Cuando pocos lo
esperaban, por lo poco que resta para terminar la temporada pero especialmente
porque ya no tiene nada importante en juego hasta fines de agosto próximo, el
Real Madrid generó un gran impacto con el regreso, apenas nueve meses después
de su renuncia, de Zinedine Zidane como nuevo entrenador de la plantilla de
fútbol.
“Zidane es la
unidad. No creo que a nadie molestase su regreso. Mourinho es la división.
Tiene pros y contras. Gente de su lado, y gente en contra”, había manifestado
horas antes Jorge Valdano, ex jugador, entrenador y director deportivo del Real
Madrid.
Fueron
exactamente 283 días entre que anunciara su salida, con la tensión en el rostro
del presidente del club, Florentino Pérez, el pasado 31 de mayo, y su retorno,
que explicó simplemente desde sus ganas de retomar su trabajo luego de un
período en el que siguió viviendo en Madrid y que aprovechó para “recargar las
baterías”.
Zidane tiene un
tipo natural para decir las cosas que lo ayuda mucho. No se contradijo nunca y
fue simple. En mayo consideró que el equipo necesitaba “un cambio” luego de
ganar tantos títulos (nueve, en dos años y medio) y ahora cree que es el
momento de regresar (justamente, cuando el sentido común indicaba que la lógica
era esperar a que terminara esta temporada para asumir un nuevo ciclo desde la
siguiente). Y lo atribuyó a las razones del corazón y a que no podía decirle
que no a la llamada del presidente y de un club al que quiere tanto.
También es claro
que más allá de la victoria de 1-4 ante el Valladolid, en este pasado fin de
semana, el club no veía que el trabajo del interino Santiago Solari rindiera
sus frutos.
Zidane tampoco
se siente en deuda por haberse ido como se fue, en mayo, aunque afirma que
comprende a la gente que pudo haberse decepcionado por su decisión.
Sí, en cambio,
fue muy autocrítico. Cuando le preguntaron en la conferencia de prensa de
presentación si cree que se equivocó en algo, dijo que en mucho y citó que pese
a haber ganado la Champions en 2018, entregó muy pronto la Liga Española tanto
como la Copa del Rey y no es casualidad que haya afirmado esto.
Zidane es
francés pero como entrenador, pertenece a la escuela italiana, luego de haber
jugado tantos años en la Juventus (no por nada sonaba para reemplazar a
Massimiliano Allegri desde 2019/20), y entonces cobra mucha importancia ganar
la Liga, porque ese es el torneo largo, que indica la regularidad de un equipo.
Tampoco quiso
referirse al regreso de Cristiano Ronaldo (algo que parece muy difícil) ni
sobre si concentrará más poder que en su etapa anterior, pero todo indica que
así será y que el Real Madrid le fichará algunas estrellas para encarar un
nuevo ciclo. Lo que suceda con algunos jugadores que él ya conoce bien (Isco,
Marcelo, Bale, Keylor Navas) dependerá en mucho de lo que produzcan en estos
once partidos que quedan.
Lo cierto es que
el regreso de Zidane, una estrella como futbolista, pero con un notable sentido
común que le permite no engañarse nunca, al banquillo del Real Madrid, es un
muy posible retorno a la senda ganadora del club.
Pocos como él
tienen la capacidad de discernir acerca de cuáles son los jugadores que deben
quedarse, y cuáles serán los que deberán buscar otro camino. Su estilo de juego
siempre busca lo estético y saca el mejor rendimiento de cada uno de sus
dirigidos. En todo caso, la pregunta que surge es si con un listón tan alto, el
francés podrá igualarlo en una segunda etapa.
Así es Zidane. Y
así (como canta su gente en las tribunas) es el Real Madrid. De la desazón a la
esperanza en cuestión de horas.
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