martes, 16 de octubre de 2018

Mucho más amistoso para Argentina que para Brasil (Jornada)




Se trata, éste de Argentina y Brasil, en Jeddah, de un clásico raro. Más extraño aún que aquel “Superclásico de las Américas” en el que se cortó la luz y se tuvo que suspender, como ocurrió hace poco más de seis años en el Chaco. Porque la selección brasileña, aunque el país está envuelto en cruciales elecciones presidenciales en pocos días, toma muy en serio este partido, con jugadores claves y desequilibrantes que, además, forman parte de un ciclo que lleva más tiempo liderado por Tité desde 2016, y porque, al contrario, el equipo argentino sigue siendo manejado interinamente por Lionel Scaloni y no se ve la luz al final de un extenso túnel.

El único problema que puede tener Brasil es la mente desviada hacia las elecciones que determinarán si Jair Bolsonaro o Fernando Haddad será el próximo presidente, pero una derrota ante Argentina en un amistoso, por más dura que pueda llegar a ser, en nada impedirá el camino que trazó Tité hace más de dos años. Sabe a qué juega y qué pretende, y a lo sumo estará buscando algunos nuevos intérpretes para enriquecer lo que ya posee.

Brasil hizo un aceptable Mundial y si no llegó a semifinales es porque en cuartos fue eliminado por una gran Bélgica en el mejor partido del torneo.

Lo de Argentina es totalmente distinto. Y no porque tenga un director técnico de transición porque eso podría entenderse y pocos dirían algo si Scaloni permaneciera en el banco hasta finales de 2018.

El problema de la selección argentina comienza en una AFA que no determina cuál es su prioridad, cuál es su idea de juego. A qué apunta y con qué estructura, e incluso, no tiene claro quién manda y cuáles son los valores que se persiguen.

Si para el presidente de la AFA, Claudio Tapia, es lo mismo Josep Guardiola (a quien dice que llamó aunque el DT insista que no) que Marcelo Gallardo, Gerardo Martino, Diego Simeone o Mauricio Pochettino, significa que como tantas otras veces, lo que se busca es un nombre y no una idea madre de la que partir. Y esto mismo va generando espanto en los que puedan o ya fueron (porque nunca se sabe con claridad) convocados para este menester.

Si ya se intentó hablar con un DT que arregló con otra selección, y en su momento se le dijo que por encima suyo habría un manager (¿José Pekerman?), razón  por la cual ese DT no quiso aceptar, y ahora ya no se menciona este otro cargo, ¿significa que ya no corre o que no se sabe si el manager determina la estructura o si lo que determina va por fuera del fútbol profesional?

Pero aún hay algo menos entendible, y es que si la AFA llegó a cancelar en un mismo fatídico día para su historia, a principios de junio pasado, una cita con el Papa en El Vaticano y un viaje a Israel para jugar un amistoso ante la selección local porque, se argumentó, podía generar problemas políticos el ir a Jerusalén, sede del partido. ¿cómo puede participar, en absoluto silencio, de un clásico ante Brasil en territorio de Arabia Saudita, donde no sólo no se respetan elementales derechos humanos, sino que el país es cuestionado por todos los frentes de la diplomacia internacional por la sospechosa muerte del periodista Jamal Kashoggi en su embajada en Estambul, a la que concurrió para un trámite?


Este descuido es llamativo, al igual que un enorme silencio por parte de la mayoría de los medios de comunicación que siguen las andanzas de la AFA y la selección argentina, cuando fueron testigos de aquella bochornosa conferencia de prensa de Tapia en Barcelona, cuando sostuvo, sin que los músculos de su cara se le ablandasen mínimamente, que la ausencia de la selección argentina en Jerusalén era “una contribución a la paz mundial”.

Cabe recordar que el pasado 24 de agosto, la FIFA suspendió por un año y le impuso una multa de veinte mil francos suizos al presidente de la Federación Palestina de fútbol, Jibril Rajoub “por incitar al odio y a la violencia” por su llamamiento a quemar camisetas argentinas de Lionel Messi si la selección argentina decidía jugar en Jerusalén ante Israel, partido que fue suspendido apenas dos días antes de jugarse y que aún no tiene fecha de realización.

En este sentido, el ex futbolista e ícono del Manchester United, el francés Eric Cantona, fue muy duro en un Tweet, con el hashtag #Elenäo apuntando más al fútbol brasileño que al argentino: “cuando veo que la selección brasileña va a jugar un amistoso ante Arabia Saudita- por mucho dinero, estoy seguro-, consigo entender por qué una gran parte de la población de este país va a votar por Bolsonaro cuando Arabia Saudita es un constante violador de los derechos humanos”.

En verdad, y hablando de dinero, AFA y CBF todavía deben explicaciones oficiales por aquél partido entre Argentina y Brasil jugado en Qatar a fines de 2010 y definido con un gol de Messi en los segundos finales, muy pocos días después de que sus presidentes votaran a este país como sede del Mundial 2022. Para este Clásico, las dos entidades sudamericanas cobraron un cachet mucho mayor al tradicional.



En este contexto, que Lionel Messi no sólo no juegue sino que tampoco aclara por qué no lo hace, es casi una obviedad. Nadie sabe a qué se quiere apuntar en la selección argentina y entonces, un triunfo, un empate o una derrota ante Brasil, en estas circunstancias, apenas puede quedar en la anécdota si no puede ser considerado un eslabón en un ciclo con objetivos básicos y con dirigentes con una mínima capacidad para llevarlo a cabo.

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