En la madrugada
del 10 de febrero de 201, los jugadores de la selección argentina ya
descansaban en sus habitaciones de un lujoso hotel en Ginebra horas después de
ganarle un promocionado amistoso a Portugal de Cristiano Ronaldo, cuando el
autor del gol de penal en el último minuto, Lionel Messi, bajó a sacarse una
foto con un hincha que esperaba en el lobby.
Messi y este
hincha –también futbolista profesional y que había viajado especialmente para
ver al equipo nacional - tenían un amigo en común, nada menos que otro jugador
de la selección argentina, Lucas Biglia, de quien era compañero de equipo en el
Anderlecht de Bélgica, y fue gracias a la gestión del rubio volante que
finalmente consiguió sacarse la foto.
El
jugador-hincha era nada menos que el actual delantero de River Matías Suárez,
quien meses después recibió una oferta para nacionalizarse belga y así poder
jugar en la selección de ese país por sus excelentes actuaciones en su equipo,
en especial en ese mismo 201, cuando fue nombrado “Jugador del año” en su liga,
y el mejor de la temporada 2011/12, para lo cual se impuso en la votación a
figuras como el croata Iván Perisic o los locales Kevin De Bruyne, Axel Witsel
y Thibaut Courtois.
Todo había
cambiado desde su llegada a Bruselas en silencio desde Belgrano de Córdoba,
cuando los dirigentes del Anderlecht eran cuestionados por traer a un jugador
que acaso no diera la talla en el fútbol europeo pero en 2011 terminó ganando
todo, la liga, terminó puntero la fase de grupos de la Europa League y Suárez
fue Botin de Oro como máximo goleador, aprovechando el salto de calidad que dio
cuando el club transfirió a mediados de temporada a su amigo y compañero de
ataque Romelu Lukaku al Chelsea. En esos mismos días, el diario deportivo
español “Marca” lo consideró como una de las veinte figuras del año en el
fútbol europeo.
El hecho de que
“La Joya” (como se lo llama, entre tantos otros apodos) haya sido máximo
goleador en Bélgica y también en la Europa League (con siete tantos)
seguramente influyó a la hora de la votación de periodistas, dirigentes y ex
ganadores del premio para el galardón al mejor jugador. Pero nada de esto
alcanzó para convencerlo de jugar en la selección belga. “Les agradezco mucho –terminó
afirmando- pero mientras haya una chance, prefiero esperar la oportunidad de un
llamado para jugar en la selección de mi país”.
Suárez llegó a
analizar la opción con su representante, Cristian Colazo, tal como reconoció a
la revista belga “Sport/Foot Mag”, cuando dijo que el hecho de poder tener el
pasaporte europeo “me abriría muchas puertas en el plano futbolístico”,
especialmente en cuanto a posibles pases futuros a ligas más poderosas.
Estas
declaraciones de Suárez no tuvieron nada de casualidad porque tras la brillante
temporada 2011/12, cuando se hizo imprescindible para su entrenador Ariel
Jacobs, fue sondeado por el Arsenal inglés, que lo veía parecido en su juego al
holandés Robin Van Persie, que llegó a ofrecer 10 millones de euros por su pase,
seguido por equipos de Francia y Portugal y hasta hubo algún contacto desde
Josep Guardiola para el Barcelona.
“Algo me
contaron y me puso muy contento, fue el interés de Guardiola para el Barcelona
–contó una vez-. Es un sueño que hayan
pensado en mí y que me hayan venido a ver, aunque sea eso. Ya es demasiado”.
Suárez contó que ser enteró a través “de un sueco que juega conmigo que tiene
un amigo en común con Pere Guardiola, el hermano del entrenador que es agente
de futbolistas”. La información coincide con el tiempo en el que el delantero
David Villa se lesionó y en el club catalán comenzaron a buscarle reemplazo.
Finalmente,
cuando ya tenían todo arreglado el Anderlecht con el CSKA Moscú, el pase se
frustró por una lesión que Suárez tuvo en la rodilla tras una victoria 3-0 ante
el Standart de Lieja el 13 de mayo de 2012, por lo que recién pudo regresar a
jugar el 9 de marzo de 2013, diez meses más tarde, cuando ingresó en el segundo
tiempo en el triunfo 1-0 ante el Mechelen.
En sus casi ocho
años en el Anderlecht compartió plantel con jugadores de la talla de Youri
Tielemans (actualmente en el Leicester) y de Leander Dendoncker (Wolverhampton),
ambos en la Premier League inglesa y disputando en este momento la Eurocopa con
la selección belga, así como con los argentinos Biglia, Nicolás Frutos y Pablo
Chavarría, ex compañero suyo en las divisiones inferiores de Belgrano de
Córdoba.
“Cuando teníamos
un día libre. Y teniendo a mano las grandes ciudades europeas, nos subíamos a
la camioneta con la familia de Biglia y la de Pablo Chavarría y nos íbamos a
París, por ejemplo, a dos horas y media de Bruselas, que era nuestro destino
favorito –recuerda-. A Eurodisney ya me lo conocía de memoria, aunque yo no
subía a los juegos por miedo, me quedaba abajo”.
Todo comenzó a
complicarse con el atentado terrorista del 13 de noviembre de 2015 en París y
del perpetrado el 22 de marzo de 2016 en Bruselas, que causó una treintena de
muertes y 230 heridos, y una de las bombas explotó cerca de su casa. Suárez
aseguró que “fue duro, fuerte y dio miedo, sobre todo por la familia. En las
calles ya no se veía mucha gente, que no salía de sus casas. Lamentablemente,
yo hablaba con mi mujer y compañeros y sabía que en algún momento podía pasar
alguna cosa de éstas”.
Desde ese
momento, Suárez manifestó su intención de marcharse de Bélgica y regresar a la
Argentina y ante la cerrada oposición del Anderlecht, volvió al país y fue
contratado por su ex club, Belgrano en julio de 2016, aunque los belgas
acudieron al TAS y cuando ganaron el caso, recuperaron parte del dinero que
River había pagado en 2019 por su pase al club cordobés, que tuvo que abonar
500.000 euros de multa. En el total de su paso por el Anderlecht marcó 68 goles
y dio 61 asistencias en 241 partidos (0,28 de promedio de gol) y ganó ocho
títulos, cuatro ligas y cuatro supercopas belgas.
A los dos meses
de jugar en River, ya fue convocado por Lionel Scaloni para participar con la
selección argentina en dos amistosos ante Venezuela en Madrid y ante Marruecos,
y posteriormente estuvo en la lista definitiva para la Copa América de Brasil
2019.
Suárez nació en
La Falda, provincia de Córdoba, el 9 de mayo de 1988 en el seno de un hogar muy
humilde –“a veces comíamos una sola vez al día, cuando se podía”- en el que es
el más pequeño de cinco hermanos, que sufrieron el fallecimiento del padre,
Roberto –se dedicaba a la chapa y pintura de coches- justo el día de su
decimocuarto cumpleaños.
Se formó en las
divisiones inferiores del club Unión San Vicente y en 2005, con 17 años, se
incorporó a Belgrano, donde fue goleador del Nacional B y por su juego fue
recibiendo apodos como “La Joya”, “Mágico”, “El Artista” y hasta “Oreja”.
Reconoce que en
su infancia era hincha de Boca y Belgrano y tenía como ídolo a Juan Román
Riquelme, de quien tenía un autógrafo enmarcado en su cuarto.
Está casado
desde el 3e de enero de 2013 con Magalí Campos Olave, más conocida
artísticamente como “Magui Olave”, popular cantante cuartetera y prima hermana
de Ulises Bueno (con quien inició su carrera haciendo coros), del fallecido
“Potro” Rodrigo, y del ex arquero de Belgrano y Gimnasia, Juan Carlos Olave.
Magui Olave
tenía pensado desembarcar en Buenos Aires en 2020 pero tuvo que posponer su
idea debido a la pandemia. Su padre, Alberto Campos, era baterista de Rodrigo. Cuando
tenía edad escolar, llegó a acompañar al popular cantante y a su padre en
alguna gira pero en muchas ocasiones se quedaba a cuidar a Ramiro, el hijo de
Rodrigo hasta que, apoyada por la madre de éste, su tía Beatriz Olave, se sumó
como corista. Tiene 154.000 seguidores en Instagram.
Con Matías
Suárez tiene un niño y una niña y suele decir que si su esposo vuelve a ser
transferido al exterior “lo acompañaré como en los ocho años en Bruselas –donde
aprovechó para estudiar música- porque somos muy unidos, una familia, y no me
parece una buena solución que estemos separados. Yo trato de tener mi carrera
pero también soy mamá y ama de casa y esposa de un futbolista”, y trata de no hacer
referencia al trabajo de su marido.
Matías es su
productor. “Sane mucho de cuarteto y cuando me agobio en todo lo que hago, me
ayuda a decidir mi repertorio. Este tema sí, este tema no”. De hecho, Suárez intentó que sonaran los
cuartetos en el vestuario del Anderlecht, en el que hubo jugadores de Hungría,
Suecia, Senegal, Polonia y Congo, “pero no pude porque son muy fríos y no
escuchan música, o de una, cada uno está con su I-pod. A mí me encanta la
música, estos temas me alegran y me sacan los nervios”, indicó en una
oportunidad a la revista “El Gráfico”.
En la fiesta de
gala en la que le concedieron el premio al mejor jugador del año en Bélgica. El
12 de enero de 2012 en el Casino de Ostende, el público se sorprendió cuando
sonó el tema “El frío de tu adiós”, y pocos relacionaron a la cantante con el
jugador, aunque la que estaba frente al micrófono con el tema de la
portorriqueña Olga Talón no era otra que su esposa, Magui Olave, aunque Suárez
sí lo sabía “porque no me gustan esas sorpresas y lo veníamos conversando con
ella”.
Suárez pertenece
a una familia muy futbolera en la que todos son fanáticos de Belgrano, al punto
de que llegó a jugar allí con sus dos sobrinos, Gastón Álvarez Suárez y
Federico Álvarez, hijos de Nora y Susana Suárez. Fue nada menos que en ocasión
del clásico cordobés ante Talleres en julio de 2016. Matías y Federico jugaron
como titulares y Gastón ingresó en el segundo tiempo, además de que atajó Juan Carlos Olave,
familiar de su esposa, y con final
feliz: en aquella oportunidad, los
“piratas” se impusieron 4-1 en los penales en un amistoso jugado en el estadio
Mario Alberto Kempes.
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