Thibaut
Courtois, Marcelo, Sergio Ramos, Raphael Varane y Luka Modric regresaron de la
gala de The Best en Londres y a la mañana siguiente, en el predio del Real
Madrid en el entrenamiento de Valdebebas, posaron para una foto con los trofeos
conseguidos, que luego publicaron en las
redes sociales, y en la que se hizo referencia a la “familia blanca”.
No fue, en
absoluto, una casualidad. En su dirección de Twitter, Sergio Ramos, uno de los jugadores
con mayor ascendiente en la plantilla del Real Madrid, respondía así a
Cristiano Ronaldo, quien días antes había hecho alusión a la “familia
bianconera” de la Juventus, dando a entender que ahora sí formaba parte de un
grupo unido, de una estructura de la que se desprendía un afecto mayor.
Tal vez este
duelo de mensajes por Twitter simbolice mucho más que eso mismo. La salida de
un jugador notable como Cristiano Ronaldo del Real Madrid, luego de nueve
temporadas, en la que no sólo consiguió con el club todos los títulos posibles
sino que su carrera dio un salto definitivo de calidad, parece ir significando
un notable cambio en todas las estructuras.
Desde el punto
de vista general, la Liga Española perdió a su principal duelo individual. Y
esto no es sólo una cuestión de nombres. El efecto no lo sintió solo el Real
Madrid, su ex club, sino que tuvo repercusión incluso en su principal rival, el
Barcelona, y en los equipos de la élite de la competencia, que psicológicamente
comenzaron a sentir que ahora las chances de ganarle a los blancos era mayor y
que aquella amenaza de la máquina de hacer goles que es el portugués había
quedado atrás.
Hasta cierto
porcentaje de una persistente abulia del Barcelona puede deberse a la ausencia
de Cristiano Ronaldo, al sentirse ahora como muy probable ganador de la Liga
con solo apretador el acelerador, lo cual puede generar que cualquier equipo,
por más estrellas que tenga en su plantilla, acabe durmiéndose en los laureles.
Y si Lionel
Messi suele competir mucho más consigo mismo que con los rivales, por lo que
muchas veces parece más un atleta que un futbolista, la ausencia de Cristiano
Ronaldo para determinar el Pichichi de la temporada, sin dudas representa un
vacío de competitividad de cada jornada que necesita urgentemente de un
revulsivo, de un reemplazo por otro jugador que pueda tener alguna chance de
opacarlo.
No es que por
esto Messi va a dejar de marcar goles, enojarse con los árbitros si siente la
existencia de alguna injusticia (como le ocurrió el sábado en el Camp Nou ante
el Athletic de Bilbao), o buscar la perfección en cualquier libre directo cerca
del área rival. Pero nunca es lo mismo salir a jugar un partido sabiendo que
horas antes Cristiano Ronaldo marcó cuatro goles, que no necesitándolo más.
La competencia
entre Messi y Cristiano Ronaldo ha sido tan apasionante (aún continúa en la
Champions League no sólo en la temporada sino en los números históricos en el
torneo europeo), que fue ésta la encargada de que en la última década pudiera
ponerse en jaque por una vez a la Premier League inglesa como la mejor del
mundo teniendo a dos cracks semejantes en otro campeonato nacional.
Uno necesitó
siempre del otro para seguir un camino sin límites conocidos hacia la
superación, pero eso mismo comienza a notarse ahora, con el fin de esta etapa.
Desde lo
estrictamente futbolístico, este Real Madrid es un equipo, ahora, mucho más
horizontal. La llegada de Julen Lopetegui acentuó este juego que necesita ahora
más toques de balón, una mayor administración, pero al mismo tiempo, si bien
hay menos llegadas a la portería adversaria, tampoco depende tanto de lo que
defina el portugués.
Ramos, creemos
que sin una doble intención, también fue el encargado de manifestar el notable
cambio táctico que significó la salida de Cristiano Ronaldo, al señalar que ya
no se depende tanto de sus goles y que ahora el juego es más colectivo, y no se
genera toda una jugada buscando casi siempre el mismo destinatario final.
Así es que
observamos ya varios partidos en el que el Real Madrid puede tener fases
importantes de dominio en el campo rival, si se trata de equipos menores, o
alternadas si los que están enfrente tienen un poderío mayor, pero ya depende
mucho más de sus individualidades, de que tengan un buen día, de que funcione
la creación, o que los contragolpes pasen por la velocidad de Gareth Bale, pero
no existe más esa certeza de que Cristiano puede marcar en cualquier momento.
Esto pudo
notarse especialmente ante dos equipos fuertes y consecutivos como el Sevilla
en el Sánchez Pizjuán o el Atlético Madrid en el Santiago Bernabeu. En ninguno
de los dos, el Real Madrid pudo marcar, ya sea cuando fue dominado tácticamente
y con el balón, en Andalucía, o cuando
tuvo momentos en los que se acercó a Jan Oblak en el derbi madrileño.
La sensación, a
partir de un Barcelona con muchas dudas, pocas ideas ofensivas,
desaprovechamiento de una gran plantilla y una gran abulia, es que si el
Atlético Madrid y un gran Sevilla logran mantener continuidad en esta
temporada, la Liga Española acaso pueda dar un vuelco que le permita cobrar una
fuerza que signifique un salto.
Los efectos de
la salida de Cristiano Ronaldo recién comienzan a ser perceptibles y queda
mucho por recorrer.
1 comentario:
El madrid dejo de generar mucho con la salida de ronaldo y sabes porque? Porque era dueño del 50% de la imagen de cristiano mientras el barcelona no tiene nada que ver con la imagen de messi, el es amo y señor de su imagen -_-
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