El impacto de la noticia de que el presidente de la
FIFA, Gianni Infantino, está involucrado en los “Panamá Papers”, acerca de
cuentas offshore en paraísos fiscales manejadas por el estudio panameño Mossack
Fonseca, puede ser para algunos desprevenidos, pero quien sigue desde hace
tiempo la trama de la política en el fútbol internacional, no puede
sorprenderse.
Y no es que siquiera Infantino haya aparecido con
cuentas offshore propias, sino que en ellas aparecen contratos entre el recientemente
electo presidente de la FIFA (el pasado 26 de febrero, apenas pasado un mes) y
la firma Cross Trading, filial nada menos que de Full Play, la empresa de Hugo
y Mariano Jinkis (padre e hijo), involucrados gravemente en el caso conocido
como FIFA-Gate, que lleva la fiscal de Nueva York, Loretta Lynch.
Por esos contratos, aparece un joven Infantino, de
hace una década, como secretario del área técnica de la UEFA relacionada con la
venta de derechos de TV, vendiéndole los derechos correspondientes a la
Champions League de 2006 a Full Play por unos módicos 111.000 euros, cuando
luego Full Play los revendió por 344.000 a Teleamazonia de Ecuador, es decir,
por el triple de su valor.
Además del propio doble hecho, la aparición de estos
contratos y la cercanía de este hecho con la asunción presidencial de Infantino
en Zurich, lo que revelan estos “Panamá Papers”, nuevamente, son un más que
conocido modus operandi, que es el mismo que se descubrió en el FIFA-Gate.
Éste consiste en venta de derechos de TV de una
confederación continental o federación nacional a una empresa privada a muy
bajo precio, en muchos casos, aún cuando hubo competencia de otras ofertas a
veces superiores, para que esta empresa hiciera pingües negocios con la reventa
a medios de comunicación, para lo cual, claro, los dirigentes involucrados en
el FIFA-Gate cobraron suculentas comisiones.
En el caso de Infantino, por el momento sólo
aparecen estos papeles sin que se pueda saber aún la derivación, pero sí hay
una repetición inquietante de los mismos hechos que generaron el escándalo de
las detenciones en el hotel Baur Au Lac de Zurich de mayo pasado.
Cuando los dirigentes de la UEFA y la Conmebol se
reunieron para determinar el camino a seguir a poco de vencer las inscripciones
de candidatos a presidente de la FIFA para las elecciones de febrero pasado, a
partir de las ya conocidas sanciones del Comité de Ética al ex presidente
Joseph Blatter y al titular de la UEFA, Michel Platini, y se decidieron por
Infantino, ya publicamos en este mismo blog que el pelado ítalo-suizo de los
sorteos de la Champions era “el candidato del establishment” (http://sergiol-nimasnimenos.blogspot.com.ar/2015/10/infantino-el-candidato-la-fifa-que-el.html)
Infantino proviene del riñón del poder y los
negocios de la FIFA y si bien siempre respondió a Platini y fue muy importante
en la estructura que éste armó (o, mejor dicho, le armaron desde Zurich) desde
su asunción en 2007 (los contratos con Teleamazonas son de un año antes, de un
Infantino previo a Platini).
También formó parte del “equipo” de Blatter, por la
sencilla razón (y también lo hemos publicado en este blog) de que la “enemistad”
entre los dos popes es “pour la galerie” y ambos tienen atados demasiados
negocios por demasiado tiempo y de hecho, Platini llegó a la UEFA como cabecera
de playa de Blatter para terminar con la oposición de los europeos a Zurich,
para lo que había que destronar a Lennart Johansson, cosa que ocurrió en 2007.
Es por eso que desde UEFA y Conmebol, con el español
Angel Villar a la cabeza, y con su hijo Gorka, manejando los negocios de la
Conmebol del otro lado del océano, se convino votar a Infantino como única
continuidad controlada del sistema.
Por eso, los “Panamá Papers” aparecen muy pronto,
dejan tocado a Infantino y con derivaciones que aún se desconocen, pero no se
puede decir que sorprendan. Se parecen demasiado a todo lo que conocemos y el
círculo de la lógica se va cerrando.
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