El fútbol argentino, pese a algunos casilleros que
se van rellenando, sigue agitado. Hay demasiadas cosas en juego, demasiados
intereses, demasiados sectores en pugna como para que aquello que implosionó
desde la muerte de Julio Grondona, hace casi exactamente dos años, pueda
resolverse tan pronto.
El dato concreto de las últimas horas es que se
constituyó por fin la comisión normalizadora de FIFA-Conmebol, con el pomposo
nombre de Comité de Regularización de la AFA, con algunos nombres que ya
circulaban, aunque con un importante cambio: su titular será el presidente (y
ex gerenciador) de Belgrano de Córdoba, Armando Pérez ante la desestimación del
escribano Fernanto Mitjans para el cargo, al no estar de acuerdo con el rumbo
que estaba tomando la cuestión.
Si se analiza a los componentes de la comisión, y no
por ser noticia, se puede concluir que la misma estuvo demasiado consensuada
con el Gobierno argentino y salvo la incógnita de Pablo Toviggino, el
presidente del Consejo Federal (que indudablemente cayó bien a los enviados de
FIFA y Conmebol de semanas atrás en Buenos Aires), el resto, puede decirse,
responde a los intereses que van en camino a convalidar o al menos no oponerse
a negocios futuros.
Una ex representante de jugadores ligada a Gustavo
Mascardi, un asesor letrado de una conducción encabezada por Daniel Angelici y
otro ex gerenciador que además fue colocado como titular del programa AFA Plus
por el actual Gobierno, no parecen estar demasiado alejados de la conducción
nacional y a menos que la FIFA incluya gente propia, y especialmente algún ex
jugador, que entienda de otros aspectos y que tenga otra mentalidad, el rumbo parece
estar tomado hacia el mundo de lo privado.
Llama la atención el silencio, al menos hasta ahora,
de la jueza María Servini, que tiene veedores administrativos y judiciales en
la AFA (o lo que queda de ella).
Del otro lado, la Superliga (otro nombre pomposo
para designar a lo mismo de antes como si fuera la Bundesliga o la Premier
League, con deudas fenomenales luego de haber recibido fortunas desde el
Estado) sigue sin definirse, tanto por el descontento de los clubes del
interior o del ascenso, que siguen pujando por más dinero (sabiéndose decisivos
a la hora de los votos), como por las pujas entre las entidades más poderosas
por establecerse en el mando.
En este sentido, el Gobierno, al impulsar a Juan Sebastián
Verón, consiguió otro éxito parcial, el de bloquear tanto al camionero Hugo
Moyano, que al menos por un año se quedará sin AFA y sin Superliga, como al
conductor televisivo Marcelo Tinelli. Tanto uno desde los sindicatos como el
otro desde su popular programa, tiran estocadas al aire como represalias.
Sin embargo, el punto de discordia más importante
sigue siendo, como no podía ser de otra manera, el del dinero. Porque el fútbol
está seco, desde que el Gobierno lo ahoga al rechazarle fondos hasta que todo
se normalice, y porque el mayor ingreso proviene de la TV y allí está el nudo
gordiano.
Si no se entiende la relación entre el presidente
Mauricio Macri y el Grupo Clarín, la lectura de este conflicto, y por lo tanto
de los otros, como consecuencia de éste, queda trunca.
Tal como venimos señalando en este blog, Macri debe
a Clarín favores desde la campaña electoral y de los tiempos de su enorme
respaldo a su gestión en la Ciudad de Buenos Aires y antes en Boca Juniors,
cuando decidió saltar a la política nacional.
Y en este momento, El Trece (Grupo Clarín), Telefé
(Telefónica) y América TV (Grupo Vila), están siendo subsidiadas indirectamente
por el Estado con el actual formato del programa Fútbol Para Todos (FPT), al
pagar apenas 135 millones de pesos contra poco menos de 2400 que paga el
Estado, para quedarse con la parte del león y transmitir los partidos de los
clubes grandes, mientras que el Estado bobo, a través de Canal 7 estatal,
transmite a los chicos.
Ese statu quo es lo que el Gobierno no quiere
cambiar y por eso, insólitamente y a regañadientes, responde con monosílabos
ante la consulta de qué es lo que hace que no acepte que la AFA rescinda el
contrato para licitar los derechos de TV por su cuenta.
La respuesta del Gobierno acerca de la ineficacia
(probadísima) de los dirigentes de la AFA para manejar fondos sería
absolutamente atendible si no fuera por dos motivos sustanciales: 1) Desde que
asumió, cuando aún no había negociado con los grandes grupos mediáticos, el
Gobierno hizo declaraciones ampulosas sobre que no se podía seguir sosteniendo
el FPT porque hay otras prioridades, 2) Se supone que con la nueva comisión
FIFA-Conmebol, hay garantías de mayor administración.
¿No llama la atención que en el Grupo Clarín no se
editorialice contra el hecho de que el Gobierno actual persista con el FPT
cuando tanto pregonó en los doce años pasados, que había otras prioridades?
Salvo algún díscolo periodista del grupo, respaldado por una amplia
trayectoria, y desde la TV, nadie se atreve. No parece casual. Tampoco que
Vila, accionista de América TV, estaba inscripto entre los candidatos a la comisión
normalizadora armada por el Gobierno y rechazada por los organismos
internacionales.
Es en cambio lógico que la AFA o la mayoría de sus
clubes, quiera licitar los derechos de TV. La oferta de Ted Turner, a la que ya
hicimos mucha referencia en días pasados, junto con AFA TV, es muy superior a
la del Estado y hasta garantizaba la gratuidad hasta 2019, año del vencimiento
del contrato original, firmado en 2009.
Son tiempos turbulentos, con nubes de informaciones
de todo tipo que suelen tratar de taparnos el árbol, pero basta con mirar un
poco hacia atrás para entender ciertas cosas: qué proponía Macri en los
noventa, qué proponía Fernando Marín, qué empresa tiene los derechos de la
selección argentina pese a haber estado involucrada en el FIFA-Gate y cuáles
son las subsidiadas por el Estado en la actualidad.
Tal vez estas preguntas nos ayuden a incorporar
algunas certezas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario