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¿Usted se animaría a entregar las
medallas a los jugadores en la final de la Copa América?
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¿Yo? ¿Por qué me lo pregunta?
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Porque Angel Villar dice que él no
quiere entregarlas y él es el número dos de la FIFA presente aquí y usted es el
secretario general de la UEFA. Capaz que usted puede hacerlo, en ese caso.
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Ah, sí, ¡encantado si me lo proponen!
Gianni Infantino, el simpático pelado que vemos
habitualmente en los sorteos de Champions League y Europa League en Nyon,
Suiza, en la sede de la UEFA mostrando las bolillas, respondía así a este
periodista en el vacío hotel Gran Hyatt de Santiago de Chile el día anterior a
la final de la Copa América de este año.
Al fin habíamos entendido, con el colega y amigo
uruguayo Javier De León, por qué Angel María Villar, presidente de la
Federación Española, uno de los vicepresidentes de la FIFA y uno de los capos
de la UEFA, dormía por tantas horas una siesta tirado en uno de los sillones
del lobby.
Ningún dirigente de la Conmebol se había acercado,
por temor a ser apresados por Interpol en el FIFA-Gate y el rumor de que el
propio Villar o alguien de su confianza deberían entregar las medallas al día
siguiente, a falta de un dirigente sudamericano, crecía.
Villar nos diría, al entreabrir los ojos y sacándose
las lagañas en el sillón, al saber nuestra nacionalidad, que “ustedes han
tenido un compatriota que ha sido el mejor dirigente de la historia del fútbol,
Don Julio Grondona”, ante nuestra escéptica mirada, para rematar con que “no me
pidan que hable porque no lo hago desde hace veintisiete años, y lo bien que
hago”.
Villar esperaba la llegada de Infantino, en un
vuelo, a pocas horas de la final y cuando nos acercamos al abogado italiano especializado
en derecho deportivo, de 45 años, con estudios de Economía y que habla varios
idiomas, y que, además, nos dijo que nos conocía perfectamente cuando ensayamos
una mínima presentación.
Infantino irrumpió en el mundillo cercano al
presidente de la UEFA, Michel Platini, cuando éste venció al sueco Stefan
Johansson por apenas dos votos (27-25) en 2007, y entonces el mismísimo
presidente francés, Jacques Chirac, le colocó a un ex agente de Gabinete, Jean
Louis Valentin, graduado en la Escuela Nacional de Administración (ENA), al
igual que el ex asesor de Joseph Blatter en la FIFA, y casualmente ahora
contrincante de Infantino para la presidencia jugando una especie de rol
disidente, el también galo Jérôme Champagne.
Muchos sospecharon entonces que Blatter colocó en la
UEFA a un clon suyo, y Valentín se transformó en el formador dirigencial de
Platini, acompañándolo a todos lados en la sombra. Y en ese equipo apareció
Infantino como secretario general sin ninguna casualidad. Es oriundo, de hecho,
de la misma región que Blatter. El
equipo se completó con el jefe de Prensa también francés, claro, William
Gaillard, y el compatriota y ex presidente de la Liga Francesa, Jacques
Thébault, a cargo de la Comisión de Estrategia, que debía coordinar entre la
UEFA y la FIFA.
Más estrecha relación que esa, imposible. Infantino
representa la continuidad de un manejo dirigencial de los negocios del fútbol
que comenzó a implementarse durante 1974, cuando el belga-brasileño Joao Havelange sorprendió al
mundo al vencer en elecciones para presidente de la FIFA al inglés sir Stanley
Rouss, cooptando los votos de las federaciones del “Tercer Mundo” (Asia, Africa
y Sudamérica), para lo que, se dice, circularon sobres con muchísimo dinero la
noche previa a los comicios.
En realidad, como bien sostiene el periodista alemán
Thomas Kistner en su libro “FIFA Mafia”, Havelange, luego continuado por
Blatter desde 1998, y que éste proyectaba seguirlo con Platini, a quien preparó
desde la UEFA, forma parten de un conglomerado de dirigentes que, como Juan
Samaranch en los años ochenta y noventa en el COI, y actualmente Thomas Bach en
esa institución, responden a las líneas maestras trazadas por Horst Dassler,
nada menos que el hijo del fundador de Adidas, Adi Dassler, por encima de todo.
Blatter llegó a decir de Horst, fallecido de cáncer
a los 51 años que “desde el principio, Horst y yo nos sentimos como dos almas
gemelas. Él mne enseñó los pequeños detalles de la política en materia
deportiva. Para mí fue un gran maestro”.
Infantino aparece desde un perfil muy bajo para la
presidencia de la FIFA en el último día posible, el de ayer, cuando vencían las
candidaturas, y no es para nada casual:
lo que sucedió, como ya comentamos en Diario Jornada, es que el establishment
no conseguía a nadie potable que garantizara el futuro a toda esta clase
dirigente compuesta por los europeos que responden a la conducción de la UEFA y
sus eternos aliados de la Conmebol, presos de una inédita situación de acoso
judicial desde Suiza y Estados Unidos por distintas causas que los mantiene
encarcelados, o buscados, o juzgados o extraditados.
Si la Conmebol está descabezada, no muy distinto es
lo que ocurre en la UEFA, con Platini, su presidente, suspendido por la
Comisión de Ética de la FIFA hasta el 5 de enero, y entonces excluido de la
candidatura presidencial como se planificó desde que Blatter fue obligado a
salir (y aunque siga pensando en quedarse en el Poder cuando se vuelvan a
reunir el 26 de febrero).
Por eso, el intento desesperado de la UEFA y la Conmebol,
reunidos sus dirigentes en la terraza del hotel Baur Au Lac de Zurich (el mismo
de las redadas del 27 de mayo pasado), fumando habanos, dirigidos por Villar y
su hijo abogado Gorka, que extrañamente es director deportivo de la Conmebol y
cobra por año más que lo que se llevan Olimpia y Cerro Porteño por derechos de
TV.
Así es que salió casi lógicamente el nombre de
Infantino, hasta con el rumor de que éste sería una especie de Héctor Cámpora
de “Perón Platini” y resignaría su cargo para dárselo a su jefe galo si cuando
éste cumpla su sanción el 5 de enero, se le permite postularse, aunque la FIFA
niegue la mayor.
Infantino tendrá varios rivales en la elección de
FIFA, aunque nadie cuenta con tantos avales: lo apoyan UEFA, Conmebol, parte de
Africa y una Concacaf que se hizo amiga desde que Sudamérica le aceptó
rescindir el contrato con Datisa para los derechos de TV de la Copa América
Extra de los Estados Unidos 2016.
Además de Champagne, se presentarán Mussa Bilty, de
Liberia (con cinco avales), El jeque de Bahrein, Salman Bin Ebrahim Al Khalifa,
el multimillonario empresario sudafricano Tokio Sexwalle (colaborador y amigo
de Nelson Mandela), el príncipe de Jordania, Alí Bin Al Hussein y el ex
futbolista internacional de Trinidad y Tobago, David Nakhid.
Infantino aparece por fin como candidato, siendo que
Conmebol no está para colocar a nadie y la UEFA no vio con la mejor cara a
dirigentes como Michel Van Praag (Holanda), Wolfgang Niesbach (Alemania) o
David Will (Inglaterra). Villar, menos que menos, por estar siendo investigado
por la FIFA y la Justicia, y porque ocupa el cargo de la UEFA de Platini
durante su suspensión y siempre ha preferido moverse en las sombras.
El Establishment ya tiene quien los represente,
aunque haya sido sobre la hora y de penal.
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