martes, 29 de octubre de 2019

Simone Biles, de vivir en un orfanato y ser abusada en su infancia por el médico del equipo, a ser la mejor gimnasta de la historia (Infobae)




Después de cada prueba finalizada con una ovación en los recientes Mundiales de Stuttgart, la estadounidense Simone Biles, de 22 años, considerada como la mejor gimnasta de la historia, corre a la tribuna para abrazarse con sus padres, que en realidad son sus abuelos, que decidieron adoptarla luego de recorrer varios orfanatos junto con sus hermanos, en una impactante historia de superación y resiliencia.

Biles parecía que lo tenía todo en contra. Tuvo que luchar contra los prejuicios raciales siendo negra, vivió una infancia muy pobre, y cuando se le descubrió su enorme talento para la gimnasia, se enfrentó al desafío a los límites y la necesidad de trabajar muchos años para adaptar su cuerpo a los duros ejercicios.

Nació en Columbus, Ohio, el 14 de marzo de 1997. No conoció a su padre, su madre era adicta a las drogas y al alcohol y por eso vivió en hogares temporarios junto a sus tres hermanos, y a los seis años, junto a su hermana Adria,  la adoptaron sus abuelos Ron y Nelle.

A esa edad, fue llevada de excursión al Centro Atlético Bannon y para divertirse, se fue a la parte de atrás a copiar a otras gimnastas que veía. Una de las entrenadoras del lugar, la señora Ronnie, la vio y decidió llamar a la entrenadora Aimeé Boorman para que la viera, y decidieron enviar una carta a casa de sus padres para animarlos a llevarla a los entrenamientos.

Así comenzó a ejercitarse en su tiempo libre hasta que a los 8 años comenzó a tomar clases con Boorman y al mismo tiempo, en 2015, se graduó en el colegio secundario. Estudiaba en la casa para poder dedicarse a la gimnasia.

Comenzó su carrera en la categoría junior en 2011 en la competición “American Classic” en Huntsville, Texas, su ciudad adoptiva,  donde ya obtuvo buenos resultados, y luego, en el mismo año, en el torneo “Cover Girl” en Chicago, Illinois y ya desde 2013 comenzó su etapa “Senior” en la “American Cup” de la Federación Internacional (FIG), en la que tanto ella como su compañera Katelyn Ohashi fueron convocadas para sustituir a Elizabteth Black y Kyla Ross, que por lesión tuvieron que abandonar la competencia.

Biles lideró la competición por dos rondas pero se cayó de la barra de equilibrio y eso le impidió ganar, y llegó segunda detrás de Ohashi. En ese año volvió a caerse varias veces en el “Secret US Classic” y se torció el tobillo en el ejercicio de suelo y eso le impidió participar en el salto de caballete pero su mayor satisfacción fue cuando la invitaron a formar parte del rancho de Marta Karolyi para el Campeonato Mundial de Gimnasia Artística de ese año en Amberes, Bélgica, con una destacada actuación.

Pero su vida nunca fue fácil y aparecieron nuevos problemas. Fue abusada en su adolescencia por el médico del equipo de los Estados Unidos, Larry Nassar, al que sentenciaron de 60 a 185 años de prisión en enero de 2018 al declararse culpable de siete cargos de agresión sexual a más de 250 niñas durante veinte años de ejercicio, lo que derivó en un escándalo en el que Biles no dudó en criticar públicamente al Comité Olímpico de EEUU y a la Federación de Gimnasia, pidió que lo trasladaran y pudo contar  la depresión que atravesó en ese tiempo.

“Hubo días en los que sólo quería dormir. Y en los que no tenía ganas de pisar un gimnasio. ¿Pero voy a dejar que todo lo que viví me quite mi amor por el deporte y evite que cumpla mis metas? No, es sólo otro obstáculo en el camino que tengo que superar”, comentó en una entrevista al diario británico “The Guardian”, “con la esperanza de inspirar a otras personas que estén atravesando una situación similar a la mía, para que no bajen los brazos”.

En una columna publicada por la CNN, Simone recuerda su infancia antes de ser adoptada: “todos me pasaban por alto o me ignoraban. Nadie me conocía ni querían conocerme, como si no contaran mi talento ni mi voz”.

Fue seis veces campeona nacional (2013, 2014, 2015, 2016, 2018 y 2019), campeona olímpica en Rio de Janeiro 2016 y cinco veces campeona del mundo (2013, 2014, 2015, 2018 y 2019), en Aparatos, cinco veces campeona mundial de Suelo, tres, de Viga de Equilibrio y dos, en Salto de Caballete. Se caracteriza por la potencia y el alto nivel de dificultad de sus ejercicios y formó parte del equipo de EEUU campeón mundial en Nanning 2014, Glasgow 2015, Doha 2018 y Stuttgart 2019. Acumuló ya veinticinco medallas y diecinueve títulos de campeona mundial.  Ninguna mujer había alcanzado su récord de cinco títulos mundiales, e incluso ya estaba en ese pedestal antes de los recientes Mundiales de Stuttgart, donde brilló.

En Stuttgart, al llegar a ser la gimnasta más condecorada de la historia (19 medallas doradas, tres plateadas y tres de broncíneas), también desplazó al bielorruso Vitaly Scherbo, estrella de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, que acumulaba 23 medallas entre 1991 y 1996. Biles dice ahora que los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 serán sus últimos.

En los recientes Mundiales en territorio alemán, obtuvo cinco medallas doradas  en Prueba por Equipos, All Round individual, Salto, y completó con sus desempeños en aparatos: Viga (15066 puntos, por delante de las chinas  Tingting Liu, con 14333, y Shijia Li, con 14300) y Suelo (15133 por delante de su compatriota Sunisa Lee, con 14133 y la rusa Angelina Melnikova, con 14066).  Un quinto lugar en Barras Asimétricas la privó de ganar la medalla dorada en los seis eventos en los que participó, algo que sí había conseguido en 2018 en Doha, tras tomarse un año sabático en 2017 (allí ganó su compatriota Morgan Hurd) luego de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016.

No fue otra que Biles la que llevó a la FIG a tener que ampliar el alfabeto a la hora de puntuar, porque hasta ahora, las dificultades en gimnasia iban desde la “A” a la “I”, pero ahora existe la “J”, inaugurada en Stuttgart y ya son cuatro las acrobacias que llevan su nombre: dos en Suelo, una en Barra de Equilibrio y otra en Salto. Ella presentó en Stuttgart tres elementos para su aprobación: en Paralelas, un giro de 360 grados sobre la barra, en Barra de Equilibrio, una salida con doble mortal atrás y dos giros y medio, y en Suelo, su doble atrás con tres giros y medio, una dificultad J sólo a su alcance.

En plena competencia de los Mundiales de Stuttgart, en una de sus piruetas, la salida del ejercicio de Barra que lleva su nombre por ser la primera que lo realizó, fue rebajada en la calificación por la FIG por un valor de dificultad claramente inferior al real, con la sorprendente consigna de desalentar el resto de las gimnastas a que la repitan porque podría ocasionarles lesiones en el intento.

Es que antes de la competición, las gimnastas deben comunicar a la FIG las acciones que desean que acaben en el Código de Puntuación con su nombre, uno de los más grandes honores que puede recibir un gimnasta y Biles, de 22 años, ya tiene cuatro.
Biles se manifestó ostensiblemente en desacuerdo y lo manifestó con ironía en las redes sociales y la FIG se vio en la obligación de justificarse a partir de la “seguridad”, pero ella siguió su camino y ganó dos medallas doradas  más, entre los que su ejercicio de barra fue excepcional, a todo lujo, logrando la mejor nota de la especialidad de todos los tiempos. “Quiero que la gente persiga sus sueños. Si estás dispuesto a trabajar por ellos y si estás centrado y tienes determinación, llegarás realmente lejos”, dijo en una entrevista. “No significa que vayan a cumplirse de la noche a la mañana. 

En mi caso, tuvieron que pasar duros entrenamientos y perseverancia para alcanzar mis metas, pero si miro hacia atrás, estoy orgullosa de no haberme rendido”, sostuvo, acompañada por sus nuevos entrenadores, los ex gimnastas franceses Laurent y Cecile Landi.

Pero su mejor ejercicio es la prueba de Suelo, donde realiza el famoso triple-doble que le valió ser la tapa de las más prestigiosas publicaciones del mundo. “Nunca pienso en cuántas medallas puedo conseguir, sino en terminar mis ejercicios y en hacerlo bien”, afirmó entonces.

La mejor testigo de su genialidad es su compañera y subcampeona Sunisa Lee, de 16 años, quien la define como “increíble” pese a que apareció apenas un escalón abajo en el podio. “Soy segunda en el mundo, detrás de Simone, y es algo muy loco”, tras ganar la medalla plateada en los ejercicios de Suelo. “No sé cómo ella ha podido hacer todo esto por tanto tiempo”, dijo sobre su compatriota Biles.

Pero Simone no sólo apareció como la gran estrella del Mundial sino que personifica “el sueño americano” y se transformó en modelo para niñas y mujeres de todo el mundo, porque también desempeña trabajos solidarios con la “Matress Firm”, una importante marca de colchones, desde los JJOO de Río de Janeiro 2016, donde ganó cuatro medallas doradas y una broncínea  para ayudar a orfanatos en todo EEUU, con la campaña “Dona para los chicos”.

“Es importante para mí tratar de atraer la atención sobre los orfanatos en EEUU y las necesidades de los niños que viven allí. Yo sé lo que es entrar y salir del sistema y no me alcanzan las palabras para decir lo agradecida que estoy de que mis padres me hayan adoptado y por eso me pone muy feliz sumarme a este proyecto”, comentó.
También es embajadora, desde principios de 2018, de “University of the People” (“Universidad de la gente), una ONG online sin fines de lucro reconocida oficialmente en el sistema educativo de EEUU, que sólo cobra un derecho a examen pero no matrícula ni cuota para brindar educación superior a jóvenes de todo el mundo que quieran estudiar una carrera y no puedan por distintos motivos.

Simone siempre quiso estudiar y llegar a tener un título universitario pero las enormes exigencias de su vida de gimnasta no se lo permitieron aún. Se había anotado en la Universidad de California pero tuvo que dejar pero cursa administración y negocios en la Universidad de la Gente y es la representante de un fondo de becas para chicos de orfanatos que hayan tenido dificultades como ella.

“Nuestras circunstancias no deberían definirnos ni impedirnos lograr nuestros objetivos. Yo sé muy bien lo que es estar en desventaja. Los chicos que crecen en orfanatos a menudo no tienen la oportunidad de ir a una universidad por sus limitaciones económicas. Pero todos merecen una oportunidad. Yo tuve la mía y quiero asegurarme de que otros también la tengan”, comentó en una entrevista con la CBS en febrero de 2018.

Biles aprovecha muy bien su popularidad. Tiene más de un millón de seguidores en Twitter y más de 3.500.000 en Instagram y desde esas plataformas cuenta sus ideas y suele divulgar los proyectos en los que se involucra. “Sintiéndome dorada. Cinco veces campeona mundial. Cada título se siente como el primero”, escribió junto a una foto suya con las medallas, en las redes sociales.

Suele ser muy humilde y comparte el día a día con sus compañeros o sus amigos, cuenta chistes o responde a sus fans. “No me considero una súper estrella”, aseguró hace unos días, en la previa de los Mundiales de Stuttgart.

También tiene su costado feminista: “Está muy bien que las jóvenes digan “soy buena en esto” y saquen pecho. Sólo los hombres se permiten decirlo y los admiran por eso y a las mujeres que lo hacemos nos miran mal”, le dijo a “USA Today” cuando superó en el récord total de medallas a Vitaly Scherbo, un varón.

Así como la rumana Nadia Comaneci fue la gran estrella en los Juegos Olímpicos de Montreal o los de Moscú, o Rusia busca la suya en la junior Vladislava Uzarova, a la que proyecta para Tokio 2020, y Francia tiene a Melanie de Jesús Santos y Suiza a Giulia Steingruber, Simone Biles emerge como la gran figura de este tiempo, y todo indica que marcará una época.














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