lunes, 14 de junio de 2021

Matías Suárez, ídolo del Anderlecht, compartió ataque con Lukaku y rechazó jugar en la selección belga (Infobae)


 

En la madrugada del 10 de febrero de 201, los jugadores de la selección argentina ya descansaban en sus habitaciones de un lujoso hotel en Ginebra horas después de ganarle un promocionado amistoso a Portugal de Cristiano Ronaldo, cuando el autor del gol de penal en el último minuto, Lionel Messi, bajó a sacarse una foto con un hincha que esperaba en el lobby.

Messi y este hincha –también futbolista profesional y que había viajado especialmente para ver al equipo nacional - tenían un amigo en común, nada menos que otro jugador de la selección argentina, Lucas Biglia, de quien era compañero de equipo en el Anderlecht de Bélgica, y fue gracias a la gestión del rubio volante que finalmente consiguió sacarse la foto.

El jugador-hincha era nada menos que el actual delantero de River Matías Suárez, quien meses después recibió una oferta para nacionalizarse belga y así poder jugar en la selección de ese país por sus excelentes actuaciones en su equipo, en especial en ese mismo 201, cuando fue nombrado “Jugador del año” en su liga, y el mejor de la temporada 2011/12, para lo cual se impuso en la votación a figuras como el croata Iván Perisic o los locales Kevin De Bruyne, Axel Witsel y Thibaut Courtois.

Todo había cambiado desde su llegada a Bruselas en silencio desde Belgrano de Córdoba, cuando los dirigentes del Anderlecht eran cuestionados por traer a un jugador que acaso no diera la talla en el fútbol europeo pero en 2011 terminó ganando todo, la liga, terminó puntero la fase de grupos de la Europa League y Suárez fue Botin de Oro como máximo goleador, aprovechando el salto de calidad que dio cuando el club transfirió a mediados de temporada a su amigo y compañero de ataque Romelu Lukaku al Chelsea. En esos mismos días, el diario deportivo español “Marca” lo consideró como una de las veinte figuras del año en el fútbol europeo.

El hecho de que “La Joya” (como se lo llama, entre tantos otros apodos) haya sido máximo goleador en Bélgica y también en la Europa League (con siete tantos) seguramente influyó a la hora de la votación de periodistas, dirigentes y ex ganadores del premio para el galardón al mejor jugador. Pero nada de esto alcanzó para convencerlo de jugar en la selección belga. “Les agradezco mucho –terminó afirmando- pero mientras haya una chance, prefiero esperar la oportunidad de un llamado para jugar en la selección de mi país”.

Suárez llegó a analizar la opción con su representante, Cristian Colazo, tal como reconoció a la revista belga “Sport/Foot Mag”, cuando dijo que el hecho de poder tener el pasaporte europeo “me abriría muchas puertas en el plano futbolístico”, especialmente en cuanto a posibles pases futuros a ligas más poderosas.

Estas declaraciones de Suárez no tuvieron nada de casualidad porque tras la brillante temporada 2011/12, cuando se hizo imprescindible para su entrenador Ariel Jacobs, fue sondeado por el Arsenal inglés, que lo veía parecido en su juego al holandés Robin Van Persie, que llegó a ofrecer 10 millones de euros por su pase, seguido por equipos de Francia y Portugal y hasta hubo algún contacto desde Josep Guardiola para el Barcelona.

“Algo me contaron y me puso muy contento, fue el interés de Guardiola para el Barcelona –contó una vez-.  Es un sueño que hayan pensado en mí y que me hayan venido a ver, aunque sea eso. Ya es demasiado”. Suárez contó que ser enteró a través “de un sueco que juega conmigo que tiene un amigo en común con Pere Guardiola, el hermano del entrenador que es agente de futbolistas”. La información coincide con el tiempo en el que el delantero David Villa se lesionó y en el club catalán comenzaron a buscarle reemplazo.

Finalmente, cuando ya tenían todo arreglado el Anderlecht con el CSKA Moscú, el pase se frustró por una lesión que Suárez tuvo en la rodilla tras una victoria 3-0 ante el Standart de Lieja el 13 de mayo de 2012, por lo que recién pudo regresar a jugar el 9 de marzo de 2013, diez meses más tarde, cuando ingresó en el segundo tiempo en el triunfo 1-0 ante el Mechelen.

En sus casi ocho años en el Anderlecht compartió plantel con jugadores de la talla de Youri Tielemans (actualmente en el Leicester) y de Leander Dendoncker (Wolverhampton), ambos en la Premier League inglesa y disputando en este momento la Eurocopa con la selección belga, así como con los argentinos Biglia, Nicolás Frutos y Pablo Chavarría, ex compañero suyo en las divisiones inferiores de Belgrano de Córdoba.

“Cuando teníamos un día libre. Y teniendo a mano las grandes ciudades europeas, nos subíamos a la camioneta con la familia de Biglia y la de Pablo Chavarría y nos íbamos a París, por ejemplo, a dos horas y media de Bruselas, que era nuestro destino favorito –recuerda-. A Eurodisney ya me lo conocía de memoria, aunque yo no subía a los juegos por miedo, me quedaba abajo”.

Todo comenzó a complicarse con el atentado terrorista del 13 de noviembre de 2015 en París y del perpetrado el 22 de marzo de 2016 en Bruselas, que causó una treintena de muertes y 230 heridos, y una de las bombas explotó cerca de su casa. Suárez aseguró que “fue duro, fuerte y dio miedo, sobre todo por la familia. En las calles ya no se veía mucha gente, que no salía de sus casas. Lamentablemente, yo hablaba con mi mujer y compañeros y sabía que en algún momento podía pasar alguna cosa de éstas”.

Desde ese momento, Suárez manifestó su intención de marcharse de Bélgica y regresar a la Argentina y ante la cerrada oposición del Anderlecht, volvió al país y fue contratado por su ex club, Belgrano en julio de 2016, aunque los belgas acudieron al TAS y cuando ganaron el caso, recuperaron parte del dinero que River había pagado en 2019 por su pase al club cordobés, que tuvo que abonar 500.000 euros de multa. En el total de su paso por el Anderlecht marcó 68 goles y dio 61 asistencias en 241 partidos (0,28 de promedio de gol) y ganó ocho títulos, cuatro ligas y cuatro supercopas belgas.

A los dos meses de jugar en River, ya fue convocado por Lionel Scaloni para participar con la selección argentina en dos amistosos ante Venezuela en Madrid y ante Marruecos, y posteriormente estuvo en la lista definitiva para la Copa América de Brasil 2019.

Suárez nació en La Falda, provincia de Córdoba, el 9 de mayo de 1988 en el seno de un hogar muy humilde –“a veces comíamos una sola vez al día, cuando se podía”- en el que es el más pequeño de cinco hermanos, que sufrieron el fallecimiento del padre, Roberto –se dedicaba a la chapa y pintura de coches- justo el día de su decimocuarto cumpleaños.

Se formó en las divisiones inferiores del club Unión San Vicente y en 2005, con 17 años, se incorporó a Belgrano, donde fue goleador del Nacional B y por su juego fue recibiendo apodos como “La Joya”, “Mágico”, “El Artista” y hasta “Oreja”.

Reconoce que en su infancia era hincha de Boca y Belgrano y tenía como ídolo a Juan Román Riquelme, de quien tenía un autógrafo enmarcado en su cuarto.

Está casado desde el 3e de enero de 2013 con Magalí Campos Olave, más conocida artísticamente como “Magui Olave”, popular cantante cuartetera y prima hermana de Ulises Bueno (con quien inició su carrera haciendo coros), del fallecido “Potro” Rodrigo, y del ex arquero de Belgrano y Gimnasia, Juan Carlos Olave.

Magui Olave tenía pensado desembarcar en Buenos Aires en 2020 pero tuvo que posponer su idea debido a la pandemia. Su padre, Alberto Campos, era baterista de Rodrigo. Cuando tenía edad escolar, llegó a acompañar al popular cantante y a su padre en alguna gira pero en muchas ocasiones se quedaba a cuidar a Ramiro, el hijo de Rodrigo hasta que, apoyada por la madre de éste, su tía Beatriz Olave, se sumó como corista. Tiene 154.000 seguidores en Instagram.

Con Matías Suárez tiene un niño y una niña y suele decir que si su esposo vuelve a ser transferido al exterior “lo acompañaré como en los ocho años en Bruselas –donde aprovechó para estudiar música- porque somos muy unidos, una familia, y no me parece una buena solución que estemos separados. Yo trato de tener mi carrera pero también soy mamá y ama de casa y esposa de un futbolista”, y trata de no hacer referencia al trabajo de su marido.

Matías es su productor. “Sane mucho de cuarteto y cuando me agobio en todo lo que hago, me ayuda a decidir mi repertorio. Este tema sí, este tema no”.  De hecho, Suárez intentó que sonaran los cuartetos en el vestuario del Anderlecht, en el que hubo jugadores de Hungría, Suecia, Senegal, Polonia y Congo, “pero no pude porque son muy fríos y no escuchan música, o de una, cada uno está con su I-pod. A mí me encanta la música, estos temas me alegran y me sacan los nervios”, indicó en una oportunidad a la revista “El Gráfico”.

En la fiesta de gala en la que le concedieron el premio al mejor jugador del año en Bélgica. El 12 de enero de 2012 en el Casino de Ostende, el público se sorprendió cuando sonó el tema “El frío de tu adiós”, y pocos relacionaron a la cantante con el jugador, aunque la que estaba frente al micrófono con el tema de la portorriqueña Olga Talón no era otra que su esposa, Magui Olave, aunque Suárez sí lo sabía “porque no me gustan esas sorpresas y lo veníamos conversando con ella”.

Suárez pertenece a una familia muy futbolera en la que todos son fanáticos de Belgrano, al punto de que llegó a jugar allí con sus dos sobrinos, Gastón Álvarez Suárez y Federico Álvarez, hijos de Nora y Susana Suárez. Fue nada menos que en ocasión del clásico cordobés ante Talleres en julio de 2016. Matías y Federico jugaron como titulares y Gastón ingresó en el segundo tiempo,  además de que atajó Juan Carlos Olave, familiar de su esposa,  y con final feliz: en aquella oportunidad,  los “piratas” se impusieron 4-1 en los penales en un amistoso jugado en el estadio Mario Alberto Kempes.

 

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