Lionel Messi, el
mejor jugador del planeta, el que bate todos los récords con el Barcelona desde
hace 16 años, corre serios riesgos de caer en el desdén de la mayoría de los seguidores
del fútbol argentino porque se va dando cuenta de que resulta imposible
revertir, en soledad, una imagen de equipo tan desteñida como la nueva camiseta
que estrenó y en la que el celeste es casi imperceptible y parece ser
únicamente blanca, a tono con estos tiempos de enorme confusión.
No es sólo que
la selección argentina cayó derrotada, y sin atenuantes, ante Venezuela, hasta
hace unos pocos años, la más débil del continente sudamericano y ahora,
subcampeona mundial sub-.20, sino que es la primera vez en 128 años de
historia, que este rival le convierte tres goles en un partido (el resultado
final fue 3-1 en el estadio Wanda Metropolitano de Madrid).
Messi hizo lo
que pudo y de hecho, su actuación no fue mala (casi nunca lo es), pero sintió
la misma soledad que durante el Mundial de Rusia y en tantos otros partidos de
la selección argentina en estos años, dentro de un plantel absolutamente
errático de su entrenador interino Lionel Scaloni, quien a falta del segundo
partido amistoso de la gira, el martes próximo ante Marruecos en Tánger, ya es
criticado por casi la totalidad del público en su país.
La selección
argentina Salió con un esquema con cinco defensores, lo que suena a demasiado
defensivo ante un rival que no debería asustar (y menos, en un encuentro
amistoso y de prueba en ambos equipos), con dos volantes centrales de buena
técnica pero nula marca (Giovanni Lo Celso, del Betis, y Leonardo Paredes, del
PSG), otra línea algo más ofensiva con Messi y Gonzalo Martínez (Atlanta
United) y como único atacante neto, Lautaro Martínez (Inter), el único que se
entendió con el crack del Barcelona.
Venezuela se
planteó un partido de contragolpe, partiendo con mucha rapidez, colocando mucha
gente en el campo argentino y con contundencia a la hora de rematar, y a los 6
minutos ya ganaba con un golazo de Salomón Rondón (Newcastle) y ya no pudo
revertir nunca el marcador, aún teniendo el balón gran parte de los noventa
minutos, debido a que Messi nunca encontró socios para descargar su juego,
apenas el joven delantero Lautaro Martínez, quien perdió otras tres chances
además de anotar el único tanto albiceleste.
La jornada de
Madrid comenzó complicada porque la AFA (Asociación del Fútbol Argentino) dio a
conocer un video oficial en el que se ensalza innecesdariamente la figura del
crack del Barcelona, y se afirma que en su talento reúne el de escritores,
artistas o deportistas, pero no se menciona a Diego Maradona.
A las pocas
horas, los maradonianos emitíeron otro video con el mismo estilo que el
anterior, resaltando la figura de Maradona, eligiendo otros protagonistas de la
historia argentina (entre ellos, Ernesto “Che” Guevara), y sin nombrar a Messi…
Lo que para casi
todos está claro es que el entrenador interino, Lionel Scaloni, no puede seguir
en su cargo si bien estaba previsto que llegara al menos hasta la Copa América
de Brasil (de junio próximo), y los medios ahora presionan para que el director
general de Selecciones Nacionales, el veterano César Luis Menotti, se reúna
urgentemente con Marcelo Gallardo, el exitoso entrenador de River Plate, para
ofrecerle el cargo cuanto antes.
El martes, la
selección argentina debe jugar ante Marruecos en Tánger pero ya sin Messi,
quien regresó a Barcelona arrastrando una leve pubialgia. Envuelto en un mar de
confusiones y sin certezas de su futuro, el equipo albiceleste ruega para que
no haya otro resultado que complique más la situación.
“Todo lo que
generamos fue por Messi, pero los demás no estuvieron a su altura”, dijo
después Scaloni, quien consideró esta derrota como “un paso atrás”. Nadie
entendió su sistema táctico y pocos confían ya en que esta selección argentina
tenga alguna chance en la Copa América de Brasil, salvo aquellos que creen en
los milagros. Y el miedo mayor es que por más amor que tenga por el país, Messi
comience a cansarse.
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