domingo, 18 de marzo de 2018

El Barça de la primera parte ante el Athletic es imparable (Yahoo)





Hace tres años, en 2015, Xavi Hernández anunciaba su salida del Barcelona, luego de una excepcional carrera de magníficos logros individuales y colectivos, justo en el año del Triplete (Copa, Liga y Champions).

Ahora, todo indica que dentro de dos meses, pondrá fin a su etapa barcelonista otro de los grandes cracks de este tiempo, Andrés Iniesta, y cuenta con las mismas chances que su ex compañero de levantar, como capitán, los mismos tres trofeos antes de su muy posible pase al fútbol chino a partir de la temporada 2018/19.

Es que si el Barcelona llega a repetir lo producido en la primera parte del pasado domingo en el Camp Nou ante el Athletic, más allá de su triunfo final por 2-0, será prácticamente imposible de alcanzar por cualquiera de sus rivales, sea en la Liga Española, en lo que queda de la Champions League, y en la final de la Copa del Rey que se avecina para el 21 de abril en el Wanda Metropolitano.

Cualquier lector que haya visto el partido entre el Barcelona y el Athletic podrá decir que estas expresiones son exageradas tomando en cuenta la segunda parte, en la que el equipo vasco cambió su actitud, presionó más arriba, tiró de casta y puso a los de Ernesto Valverde en su propio campo. Y es verdad, como también, que los azulgranas han sido irregulares en esta temporada y que más allá de la solidez como bloque, no han podido repetir actuaciones tan redondas.

Pero lo de la primera parte ante el Athletic es para asustar a cualquiera. Lo primero que hay que ir afirmando es que el Barcelona ha ido logrando reemplazar la tempestuosa e inoportuna salida del brasileño Neymar al PSG.

Si bien los fichajes de Ousmane Dembélé y Philippe Coutinho sonaron a espasmódicos y hasta excesivamente caros porque sus equipos (Borusia Dortmund y Liverpool) jugaron con la desesperación y la urgencia del club catalán,  y luego el extremo se lesionó para varios meses, lo cierto es que ambos se van adaptando paulatinamente al andamiaje del equipo y cada vez cobran mayor importancia, justo en el momento en el que la temporada entra en la definición.

Coutinho va apareciendo como el lógico recambio para un Iniesta que comienza a dar sus últimos pasos de azulgrana, aunque también, eventualmente puede jugar como extremo para ayudar al desplazamiento del ataque, mientras que Dembélé está cada vez más ágil, suelto y confiado a partir de sus buenas producciones y un mayor entendimiento colectivo.

Sumado a ellos, también ya había resultado el fichaje de Paulinho desde el fútbol chino, toda una sorpresa porque el brasileño no parecía encajar con un sistema de toques cortos y juego asociado que poco parecía tener relación con un volante de llegada por medio del uso de los espacios y la potencia, pero su calidad ya es indiscutible y los distintos roles que ha tenido que desempeñar fueron siempre acertados.

En el partido ante el Athletic, además, ocurrió otro hecho para destacar, como la ausencia de un pilar del equipo, Sergio Busquets, por una lesión que lo dejará tres semanas afuera (también se perderá los dos partidos finales de la selección española previos a la lista definitiva de 23 jugadores que debe dar el entrenador Julen Lopetegui con miras al Mundial de Rusia), pero apenas si se notó porque aunque no tiene la misma capacidad defensiva y el mismo oficio para la marca, el croata Iván Rakitic dio muestras de su gran lectura de juego y una notable ubicación para un puesto que no suele ser el suyo y que tiene un dueño absoluto desde hace años, al punto tal que el argentino Javier Mascherano, al saberlo, prefirió emigrar a China para encontrar continuidad en una temporada crucial para su carrera.

Este Barcelona, a veces sin lucir tanto, otras con mayores luces, ha encontrado en su entrenador Valverde cierta solidez que no fue lo habitual con su antecesor Luis Enrique Martínez.

Con un Lionel Messi esplendoroso, con cada vez mayor acierto con remates a balón parado (otro agregado a su inmensa colección de virtudes), y con un sentido colectivo brillante, y con un Jordi Alba que desde el lateral izquierdo se ha convertido en fundamental y llegando a la decena de asistencias en la temporada,  y hasta con un tremendo goleador como el uruguayo Luis Suárez, el Barcelona tiene, por primera vez en mucho tiempo, un envidiable recambio, especialmente desde el medio hacia adelante, aunque puede señalarse que en todas las líneas cuenta, al menos, con dos jugadores por puesto y casi todos en plena forma.

Muchas veces ayuda también la fortuna y en este caso, además de la holgada diferencia de once puntos sobre el Atlético Madrid a falta de nueve jornadas en la Liga, y que el Sevilla espera para la final de la Copa del Rey en Madrid, el sorteo de cuartos de final de la Champions le ha deparado un rival que, creemos, se encuentra un par de escalones debajo de su nivel, como la Roma.

Con este panorama, las chances de que el Barcelona gane el Triplete van en aumento, muy bien posicionado en todos los torneos y con un rendimiento que por momentos hace recordar a aquel (con otros jugadores en algunos casos, aunque muchos se repiten) del 2015.

Sería la mejor forma de que Iniesta pueda, acaso, cerrar un ciclo brillante, y emular a Xavi, su ex compañero de tantos partidos memorables y de tantas historias de éxito y de juego exquisito.

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