domingo, 25 de marzo de 2018

La selección española y la receta del éxito con una Liga fuerte (Yahoo)





Durante muchos años, la selección española cargaba con dos preconceptos básicos: su manera de jugar estuvo relacionado con “la furia”, la idea de correr y de luchar con todo, pero sin un estilo que pudiera considerarse estético, y también, que en una Liga tan fuerte, con tantas estrellas extranjeras, el equipo nacional quedaba demasiado condicionado por la falta de oportunidad para los jugadores locales.

Hoy, ninguna de estas cuestiones parece recordarse y quedaron en un pasado que parece muy remoto. La selección española no sólo es considerada como parte de la élite del fútbol mundial sino que es claramente una de las candidatas a ganar el próximo Mundial, sin importar que ya que “La Roja” haya cambiado dos veces de entrenador desde que Luis Aragonés impusiera un cambio de estilo promediando la década pasada, y haya sido sucedido por Vicente Del Bosque y ahora, tras ocho años de éste en el banquillo, sea el turno de Julen Lopetegui.

Tampoco aparece una Liga tan fuerte como la española, con estrellas de todo el mundo, y que en todo caso sólo puede ser superada por la Premier League inglesa, como obstrucción para que tantos buenos jugadores surgidos en ella hayan podido llegar a la selección nacional al punto de llegar a tener un excepcional recambio pese al retiro de una gran base de aquel equipo que ganó la Eurocopa de 2008 y el Mundial de 2010, porque salvo Sergio Ramos y Gerard Piqué, ya el resto de la defensa y la portería ha cambiado, y también se han retirado Xavi Hernández, Xabi Alonso, Marcos Senna, y tampoco Fernando Torres y David Villa forman parte del ataque.

El fútbol español no sólo ha logrado mantenerse en los primeros planos más allá de un tropezón en el pasado Mundial de Brasil y en la anterior Eurocopa de Francia, sino que aparece ahora una nueva generación que puede prolongarse por varios años, con el aporte joven de los madridistas Isco Alarcón, Marco Asensio y Lucas Vázquez, otro que también surgió de la misma cantera como Álvaro Morata, más el sostén de los de mayor experiencia.

Ante Alemania, la actual campeona del mundo, y en Düsseldorf, la selección española dio una muestra cabal de lo que es capaz de hacer en un campo de juego, más allá de ganar, empatar o perder. Haber tenido un dominio sostenido durante varias fases del partido amistoso (que por su nivel pareció que ya estaban jugando por la Copa del Mundo) sin que su rival pudiera quitarle el balón, es parte del alto nivel alcanzado.

Pero la principal característica de la selección española es su estilo, conseguido con un cambio sustancial de concepto por parte de Aragonés, a partir de apostar a jugadores de buena técnica y que concibieran un fútbol de mayor cadencia y de precisión en los pases y con una clara idea sobre qué hacer al apostar a una larga posesión del balón.
Tras el Mundial de Alemania 2006. El reconocido entrenador argentino César Luis Menotti, campeón mundial en 1978, señalaba que la selección española debía plantearse si quería ser “toro o torero”, en referencia a aquella furia de los últimos tiempos, o si quería pasar a controlar el balón y el partido con un estilo propio, como finalmente ocurrió.

Fue entonces que Aragonés impuso otro estilo. Entendió que era el momento de tomar como base aquel brillante funcionamiento del Barcelona, incipiente con Frank Rikjaard hasta que en 2008, Josep Guardiola profundizó hasta concretar un fútbol que brilló en el mundo y cosechó simpatías en todo el planeta, ganando todos los títulos y premios.

Así es que España ganó dos Eurocopas  y un Mundial entre 2008 y 2012. Tres torneos consecutivos de manera justa y rotunda, y su estilo ya no se ha modificado y aunque la base cambió y ya no es sólo del Barcelona sino que se han agregado el Real Madrid, el Atlético Madrid y lo que aportan aquellos con experiencia en la Premier League, sigue siendo un equipo temible, cuya estética sigue manteniéndose y también, su candidatura para ganar su segundo Mundial.

España parte de un excepcional portero como De Gea, titular en el Manchester United, una defensa sólida, compuesta por una zaga central experimentada de dos campeones mundiales como Ramos y Piqué, y dos laterales de proyección y marca como Carvajal y Alba.  En el medio, acaso el mejor mediocentro del mundo, Busquets, y tres creativos como Iniesta, Silva e Isco (o Koke), a los que se puede sumar un cuarto como Saúl Ñíguez o Cesc Fábregas, o bien agregar un atacante más a un punta de la categoría de Diego Costa o de Morata.

Pero más allá de todo, España, ahora con Lopetegui, tiene estilo propio, grandes individualidades, y especialmente, un enorme recambio en el banquillo gracias a las nuevas generaciones que no han sido bloqueadas por los extranjeros que pueblan la Liga porque los conceptos de “La Roja” ahora están muy claros: eligió ser torero. Y ese camino ya no parece (por suerte para los espectadores) tener retorno.


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