Aquel 15 de
setiembre de 1903 parece mucho más lejos de lo que fue aún, si se toma en
cuenta que después de la fundación de Gremio de Porto Alegre por parte de las
colonias inmigrantes de alemanes e ingleses en Río Grande del Sur, hubo
impedimentos raciales para ingresar y representar al club hasta entrada la
década de 1950, y que desde los años ochenta se convirtió en una de las
entidades más populares de Brasil y es el actual campeón de la Copa
Libertadores y rival de River Plate en la semifinal de esta edición.
Gremio bien
podría llamarse Club Atlético de Porto Alegre o Asociación de Porto Alegre,
porque su nombre nada tiene que ver con cuestiones sindicales. Y aunque el
mismo día también se fundó otra entidad deportiva por parte de la colonia
alemana, el Fussball Club Porto Alegre, el Tricolor (negro, azul y blanco) o
“Rey de Copas”, como se lo reconoce en Brasil, es el que genera más pasiones en
la región gaúcha.
Ocho días antes
de la fundación de Gremio, había pasado por Porto Alegre el Sport Club Río
Grande, el primer club de Brasil, para jugar un partido de exhibición y esto
generó tal entusiasmo, que el empresario Cándido Días, de Sorocaba, se reunió
con otras treinta y un personas con la idea de representar a las colonias
alemana e inglesa, en especial la primera, conformada por inmigrantes de
mediados del siglo XIX y descendientes de éstos. De esta forma, mantenían la
comunicación en idioma alemán, tanto de forma oral como en comunicados
oficiales.
Sin embargo, el
club era demasiado elitista y xenófobo y no permitía el acceso de otros
miembros como socios hasta que todo se rompió en los años cincuenta cuando se
decidió el fichaje de Tesourinha (Osmar Fortes Barcellos), un destacado jugador
negro en el Sudamericano.
Gremio fue el
primer equipo que no pertenecía al Estado de Río de Janeiro en jugar en el
Maracaná cuando en 1950 derrotó al Flamengo 3-1 y se convirtió en el primer
extranjero que venció a Boca en la Bombonera (4-1), el 15 de febrero de 1959.
En tanto, el argentino Néstor Scotta marcó un gol histórico para el Tricolor,
cuando en 1971 hizo el primer tanto de la historia de la Liga Brasileña
Nacional unificada. Fue en el estadio Morumbí y ante el San Pablo, y Gremio se
impuso 1-0.
Gremio es uno de
los equipos brasileños con mayor palmarés. Comparte el podio de Copas
Libertadores (tres, 1983, 1996 y 2017) con su rival Internacional de Porto
Alegre, Santos y San Pablo, además de haber ganado una Intercontinental (1983),
dos Supercopas sudamericanas (1996 y 2018, ambas ganadas a Independiente, con
el que perdió la final de la Copa Libertadores de 1984) y suma dos
Brasileiraos, cinco Copas de Brasil y una Supercopa brasileña.
Sin embargo, la
gran mayoría de conquistas, especialmente las internacionales, comenzaron a
llegar en la década de 1980, cuando su popularidad creció mucho más en la
región.
Recién en 1981
consiguió su primer título brasileño, al derrotar en la final al San Pablo y en
1983 ganó su primera Copa Libertadores al vencer a Peñarol (es recordado el
partido de semifinal cuando Estudiantes, con siete jugadores, le empató 3-3 en
La Plata tras ir perdiendo 3-1) y ese
mismo año ganó la Intercontinental cuando se impuso 2-1 al Hamburgo, precisamente
un equipo alemán, que contaba con jugadores como Félix Magath o Manfred Kaltz.
El director técnico en ese tiempo era Valdir Espinosa.
En 1989 fue el
primer ganador de la Copa de Brasil pero dos años más tarde descendió a la
Serie B para ascender al año siguiente (1992) y en 1994 volvió a ganar la Copa
de Brasil al vencer al Ceará en la final.
La segunda Copa
Libertadores la ganó en 1995 con el ex seleccionador nacional Luiz Felipe
Scolari (actualmente en el Palmeiras) ante el Atlético Nacional de Colombia,
pero fue derrotado por penales ante el Ajax de Van Gaal en Japón. Sus jugadores
más destacados eran los atacantes Paulo Nunes y el espigado goleador Mario
Jardel.
Tras varios
títulos, en 2004 volvió a descender a la B y en 2005 volvió a ascender en un
recordado partido ante el Náutico de Recife, con 4 jugadores menos (por
expulsiones) y dos penales en contra, pero de todos modos ganó 1-0, con gol del
volante Anderson (luego fue al Manchester United), en lo que se llamó “La
Batalla de los Aflitos” (por el nombre del estadio) y resultó el equipo con más
venta de entradas de todas las divisiones.
Dos años más
tarde llegó a la final contra el Boca Juniors de Juan Román Riquelme, y contaba
con Sebastián Saja en el arco y con Rolando Schiavi en la defensa, pero perdió
por un global de 5-0.
Con 115.300
socios activos, hace seis años que cambió de estadio, al pasar del tradicional
Olímpico Monumental, inaugurado en 1954 (con capacidad para 54.081
espectadores), al actual Arena de Gremio
(60.540 espectadores), inaugurado el 8 de diciembre de 2012.
El Arena do
Gremio se encuentra emplazado en la autopista BR-290 que une Porto Alegre con
los municipios de Osorio y El Dorado del Sur y forma parte de un complejo de
esparcimiento que incluye un hotel, un centro comercial, un centro empresarial
y un complejo habitacional de 67.600 metros cuadrados. Y también el museo
Herminio Bittencourt desde diciembre de 2015, de arquitectura moderna, en el
que se puede recorrer toda la historia del club.
Su gran rival es
el Internacional, también de Porto Alegre (camiseta roja) que también es muy
poderoso, con su gran estadio Beira-Río, tres Copas Libertadores, dos
Supercopas sudamericanas, una Copa Sudamericana, una Copa Intercontinental y un
Mundial de Clubes, además de seis campeonatos brasileños y una Copa de Brasil.
El enfrentamiento entre ambos clubes gaúchos es uno de los mayores de todo
Brasil, especialmente desde que ambos tuvieron un enorme crecimiento en los
años ochenta, y hasta tiene nombre propio: “Grenal”.
El himno del club se refiere al “crack inmortal
tricolor” en referencia a Eurico Lara, su arquero de los primeros años, entre
1920 y 1930 y han vestido la camiseta tricolor jugadores históricos como
Jugadores como Douglas Costa (ahora en la Juventus), Felipe Melo (Palmeiras),
Ronaldinho (debutó allí y jugó entre 1998 y 2000), Alejandro Sabella (1986/86),
Sebastián Abreu (1998), el paraguayo Francisco “Chiqui” Arce (1994-97), Schiavi
(2006-07), Batista, Eder, Edinho, Everaldo, Mario Sergio, Mazaropi, Paulo
Isidoro, Paulo Nunes, Jardel y su actual director técnico, Renato Portaluppi.
Tras haber
tenido entrenadores de la talla de Scolari, DT como Tité, Cuca, Hugo De León,
Mano Menezes, Sebastiao Lazaroni, o Emerson Leao, el club fue a buscar a Renato
Portaluppi por tercera vez en 2016, cuando no había ganado títulos en los dos
ciclos anteriores y descansaba en las playas cariocas, pero su carrera dio un
viraje en esta última oportunidad.
Renato ganó la
Copa Libertadores como jugador en 1983 y marcó los dos goles que le dieron a
Gremio la Intercontinental ante el Hamburgo. Tiene una estatua en el club y
suele posar con su busto (con anteojos oscuros) en las conferencias de prensa y
parece muy arrogante, pero es muy querido por sus jugadores, que se ríen cuando
cuenta sus enormes farras con Romario o Edmundo en sus tiempos de esplendor.
Muy mujeriego,
lo pagó caro quedando afuera del Mundial de México 1986 por una noche de fiesta
en la que no volvió a la concentración. Pasó sin mucha lumbre por la Roma y fue
ídolo del Flamengo y el Fluminense pero como DT del segundo perdió la gran
oportunidad histórica de ganar la Copa Libertadores ante Liga de Quito de
Edgardo Bauza en 2008.
Más bien de
códigos antiguos y lejos de la jerga tacticista, Renato cobra multas a sus
jugadores cuando llegan tarde, la llamada “Caixinha”. Últimamente agregó un
dron para espiar a los adversarios porque “el mundo es de los astutos”.
En 2017 ganó su
tercera Copa Libertadores en la recordada final ante el Lanús de Jorge Almirón
con un equipo del que queda poco más de la mitad de sus titulares (su gran
arquero Marcelo Grohe, gran figura en el torneo, el experimentado zaguero Pedro
Geromel, el argentino Walter Kannemann y el lateral Bruno Cortez, el volante
Jailson, y los delanteros Luan y Ramiro) pero sufrió muchas bajas como
principamente la de Arthur al Barcelona, Edilson al Cruzeiro, Fernandinho (ex
Manchester City) al fútbol chino, Pedro Rocha al Spartak y hasta el veterano
Lucas Barrios a Argentinos Juniors, pero cuenta con nuevas figuras como Maicon,
Everton, Alisson o Michel.
En 2018 lleva
como segunda equipación la camiseta
“Charrúa”, de color celeste, en homenaje
a la selección uruguaya. “Divididos por una frontera, el país vecino
tiene una pasión que golpea el mismo compás ritmado del corazón de quien lleva
consigo raza, determinación y perseverancia en cada juego. La referencia de la
camiseta celeste establece un registro de afinidades culturales y deportivas
históricas con el fútbol uruguayo, sea por los valores de garra, voluntad y
espíritu copero o sea en el rescate del recuerdo de grandes atletas uruguayos
que a lo largo de la historia vistieron nuestro manto y contribuyeron a grandes
conquistas”, dice Beto Carvalho, el ejecutivo de marketing del club, con
especial referencia a uno de los grandes líderes de la defensa tricolor, Hugo
De León, también figura de la selección uruguaya en los años ochenta y campeón
de América e intercontinental en aquel equipo en el que también jugaba Renato,
su actual DT.
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