andaluces, especialmente en el cuarto de hora final,
tuvieron a los blancos como aquel boxeador que sabe que su rival está groggy
pero no consigue el remate de los noqueadores como para definirlo y no le dan
los rounds para ganarlo por puntos en el jurado.
Eso mismo volvió a ocurrir en el Calderón aunque ahí
sí su rival no lo perdonó, además de tenerle tomada la medida hace ya bastante
tiempo. El Atlético ganó el balón en todos los sectores de la cancha, dominó
por completo el partido, y acabó goleando con justicia.
Es cierto que al Real Madrid le faltaron tres de los
cuatro defensores titulares (Sergio Ramos, Pepe y Marcelo), que no es poca
cosa, así como desde hace tiempo no cuenta con Luka Modric, pero con el nivel
que tiene su plantilla, tampoco puede ser una excusa. Hay jugadores que no
están en su nivel, entre ellos Cristiano Ronaldo y Gareth Bale, y se está
notando cierto desgaste que el equipo deberá corregir en los próximos días,
para no pagarlo en la Champions League, a punto de regresar en su fase de
octavos de final.
El Barcelona, en cambio, parece atravesar un momento
opuesto y lleva nueve partidos consecutivos ganando, desde que Lionel Messi
cerrara, en una entrevista con Barcelona TV, el tema de su problema con el
entrenador Luis Enrique, que aunque fue negado por las cercanías a la
plantilla, el defensor francés Jérémy Mathieu lo confirmó ante un medio de su
país.
Cuando ya no se habló más del conflicto y el
Barcelona se dedicó a retomar su ambición por el juego y los goles, ni el
Atlético Madrid (en Liga y en la Copa del Rey) pudo resistir, cuando había
quedado invicto en seis partidos de la temporada anterior.
El Barcelona ha mejorado a partir de los buenos
resultados, de haberse acallado el conflicto, del rebote también de un Real
Madrid que ya no pisa tan firme, de un gran momento (una vez más) de Messi, que
no sólo marca sino que hace jugar a todos, sino también gracias al muy buen
nivel que viene demostrando el brasileño Neymar como compañía de ataque, aunque
Luis Suárez viene remontando desde mucho más atrás y todavía no es el explosivo
atacante del Liverpool.
El Barcelona parece llegar en el punto óptimo para
los dos durísimos partidos de octavos de Champìons ante el Manchester City, que
aguarda ansioso el regreso triunfal de Yaya Touré, ganador de la Copa Africa
con Costa de Marfil, pero todavía tiene mucho que corregir.
Por ejemplo, le llegan mucho al corazón del área,
Dani Alves acaba muchas proyecciones al ataque con centros aéreos a la cabeza
de nadie, Suárez no rinde igual cuando los rivales se cierran y el Barcelona no
consigue ir en ventaja, y en el medio falta esa creatividad y el corte justo
para avanzar como en los tiempos brillantes de Pep Guardiola o Tito Vilanova.
Aún así, cuenta con un pilar como Sergio Busquets,
dos atacantes como Messi y Neymar, y buenos momentos de varios de sus cracks.
¿Y el Atlético Madrid? ¿Puede dejarse de lado al
equipo de Simeone, ahora a cuatro puntos del líder, cuando quedan tantos
partidos y hasta podría sacar ventaja del Barcelona-Real Madrid de mediados de
marzo? Los últimos años no permiten dar por perdida la Liga al actual campeón y
a un equipo que tira de semejante casta en los partidos importantes.
El soberbio partido ante el Real Madrid, el buen
momento de sus atacantes, especialmente Griezmann, la solidez de su mediocampo,
el talento de Arda Turan y una gran defensa, parecen generar un alerta y
señalar que este equipo aún está para disputar palmo a palmo lo que quede en
juego, incluso, como en la temporada pasada, la Champions.
Por todo esto, la Liga no parece ahora terminada y
al contrario, queda mucho, y muy apasionante, por jugarse.
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