¿Puede afirmarse, a falta de medio año para terminar
2016, que la decisión del Balón de Oro FIFA World Player está tomada, a partir
de lo sucedido con la Champions League, la Eurocopa y la Copa América Extra?
Todo indica que para muchos analistas, tal vez sí, y
para cierto sentido común también, si es que para eso hay que basarse en los
campeonatos ganados por las máximas estrellas del fútbol mundial.
Desde ese punto de vista, y teniendo en cuenta que
lo que de aquí en adelante se jugará, cuando comience la temporada 2016/17, no
será nunca tan decisivo como lo que la anterior temporada ha dejado atrás,
podría concluirse que el portugués Cristiano Ronaldo no parece tener
competencia alguna para llegar a su cuarto Balón de Oro y volver a seguir de
cerca a su principal competidor, el argentino Lionel Messi, que acumula cinco
en su increíble carrera con solo 29 años recién cumplidos.
Cristiano Ronaldo, quien por estas horas descansaba
en su barco a pocos metros del de Messi, ya tiene su foto levantando la
Eurocopa en París, en una desopilante final ante la selección francesa, que
será recordada por mucho tiempo pero no tanto por el fútbol sino por su llanto
y su desesperación por haber tenido que abandonar muy pronto el estadio de
Saint Denis por una inesperada lesión en un choque con Dimitri Payet.
Cuando parecía que justamente con su salida,
promediando el primer tiempo, Francia sacaría demasiado provecho por la
diferencia de calidad en su favor y por su condición de local, resultó que los
compañeros de Cristiano Ronaldo tuvieron la entereza y la disposición táctica
para suplir su calidad, potencia e influencia con otros atributos que
determinaron su resistencia para llegar al alargue y sobre el final de éste,
ser contundentes sin necesidad siquiera de ir a los penales,.
¿Eso amerita que Cristiano Ronaldo, sin dudas el
mejor jugador de su selección, se lleve el Balón de Oro? Es cuanto menos
polémico. Y no sólo por esta final, sino que si analizamos el rendimiento tanto
de Cristiano Ronaldo como del resto de sus compañeros en la Eurocopa, tampoco
el andar previo a la final fue un jardín de rosas y la selección portuguesa
pasó con lo justo la primera fase, que parecía accesible, y sufrió siempre
hasta llegar a la última instancia, es decir que ni como equipo, ni
individualmente el delantero del Real Madrid, parecieron tener rendimientos que
sean demasiado elogiables.
Aún así, Cristiano Ronaldo también se ha llevado, a
fin de mayo y justo antes de la Eurocopa, el título de la Champions League con
el Real Madrid y otra vez ante el Atlético Madrid, como dos años antes en
Oporto, aunque por penales y sin que el portugués haya tenido un partido para
nada especial, aunque sí ha jugado medianamente bien durante el torneo, con algunas
apariciones en el momento justo, aunque sin un gran rendimiento del equipo, que
incluso apareció errático en las primeras ruedas y para muy pocos era candidato
a ganar la Undécima de su historia.
Recién cuando el entrenador Zinedine Zidane se
asentó, pasado un bimestre, y cuando el sorteo de la UEFA para cuartos de final
lo favoreció nítidamente, el Real Madrid comenzó a pensarse como posible
campeón, pero nunca antes.
Una vez más, entonces, la pregunta. Más allá de
ambas fotos muy impresionables, con Cristiano Ronaldo levantando la Champions y
la Eurocopa en dos meses de diferencia, ¿merece por eso mismo ganar el Balón de
oro y ya queda muy poco por juzgar en la materia?
Desde esta columna creemos que no es así, aunque al
mismo tiempo sepamos que vamos contra corriente y que muy probablemente muchos
de los que votarán por el premio a fin de año –entrenadores, jugadores y
periodistas- no puedan escapar a las dos fotos de mitad de 2016.
Sin embargo, hay que recordar que se trata de un
premio individual, al mejor jugador (no al goleador, tampoco al más campeón) de
la temporada, y creemos que en este sentido, hay jugadores que están en
condiciones de pelear palmo a palmo contra Cristiano Ronaldo, desde el mismo
Lionel Messi, gran figura en la Liga Española,
Champions y la Copa América
Extra, pasando por el uruguayo Luis Suárez, en un año excepcional, aunque,
claro, jugando poco para Uruguay, primero por la suspensión y luego por la
lesión y la pronta eliminación de su equipo.
Pero también acaso pueda ser la hora de que por fin,
un arquero pueda ganar el Balón de Oro y en ese caso asoma Manuel Neuer, del
Bayern Munich o hasta Kasper Smeichel, el joven arquero del Leicester, campeón
de la Premier League, o su compañero Jamie Vardy, la estrella del equipo que ha
sobrepasado todas las ilusiones de sus fanáticos.
Tampoco se debería dejar de lado al gran volante
chileno Arturo Vidal, ganador de la Bundesliga y de la Copa de Alemania (Pokal)
y también de la Copa América extra en los Estados Unidos con la selección chilena.
Además, en el caso de Vidal, si lo comparamos con el
de Cristiano Ronaldo, ha ganado la Copa América por dos años consecutivos,
habiendo sido efectivamente una figura en la mayoría de sus partidos, con mucha
mayor continuidad que el portugués.
¿Puede haber algún hecho futbolístico que cambie lo
ya visto en la primera parte del año? No parece fácil, porque no se define la
temporada en la segunda mitad del año sino en la primera, por lo que los
aspirantes a ganar el Balón de Oro deberían deslumbrar con algo imprevisto para
cambiar el rumbo.
La gran cuestión será, como siempre, determinar si
los votantes se guían por los resultados colectivos, por los individuales, o
por los rendimientos.
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