Sean Connery, el
actor más reconocido en el personaje de “James Bond” como agente 007, que
representó en siete películas en los años Sesenta y principios de los Setenta,
amaba el fútbol, era hincha del Rangers escocés y pudo ser jugador profesional
del Manchester United.
Nacido un 25 de
agosto de 1930 en el contexto de una familia de clase obrera en Edimburgo –su
madre, Euphamia Mclean, era escocesa y protestante y limpiaba casas, y su
padre, Joseph, católico de ascendencia
irlandesa, era camionero y obrero fabril-, falleció el 31 de octubre pasado a
los 90 años en su residencia de Nassau, en las Islas Bahamas.
Connery era el
hijo mayor del matrimonio (tuvo un hermano, Neil, nacido en 1938) y con su
familia tuvo que soportar años de bombardeos nazis y la guerra y la situación
económica no le permitió terminar la escuela y rápidamente tuvo que ingresar en
el mundo laboral, ayudado por un físico importante porque a los 12 años ya
medía 1,80 metro y parecía mucho mayor que la edad que realmente tenía y
terminó alistándose en la marina cuatro años más tarde luego de probar suerte como
lechero, obrero fabril, chofer, guardavidas y hasta lustrador de ataúdes.
Además de su
porte físico, a Connery no se le daba nada mal el fútbol. Era extremo derecho y
le ofrecieron una primera prueba en el East Fife, hoy en las divisiones de
ascenso en Escocia, pero acabó jugando en otro club del país, el Bonnyringg
Rose Athletic, en el que llegó a destacarse cuando tenía ya 23 años.
Fue en ese
momento cuando apareció la posibilidad real de ser futbolista profesional en un
alto nivel. El legendario entrenador Matt Busby, a cargo de un gran equipo de
los años cincuenta (algunos de sus integrantes murieron en un accidente aéreo
en Munich en 1958), se enteró de sus condiciones a través de un ojeador y llegó
a ofrecerle 25 libras esterlinas por semana con un contrato, pero Connery lo
rechazó. “Quise aceptar porque me encantaba el fútbol, pero un futbolista de
élite inicia su decadencia con 30 años y yo tenía 23. Me quedaba poco tiempo de
éxito. Al final decidí ser actor, algo que podía durar muchos años más y es
algo que resultó ser una de las cosas más inteligentes que he hecho”, declaró
años después a una publicación de la Asociación Escocesa de Futbol Juvenil.
Para llegar a
ser actor contribuyó, por azar, el físicoculturismo, en el que llegó a
destacarse por aquel tiempo y que practicaba desde los 18 años. En 1953, cuando
recibió la oferta del Manchester United, había obtenido el tercer puesto en la
categoría amateur de “Hombres Altos” del reconocido trofeo “Mr. Universo”, que
en esa edición ganó el estadounidense Bill Pearl, una leyenda de la
especialidad. Fue en ese torneo, en el que participó como Tom (su primer
nombre, que no solía usar, era Thomas) Connery, que otro competidor, Johnny
Isaacs, le sugirió que se presentase para la producción del musical “South
Pacific”, de mucho éxito en Brodway y así fue como consiguió el primer papel de
su larga y exitosa carrera. En aquella
ocasión también compitió como levantador de pesas con el apodo de “Big Tom”.
Muchos años
después, en el momento de su mayor fama tras los éxitos como “James Bond” en
películas como “Operación Trueno”, “Dedos de Oro”, “El Satánico Dr No”, “Sólo
se vive dos veces”, “De Rusia con amor” y “Los diamantes son eternos”, Connery
coincidió por azar en el vuelo que llevaba al plantel de Racing a jugar contra
el Celtic en Glasgow por el partido de ida de la Copa Intercontinental.
Connery era
fanático del Celtic desde muy joven pero sufrió un cambio con los años.
“Siempre he apoyado al equipo que mejor jugaba y durante años ése fue el
Celtic, que fue el primer equipo británico en ganar una Copa de Campeones de
Europa, aunque con los años me hice del Rangers”, contó en su autobiografía.
Efectivamente.
Connery era hincha del Celtic (campeón de Europa hacía escasos meses) en 1967,
cuando coincidió en el vuelo, con varias escalas, con el plantel de Racing.
“Tardamos 16, 18
horas, no me acuerdo, pero fue un viaje inolvidable porque en Londres subió
Sean Connery, el primer agente 007, que fue nuestro hincha en aquellas tierras
porque simpatizaba con los Rangers, la contra del Celtic”, recordó años más
tarde el ex jugador Humberto Maschio, quien se sorprendió, al igual que los
compañeros, en las horas previas.
Acaso la
confusión del “Bocha” Maschio sobre la preferencia de Connery por el Celtic
esté relacionada con lo que sucedió en ese vuelo de París a Londres con escala
en Glasgow, con los jugadores de Racing. Marcelo Izquierdo cuenta en su libro
“Tita, la madre de la Academia”, que el “Chango” Juan Carlos Cárdenas fue quien
advirtió la presencia del actor en el avión, se lo comentó a su compañero Rubén
“Panadero” Díaz, quien con su habitual humor comenzó a cargarlo en su carácter
de escocés, acerca del resultado del partido por la Copa Intercontinental.
Tita Matiussi,
encargada de la lavandería y de la pensión de las divisiones inferiores, se
acercó entonces al asiento de Connery con un gorro de Racing en su cabeza y le
balbuceó en inglés que “La Copa se queda en la Argentina”, lo que le causó
gracia al legendario “James Bond”, hasta que se le acercó el entonces arquero
Agustín Cejas y le contó que lo que sucedía era que estaba compartiendo vuelo
con el equipo argentino. Fue allí que Connery dijo “La Copa se la llevan
ustedes” y con ese ambiente distendido, los jugadores y el director técnico,
Juan José Pizzuti, comenzaron a sacarse fotos con él.
La dificultad
para dialogar con Connery alertó a Pizzuti, quien terminó de convencerse de que
se necesitaba un traductor por lo que en un viaje en tren, a poco de llegar a
Glasgow, observó a un hombre leyendo un diario italiano, lo abordó y resultó
ser hincha del Milan, equipo derrotado justamente por el Celtic en la final de
la Copa de Campeones de Europa en Lisboa (a partir de ese partido es que al
club escocés se lo llama “Los Leones de Lisboa”), y terminó aceptando la
propuesta.
La serie de
partidos entre Racing y el Celtic forma parte de la leyenda del fútbol
argentino. Fue en esa ocasión cuando el entonces Beatle John Lennon dijo que
era hincha de la Academia, por jugar contra los escoceses y entre los testigos
del partido en Escocia se puede contar al Padre Carlos Mugica, años más tarde
asesinado por la Triple A.
Tras la derrota
de Racing 1-0 en Hampden Park, se jugó la revancha en el Cilindro de Avellaneda,
donde los argentinos vencieron 2-1 y tuvieron que desempatar en el estadio
Centenario de Montevideo, donde la Academia se impuso por 1-0 con el recordado
gol de Cárdenas, el 4 de noviembre de 1967.
Connery cambió
de postura y se hizo del Rangers pero no en 1967 sino muchos años más tarde,
cuando desarrolló una gran amistad con su presidente, David Murray, y ese
cambio de apoyo hacia el rival histórico no fue comprendido por muchos y que
hasta le hizo ser víctima, incluso, de insultos y hasta escupitajos mientras
caminó por las calles de Glasgow, pero como él manifestó, “Siempre apoyé al
equipo que jugaba mejor al fútbol. Las afiliaciones religiosas no significan
nada para mí”.
Gennaro Gattuso,
al enterarse de su muerte, recordó haber compartido momentos con Connery cuando
fue entrenador del Rangers (ahora dirige al Nápoli). “Lo vi una sola vez, era
miembro de la comisión directiva y era muy cercano al presidente Murray.
Hablamos una tarde y él no quería que yo me fuera del club. Lo siento mucho”.
Connery nunca se
alejó del fútbol. El reconocido periodista brasileño José Trajano recordó en el
sitio www.ultrajano.com.br cuando un
colega suyo, Sergio Dántas, lo encontró en el Centro de Prensa del Mundial de
España 1982, en la pasarela del Palacio de Congresos y exposiciones que daba a
la tribuna del estadio Santiago Bernabeu, en el Paseo de la Castellana,
seguramente aprovechando su paso por Madrid, como otra vez, lo encontró él
mismo, junto a otros colegas del diario “Jornal do Brasil” en la zona VIP del
estadio Saint Dennis a horas del partido inaugural del Mundial de 1998 en
Francia, que iba a enfrentar a Brasil (entonces campeón mundial) y Escocia.
En 2005 llegó a
participar en un “Partido por la Paz” en el que se enfrentaron un combinado de
Israel con otro palestino en el Camp Nou de Barcelona, donde pudo compartir
momentos con Ronaldinho y ambos hicieron el saque de honor. El brasileño,
enterado de su fallecimiento, escribió en su Twitter “Descanse en paz, Sean
Connery”.
El legendario
007 también fue un entusiasta del golf. En el sur de Francia poseía el Domaine
de Terre Blanche desde 1979 y allí pensó construir un campo de golf de 108
hectáreas, pero nunca pudo concretar su sueño y acabó vendiendo el terreno al
multimillonario alemán Dietmar Hopp veinte años más tarde, en 1999. Otras de
sus aficiones fueron el tenis y la Fórmula Uno.
El Bonnyringg
Rose Athletic, el equipo en el que jugó por varios años, le dedicó un mensaje
en las redes sociales: “Un arto iris aparece sobre New Dundas Park tras el
triste anuncio de que quien probablemente fue nuestro futbolista más famoso y
uno de los escoceses más emblemático de todos los tiempos. Nos gustaría ofrecer
nuestro más sentido pésame a su familia. RIP Sean”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario