Es cierto que en
una Liga como la Española, cuatro jornadas sobre treinta y ocho totales, no es
una gran cantidad. Pero también lo es que se necesitó muy poco para que
quedaran, en la disputa por el título, los mismos dos equipos de siempre, el
Barcelona y el Real Madrid, y el inicio de los azulgrana, aún ante rivales más
accesibles que los de los blancos, ha sido superior en resultados y en el
efecto de lo que una plantilla puede dar.
El Barcelona ya
ha ganado la Liga en la temporada pasada, con Ernesto Valverde, y por este lado
no parece haber novedades. Lo que sí ha cambiado es en la racionalización de la
plantilla, en la criba que ha colocado el club durante el largo receso
veraniego, para elevar aún más el ya alto nivel que venía teniendo.
Así es que, poco
a poco, fueron abandonando la plantilla jugadores como André Gómez, Lucas Digné,
Paco Alcácer o Yerry Mina, para que, en cambio, llegaran otros como Arthur o
Arturo Vidal, sumados a la recuperación de Ousmane Dembélé, el regreso de
Rafinha, y la posibilidad de que se reintegre Denis Suárez.
Más allá de los
cuatro triunfos ante rivales considerados, a priori, menores como Alavés,
Valladolid y Huesca, no puede decirse lo mismo de la Real Sociedad y
especialmente en Anoeta, donde el Barcelona ha sufrido tradicionalmente y
tampoco este pasado fin de semana fue la excepción porque debió remontar cuando
los locales se pusieron en ventaja a partir de un gol de Aritz Elustondo y una buena
producción general con un estilo que ya es reconocido.
Sin embargo, el
Barcelona pudo sacar el partido adelante aún cuando, como pocas veces ocurre –demostrando
que también es humano- su mejor jugador, Lionel Messi, con su genio creativo,
no se encuentra en su mejor día, aunque es cierto que en ambos goles, el del
empate de Luis Suárez y el del triunfo, de Dembélé, hayan llegado por sendos
errores del joven arquero argentino de la Real, Gerónimo Rulli, quien en ambos
casos cedió rebotes que aprovecharon los atacantes del club catalán.
También es
cierto que probablemente no le habría sido nada accesible al Barcelona acercarse
en el marcador con parte de la alineación inicial, con Nélson Semedo por el
lateral derecho, y Rafinha como creativo, seguramente pensando en su debut en
la Champions League de pocos días más tarde ante el PSV Eindhoven, y acaso esto
mismo tenga relación con la producción de Messi, quien como capitán, en la presentación
de la plantilla durante la Copa Juan Gamper ante Boca Juniors, fue claro sobre
las prioridades de la temporada.
Messi dijo
entonces que este año “toca ganar la Champions porque hace mucho que no lo
conseguimos”, y tomando en cuenta el poderío que viene teniendo el Barcelona, y
que en los últimos cinco años, el Real Madrid ha ganado cuatro copas, no
conseguir una desde 2015 representa demasiado tiempo.
La sensación es
que, ante la Real Sociedad y pese a la categoría del rival y sus antecedentes de
los últimos años, Valverde priorizó la Champions pero tuvo que recurrir a sus
figuras, en la segunda parte, para revertir el resultado y mantener la punta de
la Liga.
Recién cuando
ingresó Phillipe Coutinho por Semedo, y Sergi Roberto pasó al lateral derecho,
cuando Sergio Busquets pasó a jugar de mediocentro para que Iván Rakitic se
desplazara hacia la derecha como volante, el Barcelona volvió a encontrar su
juego tradicional, y fue lógico que ingresara Arturo Vidal por Dembélé para
asegurar el resultado cambiando el esquema de 4-3-3 inicial, por el 4-4-2
final.
Pero mucho más
allá de haber ganado los cuatro primeros partidos y de haber alcanzado el
liderato en soledad, aprovechando el empate del Real Madrid en otro difícil
escenario como San Mamés ante el Athletic que ahora dirige el argentino Eduardo
Berizzo, la sensación es que este Barcelona tiene mayoría de jugadores
aceptados por el público y que ha logrado desprenderse de los más cuestionados.
No parece
casualidad, tampoco, que en aquella presentación de la Gamper, el nuevo capitán
Messi haya señalado que “tenemos plantilla para conseguir lo que nos
propongamos”, lo que podría equivaler a decir “ahora sí tenemos los jugadores
necesarios para apuntar al máximo objetivo”.
Un Barcelona
distinto, menos aportante de jugadores para la selección española (apenas dos
jugadores, Sergi Roberto y Sergio Busquets), pero con estrellas en todos los
puestos y un banquillo que es capaz de dar respuesta en caso de necesidad,
parece encaminarse a una muy buena temporada, aunque haya sido poco lo que se
jugó hasta ahora.
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