Todo parecía ir
de la mejor manera para la selección española. El comienzo del ciclo de Luis
Enrique Martínez como entrenador, luego de un Mundial turbulento y con
situaciones inesperadas, no podía estar más cerca del ideal, no sólo con buenos
resultados sino con lo que parecían ideas claras.
Luis Enrique
parecía haber captado las nuevas necesidades de La Roja: mucha menos
dependencia del Barcelona, en tiempos de cambios, tal vez algo menos de
posesión de balón, en el sentido horizontal, dando lugar a un mayor
verticalismo y llegada al gol, para lo cual hacía falta quitar algún volante
creativo para dejar en su lugar algún otro atacante, y darle lugar a jugadores
jóvenes que vienen asomando y que fueron tapados por la generación anterior
hasta Rusia 2018.
Así fue que la
goleada a Croacia, protagonista del pasado Mundial y con grandes figuras de las
principales ligas europeas, y la victoria en Wembley ante Inglaterra, parecían
alentar el paso que estaba dando el ex entrenador del Barcelona, ratificadas
por otro muy buen triunfo amistoso en País de Gales antes de recibir a
Inglaterra en el estadio Benito Villlamarín de Sevilla, donde todo indicaba, se
iba a producir la clasificación a la “Final Four” de la nueva Copa de las
Naciones de la UEFA.
Sin embargo,
nada de esto ocurrió. Los hechos no ocurrieron como el medio español había
imaginado y podría decirse que el efecto fue el contrario. Es cierto que hay
algunos atenuantes, especialmente por las ausencias de Daniel Carvajal en el
lateral derecho (reemplazado por Johnny Otto), y especialmente de Isco Alarcón,
en el aspecto creativo, por lo que Luis Enrique optó por otra conformación en
la mitad del campo, cuando todo indicaba que sería el momento de Suso o Rodri,
de muy buen rendimiento en el amistoso de días atrás ante Gales.
Pero Luis
Enrique prefirió, ante Inglaterra, volver, de algún modo, a la guardia vieja.
En vez de sostener a Marc Bartra como compañero de zaga de Sergio Ramos, insistió
con Nacho Fernández en una tarde desafortunada de los dos centrales. Si el
capitán del Real Madrid pudo enmendar una parte con su gol de cabeza en el
último minuto del partido, que significó el descuento para su equipo, es claro
que atrás viene equivocándose mucho en las entregas y que su velocidad ya no es
la misma que en otro tiempo, y que se empieza a notar la falta de un
reemplazante de Gerard Piqué que reúna una buena parte de su categoría.
La
descoordinación entre los centrales fue muy clara, especialmente en la primera
etapa, y esto lo explotó de manera perfecta un equipo inglés que desde que es
dirigido por Gareth Southgate, suele aprovechar de manera contundente cada
posibilidad cuando aparecen los espacios entre los centrales o la posibilidad del
despliegue de sus delanteros, en este caso Raheem Sterling, Marcus Rashford o,
en especial, uno de los grandes delanteros del planeta, Harry Kane.
Pocas veces,
como en la primera etapa en Sevilla, Sterling, Rashford y Kane sacaron tanta
ventaja de tantos errores adversarios en la marca, la concentración, la
coordinación y el esquema táctico, aunque hubo algunas importantes fallas
individuales también, especialmente la imprecisión y lentitud de Ramos, y los
problemas técnicos evidentes de Nacho, o las imprecisiones en la salida desde
toda la defensa, para habilitar a los volantes, muy presionados por los
jugadores ingleses.
Si bien buena
parte de la prensa española presiona por la presencia de Jordi Alba, y
aceptando que se trata de un gran lateral por la izquierda, creemos que el
problema de la selección española no es precisamente ese sector del campo
porque la presencia de Marcos Alonso es uno de los cambios positivos de esta
nueva etapa.
Al contrario,
uno de los mayores problemas aparece cuando no juega Isco y la selección
española no encuentra la cantidad de jugadores para abastecer con claridad a
los atacantes o para manejar el juego. Perdidos definitivamente David Silva y
Andrés Iniesta como conductores, sin el creativo del Real Madrid, todo pasa ya por
volantes de otras características, con buena técnica pero ya con otras
condiciones, y el juego acaba siendo mucho menos aceitado y preciso.
En el ataque,
sucede algo parecido a la defensa aunque más acentuado. Se suele decir que en
el caso de los delanteros, pero aún más en los de los goleadores, se vive mucho
del momento. Y en estos días, quien mejor está es Paco Alcácer, de gran
rendimiento en el Borussia Dortmund.
Ya había quedado
claro en el amistoso previo ante Gales, y no necesitó muchos minutos para
demostrarlo también con su ingreso como suplente ante Inglaterra, pero Luis
Enrique siguió inclinándose por mantener como titulares a Iago Aspas y a
Rodrigo, seguramente apuntando ya a una base segura para los tiempos de mayores
definiciones (Final Four de la Copa de las Naciones, o la clasificación para la
Eurocopa 2020).
No parece casual
que en el amistoso ante Gales, La Roja ya ganara 0-3 al finalizar la primera
parte, y apenas días más tarde, perdía por el mismo marcador, en el mismo lapso
ante una Inglaterra ordenada defensivamente, con mucha presión en el medio, y
gran aprovechadora de espacios en el ataque.
Con estos pasos
hacia atrás (ahora España necesita sí o sí ganarle a Croacia como visitante
para ir directo al Final Four), seguramente Luis Enrique podrá sacar algunas
conclusiones importantes, como que a esta altura, mejor probar que dar por
asentado un equipo definitivo, y que sin un creativo de peso, centrales con
velocidad y presencia, y delanteros con gol, tendrá muchas más dificultades de
lo que se creía al iniciarse el ciclo.
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