Con un tremendo
5-0 ante Gremio de Porto Alegre, y con una diferencia que pudo ser aún mayor en
el segundo tiempo, el Flamengo, el equipo que mejor fútbol ha desplegado en el
torneo, se clasificó para jugar ante River Plate la primera final a partido
único de la historia de la Copa Libertadores, que se disputará en Santiago de
Chile el próximo 23 de noviembre.
El club de Río de
Janeiro, el que tiene la mayor cantidad de hinchas en todo el mundo, no gana
una Copa Libertadores desde 1981, cuando contaba con estrellas de la talla de
Junior o Zico, que brillaron al año siguiente en el Mundial de España 1982,
pero decidido a volver a los viejos tiempos de gloria, invirtió mucho dinero en
grandes jugadores, muchos de los que tuvieron una larga trayectoria en el
fútbol europeo y regresaron a Brasil, como el portero Diego Alves (de destacada
actuación en el Valencia), los laterales Rafinha (Bayern Munich) y Filipe Luis
(Atlético Madrid) o el volante Diego (Atlético Madrid y Wolfsburgo, entre
otros).
Gremio es uno de
los equipos más poderosos de Sudamérica y de hecho fue campeón de la Copa
Libertadores en 2017 y fue eliminado por River en la semifinal de 2018 cuando
faltaban menos de 15 minutos en su estadio y se imponía 1-0 luego de ganar en
Buenos Aires 0-1, pero los argentinos empataron en Brasil y luego, gracias al
VAR, pudieron vencer 1-2 por un penal que el árbitro no había visto en el
partido.
Con el delantero
Everton (elegido mejor jugador de la reciente Copa América de Brasil) como gran
figura, Gremio es un equipo de mucho carácter que tiene una gran defensa
central con el experimentado Pedro Geromel y el argentino Walter Kannemann, y
de hecho, en el Mundial de Clubes 2017 apenas fueron derrotados 1-0 por el Real
Madrid en la final con un gol de libre directo de Cristiano Ronaldo.
Pero este mismo
Gremio, con la misma base de los años anteriores aunque perdió a un jugador
fundamental como Arthur (ahora en el Barcelona), no pudo hacer casi nada ante
este Flamengo, que tiene un juego florido en el medio, y una gran potencia
ofensiva con dos cracks como Bruno Henrique y Gabriel Barbosa (“Gabigol”),
aunque no todo pasa por ellos, porque tiene un sistema que parte del buen trato
del balón en todas las líneas con un volante central de mucha técnica y buen
quite como Willian Arao, y un elegante defensa central, como el español Pablo
Mari.
Una importante
cuota de responsabilidad para este juego del Flamengo la tiene su entrenador, el portugués Jorge
Jesús, quien por años dirigió al Benfica y obtuvo muchos títulos nacionales en
Portugal, pero que quedó opacado al no poder conseguir los internacionales pese
a llegar varias veces a la máxima instancia.
Jesús exportó al
Flamengo sus ideas de juego bonito, agradable para la vista, con muchas
llegadas al gol y gran potencia ofensiva, y aunque en el partido de ida de
semifinales ganaba 0-1 y tuvo grandes chances de aumentar el marcador (y le
anularon tres goles a instancias del VAR), se durmió por unos minutos y allí,
con toda su experiencia, el Gremio le arrancó un empate.
Pero ya en el
partido de vuelta y en el mítico estadio Maracaná, Gremio no pudo volver a
sacar partido de esta situación porque Flamengo jugó concentrado y aunque el
primer tiempo terminó 1-0 con gol de Bruno Henrique, ya a los 10 minutos del
segundo tiempo, todo estaba terminado, por los dos goles de Gabriel Barbosa,
uno de ellos de un claro penal que le convirtió Pedro Geromel a Bruno Henrique.
Con el 3-0 a 35
minutos del final, el festival del Flamengo ante su público fue total y pudo
aumentar la cuenta con dos grandes cabezazos, muy bien direccionados, del
español Pablo Mari y de Rodrigo Caio.
El 23 de
noviembre próximo en Chile, la Copa Libertadores tendrá su primera final a
partido único entre un equipo de mucho carácter y de jugadores experimentados y
acostumbrados a los títulos como River (campeón de la Copa Sudamericana en
2014, de las Copas Libertadores 2015 y 2018 y de las Recopas sudamericanas 2015
y 2016), y otro, como Flamengo, de un juego por momentos brillante y muy
vistoso.
Quedan pocas
semanas para conocer al nuevo campeón, que representará al continente
sudamericano en el Mundial de Clubes de diciembre en Qatar. Y esta final
enfrentará a un equipo de Argentina y el otro de Brasil, con toda la rivalidad
futbolística que existe entre ambos países. Una final con todos los
condimentos.
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