domingo, 30 de septiembre de 2018

Los primeros efectos de una Liga sin Cristiano (Yahoo)




Thibaut Courtois, Marcelo, Sergio Ramos, Raphael Varane y Luka Modric regresaron de la gala de The Best en Londres y a la mañana siguiente, en el predio del Real Madrid en el entrenamiento de Valdebebas, posaron para una foto con los trofeos conseguidos,  que luego publicaron en las redes sociales, y en la que se hizo referencia a la “familia blanca”.

No fue, en absoluto, una casualidad. En su dirección de Twitter, Sergio Ramos, uno de los jugadores con mayor ascendiente en la plantilla del Real Madrid, respondía así a Cristiano Ronaldo, quien días antes había hecho alusión a la “familia bianconera” de la Juventus, dando a entender que ahora sí formaba parte de un grupo unido, de una estructura de la que se desprendía un afecto mayor.

Tal vez este duelo de mensajes por Twitter simbolice mucho más que eso mismo. La salida de un jugador notable como Cristiano Ronaldo del Real Madrid, luego de nueve temporadas, en la que no sólo consiguió con el club todos los títulos posibles sino que su carrera dio un salto definitivo de calidad, parece ir significando un notable cambio en todas las estructuras.

Desde el punto de vista general, la Liga Española perdió a su principal duelo individual. Y esto no es sólo una cuestión de nombres. El efecto no lo sintió solo el Real Madrid, su ex club, sino que tuvo repercusión incluso en su principal rival, el Barcelona, y en los equipos de la élite de la competencia, que psicológicamente comenzaron a sentir que ahora las chances de ganarle a los blancos era mayor y que aquella amenaza de la máquina de hacer goles que es el portugués había quedado atrás.

Hasta cierto porcentaje de una persistente abulia del Barcelona puede deberse a la ausencia de Cristiano Ronaldo, al sentirse ahora como muy probable ganador de la Liga con solo apretador el acelerador, lo cual puede generar que cualquier equipo, por más estrellas que tenga en su plantilla, acabe durmiéndose en los laureles.

Y si Lionel Messi suele competir mucho más consigo mismo que con los rivales, por lo que muchas veces parece más un atleta que un futbolista, la ausencia de Cristiano Ronaldo para determinar el Pichichi de la temporada, sin dudas representa un vacío de competitividad de cada jornada que necesita urgentemente de un revulsivo, de un reemplazo por otro jugador que pueda tener alguna chance de opacarlo.

No es que por esto Messi va a dejar de marcar goles, enojarse con los árbitros si siente la existencia de alguna injusticia (como le ocurrió el sábado en el Camp Nou ante el Athletic de Bilbao), o buscar la perfección en cualquier libre directo cerca del área rival. Pero nunca es lo mismo salir a jugar un partido sabiendo que horas antes Cristiano Ronaldo marcó cuatro goles, que no necesitándolo más.

La competencia entre Messi y Cristiano Ronaldo ha sido tan apasionante (aún continúa en la Champions League no sólo en la temporada sino en los números históricos en el torneo europeo), que fue ésta la encargada de que en la última década pudiera ponerse en jaque por una vez a la Premier League inglesa como la mejor del mundo teniendo a dos cracks semejantes en otro campeonato nacional.

Uno necesitó siempre del otro para seguir un camino sin límites conocidos hacia la superación, pero eso mismo comienza a notarse ahora, con el fin de esta etapa.

Desde lo estrictamente futbolístico, este Real Madrid es un equipo, ahora, mucho más horizontal. La llegada de Julen Lopetegui acentuó este juego que necesita ahora más toques de balón, una mayor administración, pero al mismo tiempo, si bien hay menos llegadas a la portería adversaria, tampoco depende tanto de lo que defina el portugués.

Ramos, creemos que sin una doble intención, también fue el encargado de manifestar el notable cambio táctico que significó la salida de Cristiano Ronaldo, al señalar que ya no se depende tanto de sus goles y que ahora el juego es más colectivo, y no se genera toda una jugada buscando casi siempre el mismo destinatario final.

Así es que observamos ya varios partidos en el que el Real Madrid puede tener fases importantes de dominio en el campo rival, si se trata de equipos menores, o alternadas si los que están enfrente tienen un poderío mayor, pero ya depende mucho más de sus individualidades, de que tengan un buen día, de que funcione la creación, o que los contragolpes pasen por la velocidad de Gareth Bale, pero no existe más esa certeza de que Cristiano puede marcar en cualquier momento.

Esto pudo notarse especialmente ante dos equipos fuertes y consecutivos como el Sevilla en el Sánchez Pizjuán o el Atlético Madrid en el Santiago Bernabeu. En ninguno de los dos, el Real Madrid pudo marcar, ya sea cuando fue dominado tácticamente y con  el balón, en Andalucía, o cuando tuvo momentos en los que se acercó a Jan Oblak en el derbi madrileño.

La sensación, a partir de un Barcelona con muchas dudas, pocas ideas ofensivas, desaprovechamiento de una gran plantilla y una gran abulia, es que si el Atlético Madrid y un gran Sevilla logran mantener continuidad en esta temporada, la Liga Española acaso pueda dar un vuelco que le permita cobrar una fuerza que signifique un salto.

Los efectos de la salida de Cristiano Ronaldo recién comienzan a ser perceptibles y queda mucho por recorrer.

1 comentario:

Carlos dijo...

El madrid dejo de generar mucho con la salida de ronaldo y sabes porque? Porque era dueño del 50% de la imagen de cristiano mientras el barcelona no tiene nada que ver con la imagen de messi, el es amo y señor de su imagen -_-