viernes, 8 de marzo de 2019

El PSG, otra vez eliminado de la Champions League en el último minuto, esta vez ante un diezmado Manchester United (Interia)





La Champions League ya parece un karma para el Paris Saint Germain. Sus poderosos dirigentes cambian de entrenador, fichan jugadores más allá de lo que el reglamento les permite, parece que por fin consiguieron todo para apuntar al gran objetivo de la temporada, el título europeo, pero otra vez tuvieron que vivir, desde el Palco de Honor del estadio del Parque de los Príncipes, cómo su equipo quedaba eliminado muy lejos de una final, en los octavos, en el último minuto y ante un rival que casi no hizo nada para merecerlo, el Manchester United.

En 2018, el PSG se había gastado 400 millones de euros solo en los fichajes del brasileño Neymar y de la joven estrella francesa Kyllian Mbappé, y tras un 4-0 al Barcelona en París, aún con un rival complicado, la vuelta de los octavos de final parecía un trámite. Más aún cuando tras estar 3-0 abajo, pudo marcar un gol y los catalanes entonces necesitarían llegar a seis. Sin embargo, el “milagro” ocurrió y todas las críticas apuntaron a un club sin alma y con demasiado dinero, con jugadores acomodados y sin espíritu de lucha. Desde ya que su entrenador, el español Unai Emery (ahora en el Arsenal) fue despedido, aunque ganara el resto de los torneos en disputa.

El dueño del PSG, el catarí Nasser Al Khelaiffi, poderoso dirigente a partir de las empresas Qatar Sports Investments y de BeIn Sports (consorcio mediático que forma parte de Al Jazeera), decidió redoblar esfuerzos, reforzar algunas zonas del campo (lo más resonante fue la llegada del portero italiano Gianluiggi Buffon) y por si fuera poco, ingresó hace escasos días al Comité Ejecutivo de la UEFA junto a Andrea Agnelli (Juventus) como representante de la Asociación de Clubes Europeos (ECA) justo cuando la entidad europea investiga a su club por incumplir las normas del Fair Play Financiero (no se puede superar un techo de gastos por cada club).

Lo que investiga la UEFA cada vez con lupa más grande es si los fondos con que ficha jugadores el PSG no provienen directamente desde Catar, camuflado en empresas estatales. En la jerga del fútbol eso se dio en llamar “doping financiero”. En el caso del PSG, según cifras de principios de 2018, facturaba alrededor de 540 millones de euros anuales, cuya mayor parte provenía de Qatar Airways y de Bein Sports, que posee los derechos de TV de las competencias europeas.

Mientras tanto, y con todos esos fondos, lo único que parece importarle al PSG es el salto hacia la Champions League, para tratar de colocarse definitivamente entre las potencias, y el club decidió fichar como entrenador al alemán Thomas Tuchel, de gran trabajo anterior en el Borussia Dortmund.

Pero de poco le sirve al club haber ganado la Supercopa francesa (4-0 al Mónaco) a principios de temporada, o haber llegado a la semifinal de la Copa de Francia (enfrentará al Nantes el 3 de abril), o marchar como líder de la Liga a 17 puntos del segundo, el Lille, a falta de 11 jornadas, lo que significa que tiene el título prácticamente ganado.

Esta vez, por los octavos de final, había que asegurarse el pase ante un Manchester United en recomposición, dirigido por un ex futbolista de sus tiempos de gloria cuando era dirigido por sir Alex Ferguson hace dos décadas, el noruego Oleg Gunnar Solskjaer, tras el estrepitoso fracaso del portugués José Mourinho.

Parecía que ahora sí, con Tuchel en el banquillo, las cosas no serían como en la temporada pasada y el PSG se impuso 0-2 en Old Trafford cortando una seguidilla de triunfos de los “Red Devils”.  La vuelta en el Parque de los Príncipes de París parecía aún más llevadera que la revancha ante el Barcelona de 2018 por los mismos octavos de final y por si fuera poco, los ingleses llegaban con un equipo diezmado por las ausencias por lesiones y suspensiones, de Paul Pogba, Anthony Martial, Ander Herrera, Alexis Sánchez, Juan Mata, Jesse Lingard, Nemanja Matic y Antonio Valencia.

A cambio, el entrenador Solskjaer tuvo que apelar a lo que le quedaba, con Victor Lindelöf (habitual defensa central) en el lateral derecho, a Ashley Young, junto a Fred, Scott Mc Tominay y Andreas Pereira, en un mediocampo improvisado, dejando arriba a Romelu Lukaku y a Marcus Rashford. Demasiado poco para remontar un 0-2 en contra en la ida.

Pero el Manchester United se encontró, desde el inicio, con un inesperado regalo. Un muy mal pase atrás del lateral Kehrer dejó a Lukaku solo ante Buffon y el 0-1 llegó pronto. El PSG pareció absorber enseguida el error, dominó completamente el partido, y lo empató con un centro desde la derecha de Mbappé para que definiera por la izquierda su lateral Bernat.

La diferencia era enorme entre uno y otro. El PSG llevaba todo el peso del partido, y el United soportaba como podía, a la espera de una nueva posibilidad, aunque fuera aislada. Y llegó el segundo regalo, cuando un remate de Rashford no pudo ser retenido por Buffon y Lukaku aprovechó el rebote. Era el 1-2 y los ingleses, otra vez a un gol de la clasificación.

Lo extraño llegó en la segunda parte. Porque el PSG seguía perdiendo pese a que tuvo el 69 por ciento de la posesión del balón y ante un United que ni siquiera en los últimos minutos salió a buscar el tercer gol que necesitaba, aunque más no fuera, por la tradición de este club tan ganador y con un entrenador que supo ser el autor del tanto que en 1999 le dio un título de Champions en la última jugada de la final.

Incluso, ingresaron en el United dos jóvenes de la cantera como Mason Greenwood y Tahith Chong en los últimos diez minutos, reforzando la idea de que sólo un milagro podría darle la clasificación. Y en la última jugada, un disparo de otro de los suplentes, Diogo Dalot, pareció rebotar en el cuerpo de Kimpembe hacia el córner, pero el árbitro esloveno Damir Skomina (compatriota del presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin), fue convocado por el VAR y se comprobó que la pelota, en verdad había rebotado en el codo del defensor francés. Penal, y la tranquilidad de Rashford para marcar el gol que le dio la inesperada clasificación a los ingleses en medio de un silencio sepulcral.

Otra vez el PSG quedaba eliminado en los octavos de final de la Champions en la última jugada y cuando parecía que en la ida tenía todo atado. Una vez más, se quedaba sin su principal objetivo. Y otra vez, Buffon, a los 41 años, se quedaba sin ganar una Champions.

Si la eliminación del tricampeón consecutivo de Europa, Real Madrid, había sido noticia de impacto, la del PSG también lo es, por lo inesperada y porque habrá que estudiar en profundidad un caso como este, con tantas estrellas y todo a favor, otra vez eliminado en el último minuto.

No hay comentarios: