miércoles, 27 de julio de 2016

¿Cuál es el proyecto en la Selección?




El presidente interino del pomposo Comité de Regularización de la AFA (al que otros llaman “Comisión Normacrizadora”), Armando Pérez, se encuentra en una intensa búsqueda de un director técnico para el seleccionado argentino, que ya el 14 de agosto debería dar a conocer la lista de convocados para los partidos ante Uruguay y Venezuela del 1 y 6 de setiembre próximos, respectivamente.

Pérez ha pasado de dialogar con Edgardo Bauza, Miguel Russo, Marcelo Bielsa, ha intentado forzar un insólito contrato part time con Jorge Sampaoli, actual entrenador del Sevilla, y aún existe la chance de que se reúna con la forzada dupla compuesta por Nery Pumpido y Jorge Burruchaga, acaso con Oscar Ruggeri de manager, mientras que con buen tino y mucho sentido común, se auto descartaron Mauricio Pochettino (Tottenham) y Diego Simeone (Atlético Madrid) mientras que Eduardo Berizzo (Celta) derivó al dirigente argentino hacia la comisión directiva de su club.

Hasta allí, una descripción de los candidatos que tiene esta solapada intervención estatal-Fifa para la selección argentina, aunque parece que se les olvida uno demasiado importante, al que no tuvieron en cuenta: nada menos que a Carlos Bianchi, por quien en todo el mundo preguntan sin entender cómo alguien que ganó cuatro Copas Libertadores y tres intercontinentales, jamás haya podido llegar al cargo (por mucho menos que eso, Bauza y Russo compiten con más posibilidades ahora).

La gran pregunta, luego del repaso por los candidatos y hasta algunas situaciones delirantes (allí sí, en coherencia con lo que ocurre actualmente con el fútbol argentino) es ¿cuál es, más allá de los nombres, el proyecto que como institución, tiene la AFA para la futura selección argentina?

¿Qué idea tiene Pérez, o la Comisión, acerca de lo que se pretende para una selección nacional? ¿Quisieran sólo resultados, o que tenga una identidad determinada, que sea representativa, que tenga un cierto comportamiento colectivo dentro y fuera de la cancha, que tenga directa relación con los juveniles o que sea un coto cerrado, que esté integrada al fútbol local o no necesariamente?

Siempre hemos dicho que primero está la idea, luego, los encargados de llevarla a cabo. Sin ideas, sin proyectos, es muy probable que la selección argentina, tal como el fútbol argentino en general, sea un barco a la deriva.

La sensación es que la selección argentina siempre fue una especie de Cancillería grondoniana en los últimos 35 años, lo único que se cuidaba como imagen porque era la que daría de comer al resto del fútbol, primero con Diego Maradona a la cabeza, luego con Lionel Messi, en el medio, con los Gabriel Batistuta, Juan Verón, Hernán Crespo, Juan Román Riquelme o Pablo Aimar.

Si Argentina encabeza el ranking mundial de la FIFA pese a todo este desbarajuste (como bien recordó en buen castellano el enviado Primo Corvaro en la presentación del Comité), no es por el fútbol local sino por las selecciones que supo conseguir, perdiendo o no finales, con jugadores apatecidos por los mejores equipos del mundo y un claro ejemplo es el de Gonzalo Higuaín, defenestrado en las redes sociales locales, pero quien acaba de firmar un impresionante contrato con la Juventus, que le pagó por él al Nápoli 95 millones de euros.

Pero la etapa post-Copa América 2016 se va acercando peligrosamente a los tiempos previos al 12 de octubre de 1974, cuando por fin la AFA inició un largo proyecto con César Luis Menotti poniendo fin al desastre anterior cuando muchos jugadores importantes no querían ser convocados para no quemarse.

Cabe recordar que en algún momento hubo proyectos, y casi siempre que los hubo, los resultados fueron positivos, como el del citado Menotti, o el de José Pekerman con los juveniles entre 1995 y 2007, o el de Marcelo Bielsa entre 1998 y 2004, por citar a los más coherentes.

Y cuando decimos “positivos” no siempre nos referimos al resultado final sino a un protagonismo, a una identidad, a una forma de jugar, a un trabajo a largo plazo, a dejar algo para el ciclo siguiente, a la comodidad y tranquilidad de los jugadores, a la confianza hacia el público.

Lo que nunca tuvo la AFA fue claridad en cuanto a qué pretende como juego del equipo. Eso fue dejado siempre en manos de los directores técnicos contratados y eso fue, en buena parte, lo que también atentó, acaso, si buscamos causas de la falta de éxitos medidos en títulos, contra un palmarés mayor.

La AFA pasó de la idea de Menotti al pragmatismo de Bilardo, a la vuelta a cierta apuesta por el juego más ofensivo con Alfio Basile, a un híbrido con Daniel Passarella, a una estructura colectiva más sólida con Marcelo Bielsa, a cierta soltura con Pekerman, otra vez a Basile, para llegar al indescriptible equipo de Maradona, sucedido por un corto lapso de Sergio Batista, hasta que llegó Alejandro Sabella para jugar al error del rival con gran velocidad en los últimos metros, y pasar por Gerardo Martino, con una vuelta al estilo más cercano al tradicional de Menotti o Basile.

¿Qué se busca ahora? Todo indica que nada en particular. Lo que se busca, lamentablemente, es zafar de la situación. Tener a alguien, de cierto prestigio, en lo posible baratito, que haya ganado algo, que apague el incendio y si fuera posible, que se lleve bien con Messi para intentar que éste vuelva al equipo lo antes posible y arrastre al sí a sus compañeros, tan criticados, pero varios de ellos, sin reemplazo en el corto plazo.


Pero, insistimos, ¿cuál es el proyecto?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bianchi director tecnico , Riquelme ayudante de campo ; nueva era en la seleccion argentina