Con 36 años
cumplidos, y sin club luego de quedar libre del PSG francés en el final de su
carrera europea, el lateral derecho brasileño Daniel Alves consiguió ser el
mejor jugador de la Copa América 2019 en su país, además de quedarse con su
segundo título continental con la selección luego del ganado en 2007, y el
cuadragésimo de su trayectoria, que marca el récord de conquistas individuales
para un futbolista en el mundo.
“Estoy muy
satisfecho. Pasé un año duro, teniendo que superar situaciones difíciles. Pero
cuando tú respetas la profesión y te dedicas, logras tus objetivos. Y yo confío
mucho en mi trabajo”, afirmó Alves a la prensa luego de recibir en el podio del
estadio Maracaná los dos premios, el de mejor jugador del torneo y la Copa
América, como capitán de la selección brasileña luego de vencer en la final a
Perú por 3-1.
Alegre, como
siempre fue, se dio tiempo para bromas cuando fue consultado por el diario
español “Marca” de Madrid, con el que discutió públicamente en sus tiempos de
jugador del Barcelona, acerca de su futuro, al haber quedado en libertad de
acción. “Estoy abierto a ofertas, así que si el diario de ustedes me quiere
hacer llegar alguna, no diría que no”.
Alves había
conseguido disputar, a sus 36 años, su quinta Copa América tras haberla ganado
en la primera, en Venezuela 2007, y marcándole un gol en la final al equipo
argentino, cuando Brasil venció 3-0 en Maracaibo. Luego había estado en las
competencias de 2011, 2015 y 2016.
“Es un premio al
trabajo y a la constancia. Luché muchísimo parea estar aquí porque fue muy
difícil como profesional no estar algunas veces –se refería al hecho de haberse
quedado afuera del Mundial de Rusia 2018 por una lesión-, pero gracias a la
disciplina, estoy recogiendo los frutos de lo que sembré en mi larga carrera”,
sostuvo.
Alves era el más
veterano de todo el plantel brasileño que ya dirigía Tité y no sabía que terminaría
siendo el capitán y que le tocaría levantar la Copa América ante su público.
Pero ocurrió que quien había recibido la cinta desde 2018, Neymar, fue
despojado de ella por el entrenador y si bien oficialmente la Confederación
Brasileña (CBF) no explicó el motivo, se especuló con un castigo al jugador por
el incidente que protagonizó en la final de la Copa de Francia previa a la Copa
América, al darle un fuerte golpe a un aficionado que le gritó que no debía
jugar más al fútbol en el momento de la entrega de las medallas al caer su
equipo, el PSG –el mismo de Alves- por penales ante el Rennes .
Al comenzar la
disputa de la Copa América, la primera con el uso del VAR, Brasil era el claro
candidato a ganarla, tal como había ocurrido en todas las ocasiones anteriores
en las que había sido local en la historia de la competencia, y su debut fue
auspicioso, con un 3-0 a Bolivia en el estadio Morumbí de San pablo, con dos
goles de Philippe Coutinho y otro de una de las grandes figuras emergentes del
equipo, el delantero Everton.
Todo indicaba
que el segundo partido serviría para sacar una mayor distancia porque Brasil
enfrentaba a Venezuela, en un contexto emocionante para Alves porque se
disputaría en el “Arena Fonte Nova” de Salvador, el mismo en el que recibió su
bautismo futbolístico casi dos décadas atrás.
“Fonte Nova me
evoca ese cariño afectivo de donde todo comenzó para mí. Gracias a este estadio
y al club Bahía, yo soy conocido mundialmente. Podemos perder todo lo que
quieras, menos la esencia”, comentó en los entrenamientos del día previo. Sin
embargo, Brasil no pudo pasar del empate sin goles ante la “Vinotinto” en una
de las sorpresas del torneo.
Para terminar la
fase de grupos, Brasil goleó a Perú 5-0 en el “Arena Corinthians” y Alves pudo
marcar el cuarto tanto, tras una bonita triangulación con Everton y Arthur. Los
otros goles los marcaron Casemiro, Roberto Firmino, Everton y Willian.
Ya en cuartos de
final, Paraguay resultó, como tantas otras veces, un duro escollo para Brasil,
que venció apenas por penales 4-3 (Alves. Sorpresivamente, no ejecutó ninguno)
luego de que el partido terminara 0-0 en el estadio “Arena do Gremio”, en Porto
Alegre.
Una vez
finalizado este partido, Alves reconoció que su equipo “se quitó un trauma de
encima” luego de que los guaraníes los eliminaran por la misma vía en las dos
ocasiones anteriores. “Sabíamos que teníamos que ser muy fuertes mentalmente
–describió- porque íbamos a enfrentarnos a un rival de los más duros de la Copa
América. Un rival físico que no deja fluidez en el juego, que siempre está
parándolo de alguna manera y eso dificulta mucho, pero pienso que estuvimos muy
bien”.
En semifinal
tocaba jugar el clásico contra la selección argentina en un repleto estadio
Mineirao de Belo Horizonte y en medio de un gran clima en las tribunas y una
gran polémica por dos posibles penales para los albicelestes que no fueron
consultados en el VAR. Terminó ganando Brasil 2-0. El primer gol, de Gabriel
Jesús, provino de una magnífica jugada de Alves (acaso la mejor del torneo),
cuando dejó en el piso a Lautaro Martínez, hizo un sombrero a Marcos Acuña,
gambeteó a Leandro Paredes, para abrir hacia la derecha a Roberto Firmino
–autor del segundo tanto-, quien asistió al medio para la definición del
goleador del Manchester City.
Fue en esta
semifinal que Alves apareció en todo su esplendor, con varios quites de gran
nivel (algunos a su ex compañero del Barcelona, Lionel Messi) y algunos aportes
en ataque que demostraron su vigencia pese a su veteranía, y su riqueza
técnica, con la posibilidad de comenzar como lateral derecho, para pasar en
algunos momentos como volante y hasta como extremo derecho.
Ya en la final
del Maracaná, en Río de Janeiro, Brasil se impuso 3-1 a Perú con goles de
Everton –máximo anotador del certamen con seis conquistas-, Gabriel Jesús y
Richarlison, y se quedó con la Copa América. Alves pudo disputar los seis
partidos de su equipo y apareció en el equipo ideal del torneo junto a Alisson
Becker; Miguel Trauco, Thiago Silva, José María Giménez , Arturo Vidal, Leandro
Paredes, Arthur; James Rodríguez, Everton y Paolo Guerrero.
De esta forma,
Alves llegaba al cuadragésimo título en su carrera (récord histórico) y sin
incluir en la estadística las copas regionales del Nordeste 2001 y 2002 con el
Bahía, ni el Mundial sub-20 de Emiratos Árabes Unidos ganado en 2003 en la
final a España 1-0.
Tras levantar la
Copa América, Alves se definió como “un ave Fénix pero que resurge del polvo,
en vez de las cenizas, porque de donde vengo, sólo había polvo, no había mucha
ceniza”.
Daniel Alves Da
Silva nació en la localidad de Juazeiro, en Bahía, el 6 de mayo de 1983, en el
seno de una familia humilde. No tuvo una vida fácil, aunque asegura que fue
feliz. Se solía levantar muy temprano para ayudar a su padre, Domingos, a
trabajar en el campo plantando y recogiendo melones y cebollas, que más tarde
vendía para mantener a su familia. Dormía en una cama de cemento soportando
temperaturas de cuarenta grados.
En su tiempo
libre, Domingos, muy aficionado al fútbol, montó su propio equipo, el Palmeiras
de Salitre en el que Daniel, con apenas diez años, jugaba de extremo o
mediapunta con compañeros mayores que él, aunque se fue retrasando
paulatinamente de posición hasta terminar siendo lateral derecho por decisión
de un entrenador, Caboclinho.
Fue cuando José
Carlos Queiroz, director técnico del Palmeiras de Salitre, fue contratado por
el Bahía, que quiso llevarse consigo a Lucas, considerado el mejor jugador del
equipo, pero para dejarlo salir, el club puso como condición que se llevaran también
a Alves, quien se marchó a los trece años, acompañado de sus hermanos, con los
que se fue a vivir a una casa alquilada.
Su primer
contrato con el Tricolor bahiano lo firmó dentro de un autobús. “Es que fueron
a contratar a otro jugador y yo estaba en el paquete –admitió- y allí pude
ganar mis primeros 60 reales (12 dólares), que en la época ayudaron mucho a mi
familia. Son historias divertidas pero inspiradoras porque uno no puede dejar
de creer en sus posibilidades. Son oportunidades que surgen. No lo llamo
suerte. Lo llamo preparación”.
Alves sostiene
que tampoco allí su camino fue completo de rosas sino “con algunas espinas”. En
noviembre de 2001 su entrenador era Evaristo de Macedo necesitaba un lateral
derecho por lesiones de otros jugadores del plantel y Alves estaba de camino
para jugar la Copa del Nordeste sub-20 cuando recibió un llamado que le decía
que debía presentarse inmediatamente con el primer equipo.
De Macedo, sin
embargo, no le concedió la oportunidad de jugar sino que antes probó en esa
posición con un volante y hasta con un delantero. A Alves lo llamaba,
equivocadamente, “Samuel”, algo que el veterano defensor hoy no sabe si fue un
error “o a propósito”.
“Al final, mi
entrenador del sub-20 le dijo a De Macedo que podía confiar en mí. Él decía que
los partidos de hombres lo ganan los hombres y que los de niños era para los
niños y yo era bien joven, pero terminé siendo el mejor jugador de la cancha”,
recordó.
Su debut en
primera tuvo el contexto del Brasileirao de 2001 y el Esporte Clube Bahía ganó
3-0 en el Arena Fonte Nova con una asistencia suya en uno de los goles y le
hicieron un penal. Fue de tal magnitud su actuación que los hinchas cantaron
“Daniel titular, Daniel titular”. Llegó a ganar dos torneos regionales, las
Copas Nordeste 2001 y 2002 y un campeonato bahiano hasta que apareció el
Sevilla para principios de 2003 y se lo llevó a préstamo por 500.000 euros, y
ya en 2004 pagó los 850.000 por el pase definitivo.
En el Sevilla,
desde su debut en febrero de 2003, hizo de todo. Jugó en los dos laterales,
como volante, extremo derecho y hasta de delantero ante el Zenit de San
Petersburgo en Rusia. Se terminó convirtiendo en el lanzador de los tiros
libres del equipo. Se estabilizó tanto que en 2005 adquirió la ciudadanía
española. Con los de Nervión ganó dos Copas UEFA, una Copa del Rey, una
Supercopa de España y una Supercopa de Europa, aunque también tuvo algunos
conflictos, como cuando pidió que lo dejaran ir al Chelsea, que ofrecía 36
millones de euros por su pase en 2007 y ante la negativa, llegó a negarse a
viajar a Grecia para jugar ante el AEK un decisivo partido para pasar de grupo
en la Champions League. En cambio, terminó yéndose al año siguiente, en el
verano de 2008, al Barcelona por 35,5 millones de euros.
En la presentación
en el Barcelona, el entonces presidente Joan Laporta afirmó que se trataba “del
mejor lateral derecho del mundo” y resultó ser el segundo fichaje más caro de
la historia para un jugador extranjero hasta ese momento, detrás del holandés
Marc Overmars, y se terminó convirtiendo en el segundo jugador extranjero con
más partidos en la historia del club. Tuvo momentos brillantes en el equipo que
dirigía Josep Guardiola y en el que jugaban Lionel Messi, Xavi Hernández y
Andrés Iniesta, entre otros, y terminó ganando tres Champions Leagues, seis
ligas españolas, tres Mundiales de Clubes y cuatro Supercopas de Europa, siendo
el jugador que más veces ha ganado este torneo junto al italiano Paolo Maldini.
Tras ocho
temporadas en el Barcelona, pasó a la Juventus en 2016 y aunque no pudo cumplir
el objetivo de la Champions League (perdió en la final ante el Real Madrid), sí
se llevó el Doblete (Scudetto y Copa Italia) para recalar en el PSG en 2017/18,
su última etapa en el Viejo Continente, y pudo ganar la Ligue 1y la Copa de
Francia, aunque en este último caso, con sabor agridulce porque se lesionó en
el partido ante Les Herbiers y eso lo marginó del Mundial 2018. Tras realizar
una última temporada con el equipo francés en 2018/19, acudió como libre a la
Copa América de Brasil, para firmar luego contrato con el San Pablo tras varios
rumores que lo colocaban en Boca Juniors, club del que dice ser hincha y suele
posar con su camiseta en las redes sociales.
Con el equipo
paulista acaba de ganar el torneo estadual –aunque no disputó la final ante el
Palmeiras-, dirigido por Hernán Crespo, pero tuvo algunos momentos duros, como
cuando en 2020 quedaron eliminados en la fase de grupos de la Copa Libertadores
tras caer derrotados ante River, y parte del público lo insultó y le exigió que
se fuera del club.
En total de su
carrera de clubes tiene 66 goles en 867 partidos.
En la selección
brasileña debutó en octubre de 2006 en una gira por Kuwait, cuando ya había
ganado el Mundial sub-20 de 2003 en Emiratos Árabes Unidos, y tras ganar la
Copa América 2007 en Venezuela con un gol suyo a Argentina en la final, también
participó con un tanto en la semifinal ante Sudáfrica (1-0) por la Copa
Confederaciones 2009 también ganada por su equipo. En total, como la camiseta
verde-amarilla marcó 8 goles en 125 partidos.
Bicampeón de
América (2007-2019) y bicampeón de la Copa Confederaciones (2009-2013) y con 42
títulos oficiales, algo que ningún jugador del planeta pudo conquistar, Alves
ni piensa en retirarse a sus 38 años. “Yo decidí cuando comencé mi carrera y yo
voy a decidir cuándo acabe”, sentencia.
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