domingo, 7 de octubre de 2018

Messi pone en tela de juicio a los premios “The Best” (Yahoo)





En el Fútbol Club Barcelona, el ambiente alrededor del entrenador Ernesto Valverde no es precisamente el mejor. Los últimos resultados en la Liga Española no han sido buenos y de hecho, no ha podido ganar en los últimos cuatro partidos, dos de ellos en el Nou Camp ante el Athletic de Bilbao y el Girona.

Sin embargo, su marcha en la Champions League, el gran objetivo de la temporada, es absolutamente distinto y ha ganado muy bien los dos partidos que ha debido jugar, ante el PSV Eindhoven, como local, y ante el Tottenham Hotspur, en Londres.

Se trata de un Barcelona extraño, que ha tenido que cambiar cierta parte de su estilo al perder a su principal exponente en el armado del juego, Andrés Iniesta, y aunque posee jugadores de gran calidad, el equipo está obligado a otro tipo de búsqueda, con otras características, y aquí se encontró con otro obstáculo, el de un entrenador conservador, o al menos poco arriesgado, como Valverde.

Es en este contexto que, sin embargo, aparece como oasis y con asombrosa regularidad pese al inexorable paso del tiempo, la genialidad de Lionel Messi, en su temporada quince en Primera División con treinta y un años, con cerca ya de 1050 goles en el total de su carrera (entre oficiales y no oficiales), y cada vez más jugador de toda la cancha sin poder descifrar su posición exacta y tampoco es necesario definirlo.

Lo concreto es que en lo que para muchos jugadores supone, a esa edad, ir entrando en la cuesta de la carrera, en el caso de Messi es, simplemente, una re-definición de su posición pero sin perder nunca la genialidad, como ha ocurrido la pasada semana nada menos que en el remodelado estadio de Wembley, en Londres, uno de los mayores templos del fútbol mundial.

Allí, ante un difícil Tottenham, que por ejemplo ha vapuleado en la temporada pasada al Real Madrid (a la postre, campeón) en ese mismo estadio, Messi dio una gran exhibición, no sólo por dos goles de hermosa factura, y ante un portero como el francés Hugo Lloris, reciente campeón mundial en Rusia, sino también por un par de gloriosas asistencias y dos remates que terminaron con el balón en el palo izquierdo del ya vencido guardameta.

Al cabo de apenas diez partidos en la temporada, contando Supercopa de España, Liga y Champions, Messi ha disputado once partidos, en los que ha convertido igual cantidad de goles, a promedio de uno por encuentro, cifra espectacular para un jugador de su edad y que no es necesariamente un goleador sino que sus goles son el producto de una notable pegada o de juego de elaboración propia en un altísimo porcentaje.

Lo extraño del caso es que con todos estos datos, y con la técnica exquisita del argentino, no haya integrado la terna para ser elegido como mejor jugador del mundo para los premios “The Best” que organiza la FIFA, por detrás de Luka Modric, Cristiano Ronaldo y Mohammed Salah.

Fue la primera vez desde 2006, que Messi no figura en la terna que opta al mejor jugador del mundo, lo que parece estar más emparentado con la performance de sus equipos (en este caso, Barcelona y la selección argentina) que con sus propios números o rendimientos en ambos casos.

Con el Barcelona, el hecho de no haber tenido suerte en la pasada Champions, ha sido tan importante como el muy flojo Mundial de Rusia por parte de la selección argentina pero…¿se trata de un premio individual o colectivo? ¿Entonces Hazard, por ejemplo, necesita ganar un título con el Chelsea o con la selección belga para poder optar al premio al mejor jugador? ¿Esto significa que en este tiempo que abarcó la votación de los especialistas, Salah o Modric jugaron mejor que Messi, en lo individual?

Todas estas preguntas y muchas otras parecen haberse potenciado luego de la producción de Messi en Wembley ante el Tottenham, donde dio muestras de que su talento sigue intacto y que, acaso, siga siendo más un atleta que un futbolista en el sentido de la superación porque Messi parece sólo competir para superarse a sí mismo (más aún ahora que Cristiano Ronaldo, su mayor competencia en términos individuales, se marchó a otra liga, la italiana).

En este punto, habrá quien sostenga que este Messi versión 2018 pueda ser inferior, o distinto, o menos estético, o con menos minutos con el balón en sus pies respecto del Messi mucho más joven de los inicios de su carrera. O que no pudo conseguir un título mundial con su selección,. Como si eso fuera posible en un ambiente de tamaña desorganización y mala preparación general del equipo argentino.

Pero habrá otros, también, que puedan sostener que este Messi es mucho más sabio, más colectivo, con menos necesidad de brillar que aquel, y que, por tanto, arriesga menos su físico, necesita menos de su velocidad física para ir a la velocidad de la mente.

Lo que parece mucho más complicado es que en este tiempo hayan aparecido jugadores que hayan podido superar técnicamente a Messi. Se trata de grandes jugadores, de primer nivel, con una temporada espléndida como Modric, Salah, Hazard o Cristiano Ronaldo, pero se trata de cracks, o incluso de super cracks…contra un genio que en más de mil partidos jugados en su carrera, tiene un promedio de gol de 0.90 por partido. Casi la perfección.

De allí que los premios The Best han sido puestos en duda en tan solo noventa minutos, en los que Messi demostró, en la Catedral del fútbol, por qué sigue siendo el mejor…aunque se trate de un rey sin corona (por ahora).




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