Pocos creían en la posibilidad de una hazaña, pero el Athletic de Bilbao lo ha conseguido y se ha quedado con la edición 2015 de la Supercopa de España, al terminar venciendo nada menos que al Barcelona por una distancia de 5-1 gracias a la goleada que le propinó en la ida en el Nuevo San Mamés (4-0) y ya con más calma, haber mantenido el empate (1-1) en el Camp Nou.
Lo del Athletic es loable porque como bien lo señaló en una oportunidad la prestigiosa revista francesa “L’Equipe”, se trata de “un caso único en la historia del fútbol mundial” el hecho de contar sólo con jugadores de origen vasco en tiempos tan abiertos a los negocios como estos, especialmente desde la existencia de la llamada “Ley Bosman”, en la temporada 1996/97, que permitió el fichaje de jugadores de toda Europa en ese continente.
Sin embargo, el Athletic se mantuvo siempre firme, y si bien le tocó atravesar etapas duras, en especial entre 2005 y 2007, desde la anterior salida como entrenador de Ernesto Valverde, y la renuncia de su presidente Fernando Lamikiz, tuvo una notable recuperación tomando como año clave 2009, con la llegada de Joaquín Caparrós y el comienzo de la construcción del nuevo estadio, así como la llegada a la final de la Copa del Rey ante el Valencia, que supuso acceder a la Europa League en 2009/10.
Ya en 2011 y con Josu Urrutia como presidente, el argentino Marcelo Bielsa llegó como entrenador para una temporada de ensueño en la Europa League y con baños a equipos como Manchester United, Schalke 04 o Sporting Lisboa, para perder la final ante el Atlético Madrid de Diego Simeone, o la final de la Copa del Rey ante el Barcelona en la despedida de Josep Guardiola como entrenador blaugrana.
De esos tiempos ya más cercanos, casi no quedan jugadores que haya sido titulares, ya retirados (Andoni Iraola) como transferidos (Javi Martínez, Fernando Llorente) y hay unos pocos que han quedado y que ahora tienen mucha más preponderancia en el equipo, como el arquero Gorka Iraizoz, los defensores Aymeric Laporte o Mikel San José, los volantes Ander Iturraspe, Oscar De Marcos, Carlos Gurpegi o Markel Susaeta, o los delanteros Iker Muniain y especialmente Aritz Adúriz.
Precisamente Adúriz terminó consolidándose como goleador cuando primero Bielsa postergó al banquillo a Llorente, en conflicto con el club y el entrenador antes de irse a la Juventus, y apareció con todo su esplendor en esta Supercopa de España ante el Barcelona al marcarle un hat trick en la ida en Bilbao, y el gol del empate en la vuelta en el Campo Nou: nada menos que cuatro goles al Barcelona en apenas tres días y ahora con la chance de volver a enfrentarlo en el debut liguero de la nueva temporada 2015/16.
La hazaña del Athletic adquiere grandes ribetes por el rival al que tuvo que enfrentar, nada menos que el Barcelona, que aunque sin el rodaje suficiente al inicio de la temporada, con Lionel Messi recién retornado de las vacaciones, al igual que Javier Mascherano, y con Neymar lesionado, sigue siendo un equipo temible y que iba en busca de su quinto título del año, para coronar la campaña en diciembre con el sexto en el Mundial de Clubes de Japón.
Sin embargo, el Athletic hizo un gran planteo en la ida, con una alta presión en campo del Barcelona, sin dejar jugar a Messi, al que encerró perfectamente, y luego se benefició de algunos importantes errores que cometió el entrenador del club catalán, Luis Enrique, quien decidió colocar en el equipo titular a jugadores sin peso específico para esta clase de partidos, como los volantes Rafinha y Sergi Roberto, sumados a un intermitente Pedro, que desde hace ya mucho tiempo no tiene el nivel que adquirió hasta 2012 y que aún baraja la chance de emigrar al Manchester United.
Tras un segundo tiempo de los peores que el Barcelona jugó en mucho tiempo y en el que Athletic encontró la posibilidad de explotar los errores para ampliar la diferencia a cuatro goles, ya en el Camp Nou y con la presión de tener que remontar tamaña diferencia, el Athletic planteó un partido completamente distinto al de Bilbao, con las líneas muy retrasadas, cortando el circuito de juego local, y aunque el Barcelona sí salió en este caso con lo mejor que tenía, ya el tiempo le jugó en contra y no encontró los espacios para colocarse a tiro en el resultado.
En cuanto al Barcelona, sí el verano y la Supercopa de España, incluso la de Europa que ganó en el alargue al Sevilla, dieron señales de ciertas alertas rojas, como que a la hora de la verdad, Luis Enrique cuenta con un plantel bastante corto, con poco recambio, en especial del medio para arriba, y eso puede ser determinante hasta que llegue 2016 y puedan incorporarse Alex Vidal, Arda Turan o Nolito.
Como punto aparte hay que analizar que esta Supercopa de España no debió jugarse. El Barcelona fue campeón de Liga y de la Copa del Rey en la pasada temporada y eso debería darle derecho a obtener este trofeo desde el punto de vista estrictamente deportivo, pero hoy pesan las razones de los negocios y la televisión y el marketing exigen que esos dos partidos no se pierdan, que se jueguen de cualquier modo y así se llegó a que el Athletic encontrara una oportunidad, que finalmente no desperdició y ganó, en el campo con total justicia, lo que ni siquiera debió disputarse.
Estos tiempos son así.
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