domingo, 4 de octubre de 2015

¿Es el momento del cambio en el fútbol mundial? (Yahoo)



Parecía que este momento nunca llegaría, y sin embargo, ocurrió. Joseph Blatter, el presidente de la FIFA, se encuentra en el peor momento desde que asumió a mediados de 1998 y a pocos meses de haber ingresado en un nuevo mandato de cuatro años en el principal organismo del fútbol mundial.

No sólo Blatter acaba de ser acusado por el Estado suizo por “apropiación indebida” y “administración desleal”, cuando ya varios de los miembros del Comité Ejecutivo de la FIFA fueron extraditados a los Estados Unidos por orden de la Interpol y otros están en camino de hacerlo.

También varios sponsors principales de la FIFA, que misteriosamente se han mantenido en silencio por años, pese a que eran conocidos los resonantes casos de corrupción, ahora se han pronunciado de manera contundente en contra de la continuidad de Blatter, quien comenzó a manifestar en las últimas semanas que aunque se especula que el próximo 26 de febrero dejará el cargo, piensa que no hay motivos para alejarse y pretende seguir.

De hecho, causó conmoción que en los últimos días de la pasada semana, multinacionales como Mc Donalds, Coca Cola, VISA o Budwaiser (¡No casualmente todas norteamericanas?) se pusieron de acuerdo en manifestar que la continuidad de Blatter en la presidencia de la FIFA resulta dañina para el desarrollo del fútbol.

El carácter de sorpresivo, en varios casos, no sólo es porque se habían mantenido en silencio hasta ahora, sino que en algunos casos, hasta tuvieron actos contradictorios como ocurrió con la tarjeta de crédito, que operó en las sombras junto con Blatter y con su secretario general, el francés Jerome Valcke, para que ingresara como sponsor dejando de lado a su competidora Mastercard, según cuenta el magnífico libro “FIFA Mafia” del alemán Thomas Kistner, de reciente aparición.

Kistner cuenta que aunque la FIFA seguía insistiendo a Mastercard con que continuaría como sponsor, al mismo tiempo negociaba con VISA, su competidor, su reemplazo, y el 5 de abril de 2006, Blatter le comunicó al presidente de Mastercard, Robert Selander, que ya habían llegado a un acuerdo con VISA.

Mastercard llevó el caso a un juicio en un juzgado de Manhattan, en Nueva York y cuando la jueza Loretta Preska pudo comprobar el contrato otorgado por VISA,  descubrió un dato escalofriante: que la firma era del 6 de abril de 2006, es decir, después de la fecha de confirmación de Blatter a Selander. Esto significaba que la FIFA había mentido, aunque el organismo del fútbol presentó otro contrato con la firma con VISA del 3 de abril, sólo que la firma del presidente de VISA, Christopher Rodrigues, no se parecía a la del otro contrato…

Según el procedimiento judicial, la FIFA falsificó documentos, lo cual representa un delito grave. Sin embargo, para sorpresa de muchos, no hubo acción judicial porque misteriosamente, Mastercard no siguió el caso.

Así ocurren estas cosas y al poco tiempo, ya Mastercard negociaba con la FIFA una suculenta indemnización y todo volvía a su cauce.

Por lo general, se sabe que los sponsors prefieren callar y soportar todo tipo de irregularidades porque valoran mucho más los beneficios que en lo económico pueden recibir del mundo del fútbol y son muy pocas las firmas que se han retirado en este tiempo.

Sumado a esto, ahora el destino de Blatter parece encadenado al de su posible sucesor, el presidente de la UEFA, Michel Platini, quien parece reunir la mayor cantidad de votos para ganar en febrero, al tener que justificar un pago de dos millones de francos suizos en 2011 por servicios poco claros realizados para la FIFA muchos años antes, en 2002.

Lo cierto es que las computadoras confiscadas a la FIFA están siendo estudiadas por la Justicia suiza en este momento y todo indica que la candidatura de Platini podría complicarse porque el 26 de octubre próximo vence el plazo para presentar candidaturas para aspirar a la presidencia.

La imagen de Blatter es de una soledad casi total en el poder del fútbol, justo cuando se cumplen cuarenta años de su llegada a la FIFA. Además de sus problemas con la Justicia suiza y la de muchos de sus dirigentes con la de los Estados Unidos por cohechos en la venta de los derechos de TV para cuatro Copas América desde 2011, y de la manifestación de los sponsors, hay que recordar que también hace pocos días tuvo que echar de manera fulminante a su secretario general, Valcke.

Si la FIFA recauda por año 5700 millones de dólares, hay que tener en cuenta que el ingreso por patrocinadores es de 1620, es decir, una buena parte del total.

Richard Cullen, el abogado contratado por Blatter, rechazó  “respetuosamente” la demanda de los sponsors y consideró que su cliente, por el momento, discrepa y cree que debe continuar. Tanto es así que si en mayo dio a entender que se iba y muchos lo interpretaron así, ahora comienza a ser claro en el sentido de querer permanecer en la FIFA y resistir, algo que atormenta a Platini, quien hace años parecía claramente su sucesor.

Sin Valcke, con Platini enojado y encadenado a su suerte, con los patrocinadores en contra y con su Comité Ejecutivo acorralado (aunque el presidente de la FIFA sostiene que a diferencia de un país él no elige a sus miembros y no puede controlar sus acciones, deslindándose del problema), Blatter resiste como puede, pero atraviesa el peor momento de su largo mandato.


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