Cuando se han jugado nueve jornadas del extenso
torneo de la liga española de treinta y ocho finales, que acabará en mayo
próximo, es decir, menos de un cuarto del total de los partidos, ya todo se
comienza a ordenar tal cual como la mayoría de los analistas podía prever.
Ya Real Madrid y Barcelona, atravesando distintas
etapas en sus juegos, por lesiones, rachas positivas o negativas, y sanciones,
lideran la liga y con el Atlético Madrid, el tercero en discordia para
cualquier pelea por el título de campeón en los últimos años, es el único
tercero y con ciertas chances reales de darles alcance o al menos, molestarlos.
Es que la liga española se va ciñendo a una
estricta lógica, que de alguna manera deberá modificarse en las próximas
temporadas si no se quiere desde los dirigentes, arruinar el enorme negocio y
lo futbolísticamente atractivo de un campeonato que busca expandirse por el
mundo y que ya vislumbra finales de Supercopa Española en Asia o que va cambiando
el horario y los días de tantos partidos para poder aumentar la torta de las
ganancias.
Real Madrid, a diferencia de otros años, esta vez
parece más sólido que el Barcelona, cuando estamos a menos de un mes del gran
clásico. Desde la llegada de Rafa Benítez como entrenador blanco, éste le
imprimió un sistema más fuerte en lo defensivo, aunque emerge inesperadamente
la figura de Keylor Navas, el costarricense reemplazante de Iker Casillas luego
de una década y media como titular del
ahora arquero del Porto.
Del medio hacia adelante, este Real Madrid va
desplazando definitivamente su punto fuerte al ataque, dejando el mediocampo
como un mero espacio de tránsito para volcarse al ataque con los laterales y la
potencia de los delanteros, aunque incluso en muchos partidos Benítez se haya
decidido más por un 4-4-2 que por un 4-3-3.
También es verdad que Real Madrid tuvo en este
torneo demasiadas bajas de importancia, desde Gareth Bale o Karim Benzema en el
ataque, como James Rodríguez en la creación, y hasta Sergio Ramos en la línea
defensiva. Pero cuenta con un plantel largo que puede hacer frente sin
problemas ante estas carencias.
Tiene a favor que su poder de gol es inmenso y bien
lo sabe el Celta de Vigo, que cuenta con muy buen juego, que ha tenido casi la
misma posesión que los blancos, pero que en el 2-1 profundizó el ir por el
empate permitiendo el ida y vuelta, y allí acabó sucumbiendo no sólo por su
mayor pegada, sino también por la gran actuación de Navas.
El Barcelona tiene un andar mucho más sinuoso por el
liderato. La sensación es que se acaba imponiendo en muchos partidos por su
gran ataque y especialmente por la enorme calidad de algunos de sus jugadores
mucho más que por su estructura de equipo, que parece resentida por dos razones
fundamentales: la plantilla muy corta y la lesión que aleja a su gran figura,
Lionel Messi, por dos meses de los campos de juego.
El Barcelona ha tenido problemas para superar a
equipos a los que siempre ganó con facilidad y en casi todos los casos en los
que esto ocurrió fue por soberbias actuaciones ya sea de Neymar en algunas
oportunidades, o el uruguayo Luis Suárez (una máquina de hacer goles) en otras
y hasta de Ivan Rakitic en otras, como por ejemplo en Champions League.
Pero el Barcelona no parece superar por mucha
distancia a los equipos desde lo colectivo, con algunos jugadores que
atraviesan un momento complicado, desde Gerard Piqué hasta Daniel Alves o el
propio Javier Mascherano, indiscutido hasta ayer mismo.
La ventaja del Barcelona es que Messi podría regresar
para el Clásico y si no ocurre, al menos sabe que desde enero podrá regresar a
fichar y ya sumará a Aleix Vidal, a Arda Turan, y muy posiblemente un
centrodelantero de peso en el área como recambio (¿Van Persie?) y hasta crece
la chance del regreso de Nolito, lo cual cambiaría radicalmente la estructura.
Por detrás de ellos llega un Atlético Madrid, que
mucho más allá de los dos puntos que debe descontarles, en esta jornada ante el
Valencia en el Vicente Calderón rescató lo más importante: aquél funcionamiento
que se destacó desde la llegada de Diego Simeone a la dirección técnica, con el
que avasalló a su rival “Che”, y que por primera vez aparece la sensación de
que los nuevos jugadores recientemente fichados comienzan a dar los frutos
esperados.
El colombiano Jackson Martínez mostró toda su
potencia, apareció en toda su dimensión el belga Yannick Ferreira Carrasco, y
ya se conoce el potencial de los jóvenes argentinos Angel Correa y Luciano
Vietto.
Sumado a esto, y más allá de haber sufrido al final,
el Atlético arrolló al Valencia desde lo posicional, la presión en el medio y
el juego colectivo, a partir de recuperar premisas de otros tiempos: un arquero
sólido (Oblak), una línea defensiva fija (Juanfran, la dupla central uruguaya
de Giménez y Godín, y Filipe Luis), tres de los cuatro volantes fijos, y apenas
rotación en la dupla atacante.
Será difícil que las posiciones superiores de la
Liga se alteren mucho hasta el final. Todo lo contrario, apenas con la
intromisión del Celta o un muy buen equipo como el Sevilla, parece que la
tendencia será la que comienza a reflejar la novena jornada.
La Liga Española es demasiado lógica y no se
necesitó llegar ni al primer cuarto de su trayecto para comprobarlo.
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