miércoles, 23 de marzo de 2016

En la Champions, el azar y el fútbol no fueron de la mano (Yahoo)




Finalmente, y tras el parón que supondrán las dos fechas FIFA de selecciones nacionales, volverán los cuartos de final de la Champìons League con algunos partidos de alto impacto y otros, gracias a la fuerza del azar, que no se condicen con la realidad del fútbol que se vive en Europa en esta temporada.

Los dos partidos que concitarán mayor interés, por la paridad existente entre los rivales, son los que enfrentarán al Manchester City con el París Saint Germain (PSG) y al Barcelona con el Atlético Madrid.

En cambio, los otros dos partidos, si bien hay que jugarlos, a todas luces favorecen a priori al Bayern Munich ante el Benfica y al Real Madrid ante el Wolfsburgo. De hecho, en los momentos previos al sorteo, que tuvo a Gianluca Zambrotta  a cargo de sacar las bolillas, es decir, un ex jugador del Barcelona, todos querían como rivales al Benfica y al Wolfsburgo, por considerarlos rivales de menos fuste que el resto de los seis equipos clasificados.

Los afortunados fueron, precisamente, dos equipos que llegaron a cuartos de final con muchas dudas en sus producciones.  Real Madrid, que tendrá la posibilidad de definir la serie contra el Wolfsburgo como local en el Santiago Bernabeu, llega a esta instancia con la única competencia en la que tiene chances de vencer, al quedar fuera de la Copa del Rey y prácticamente lo mismo con la Liga Española, en la que se encuentra a diez puntos del líder, el Barcelona, cuando restan jugarse veinticuatro, y tiene un average en contra demasiado grande en caso de empate en puntos.

Real Madrid pasó bien ante la Roma si es por los números, pero no tanto en cuanto al juego. Ganó más fácil en la ida en Roma 0-2 y esta ventaja le dio una gran comodidad en el Bernabeu en el regreso y aún así, no lo pasó nada bien con italianos, que desperdiciaron varias posibilidades de gol.

El Real Madrid pasa de muy buenos partidos a otros muy malos con Zinedine Zidane como entrenador, y luego de dejar una mala imagen en su visita al Las Palmas, goleó de manera inapelable a un Sevilla que parecía un equipo de principiantes, pero nunca hay garantías de continuidad en el juego y hoy los blancos se basan mucho en el tridente ofensivo desde la vuelta de Karim Benzema, y en su gran arquero costarricense Keylor Navas, una muy grata sorpresa a partir de que en el inicio de temporada, el presidente Florentino Pérez quería contratar a David De Gea, del Manchester United.

Zidane también parece haber corregido a tiempo la situación del medio del campo con la incorporación de Casemiro entre los titulares, liberando a Toni Kroos a un juego más ofensivo, que es lo que realmente siente el alemán, y con esto, el equipo blanco viene sufriendo bastante menos.

Aún así, en una temporada que no estuvo a la altura de su historia y con un rápido cambio de entrenador (Zidane por Rafa Benítez), pocos lo daban como candidato en la Champions (pese a que la prensa madrileña fogonea con que los blancos, siempre que ganaron el título europeo, nunca obtuvieron la liga).

Pero el sorteo se encargó de encarrilarle las cosas, eludiendo a los cinco rivales más complicados, y definiendo la serie en Madrid. Y un equipo como este en semifinales, por historia y plantilla, ya cambia la ecuación. El Wolfsburgo, presidido por un español (Francisco Javier García Sanz, íntimo amigo de Florebtino Pérez) es una incógnita pero cuenta con jugadores capaces de complicar a los blancos, pero Real Madrid es, sin dudas, el favorito.

El Bayern Munich estuvo a segundos de quedar eliminado ante la Juventus en una serie extraña en la que parecía que pasaba fácilmente a cuartos luego de sacar un empate 2-2 en la ida en Turín ante la Juventus (que le remontó porquie los alemanes ganaban 0-2) pero se complicó y el partido se presentó totalmente al revés. Los de Guardiola estuvieron cerca del 0-3 pero resistieron, fueron masivamente al ataque, empataron en el final y completaron la hazaña de revertir el resultado ante los italianos marcándoles cuatro goles, dos de ellos en la primera parte de la prórroga.

El Bayern venía atravesando una etapa de depresión desde el instante en el que se enteró que Guardiola se iría al final de la temporada, perdió peso hasta en la Bundesliga, en la que permitió que el Borusia Dortmund se acercara peligrosamente, y casi queda eliminado en la Champions, pero esta clase de partidos y de equipos son los que una vez que sortean estas situaciones límite, pueden llegar muy lejos porque se suelen potenciar.

Por más que debe jugar primero en Alemania y luego en Portugal, el Bayern ahora asoma como claro favorito ante el Benfica.

Una gran serie será la que jugarán Barcelona y Atlético Madrid. Los de Simeone son siempre muy molestos y si bien desde que Luis Enrique dirige al Barcelona le ha ganado los seis partidos, todos fueron muy duros y sin tregua.

En este caso, la realidad es que el Atlético no está en su mejor momento del año, lo que puede certificarse no sólo con la derrota ante Sporting de Gijón del fin de semana, sino lo que les costó pasar al PSV incluso en el Vicente Calderón.

Al Atlético le está costando marcar goles y ahora se suma que no parece tener a ninguno de sus tres defensas centrales más fuertes para los partidos ante el Barcelona, todos lesionados (tal vez Diego Godín llegue con lo justo y Savic es un misterio) y eso es mucha ventaja ante una delantera como el Tridente sudamericano de los azulgranas, que además llegan en una impresionante racha de partidos invictos.

Finalmente, PSG y Manchester City aparece como una serie de notable paridad, con una mínima ventaja para los ingleses, por definir en el Etihad. PSG cuenta con la posibilidad de dedicarse a full a la Champions al haber ganado ya la Liga Francesa pero los de Manuel Pellegrini tienen cada vez más complicada la llegada a la Champions siguiente desde la Premier League y es muy importante avanzar en Europa.

El Manchester City también se ha desinflado desde que el plantel supo de la llegada de Guardiola para la temporada 2016/17 y que tampoco Pellegrini seguirá, y muchos jugadores desconocen su futuro y esa incertidumbre (que también podría llamarse “pesadumbre”), se está notando en el campo de juego.


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