Con un empate que consiga el próximo miércoles por
la noche en el mítico estadio Maracaná de Río de Janeiro ante el Flamengo,
Independiente retornará, luego de siete años sin títulos, a consagrarse campeón
de la Copa Sudamericana, la segunda en importancia tras la Copa Libertadores de
América.
Independiente tiene 16 copas internacionales y es el
segundo club sudamericano en títulos sólo detrás de Boca Juniors, que tiene 18,
y sus hinchas esperan ansiosos un campeonato después de años aciagos en los que
no sólo ganó por última vez un campeonato argentino en 2002 sino que descendió
por única vez en su historia a Segunda División (Torneo Nacional B) en 2013 para
retornar inmediatamente en 2014 a la Primera.
En el partido de ida de la final, Independiente pudo
revertir el resultado en su estadio de Avellaneda, apenas cruzando la ciudad de
Buenos Aires por un puente. Perdía 0-1 desde los primeros minutos con un cabezazo
del defensor central Rever, pero antes de finalizar el primer tiempo empató su
goleador Emannuel Gigliotti y ya en el segundo tiempo ganó el partido gracias a
un bonito gol de su volante Maximiliano Meza.
Ariel Holan, entrenador de Independiente, había sido
resistido cuando llegó durante la pasada temporada porque provenía del hockey
sobre césped y era mirado con recelo no sólo por no pertenecer al ambiente del
fútbol sino porque introdujo sofisticados métodos de entrenamiento, como el uso
de drones.
Sin embargo, poco a poco los hinchas y ex jugadores
de tiempos de gloria del club notaron que el estilo estético y de posesión de
balón no sólo no se había perdido sino que se había recuperado, aunque ahora
con mayor dinámica y el apoyo fue decididamente en aumento.
“Soy hincha de Independiente. Mi padre me traía
desde muy pequeño a ver los partidos y es tremendamente emocionante para mí
haber vivido la fiesta de Avellaneda porque además hacía mucho tiempo que no
gozábamos así, pero Flamengo será muy duro en la vuelta en Río de Janeiro,
aunque ahora nosotros tenemos un 66% de chances porque nos sirve ganar y
empatar”, sostiene Holan.
El entrenador prefirió apostar a jugadores
habilidosos y jóvenes como Meza, el autor del gol, el lateral derecho Fabricio
Bustos, que ya fue convocado por Jorge Sampaoli para la selección argentina, o
Ezequiel Barco, la mayor promesa, que tiene varias ofertas del exterior.
Enfrente de Independiente habrá un Flamengo muy
extraño, que se reforzó con muchas estrellas para ganar la Copa Libertadores
pero fue eliminado en el último minuto de la fase de grupos por San Lorenzo en
Buenos Aires y tuvo que conformarse con bajar a la Copa Sudamericana, pero aún
así llegó a la final.
Al Flamengo, dirigido por el colombiano Reinaldo
Rueda, le faltan jugadores claves como el arquero Diego Alves, que por años
jugó en el Valencia, o el centrodelantero peruano Paolo Guerrero, suspendido
por la FIFA por un año por doping en el partido ante Argentina por la
clasificación al Mundial.
Pese a todo, cuenta con Diego Ribas, ex volante del
Wolfsburgo, el lateral de la selección peruana Miguel Trauco, el experimentado
defensa central Juan y en el banco de suplentes al joven Vinicius, gran promesa
y ya transferido al Real Madrid en 45 millones de euros.
“Hicimos un gol importante al principio del partido
pero no pudimos mantenerlo e Independiente nos llevó a su juego. De todos
modos, confío en mi equipo y estoy seguro de que saldremos campeones en el
Maracaná”, dijo Rueda.
En la final de la Copa Sudamericana no cuenta como
doble el gol de visitante y el ganador del torneo jugará contra Gremio de
Brasil la Supercopa Sudamericana durante 2018.
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