No hay dudas. El
Real Madrid terminó de cerrar un año horrible, el peor en muchísimo tiempo, al
caer por tercera vez en la misma semana en su estadio, Santiago Bernabeu, pero
por el torneo que más le gusta y el que siempre representa su apuesta máxima,
la Champions League. El resultado de 1-4 para el Ajax de Amsterdam puede sonar,
acaso, algo exagerada, pero los holandeses merecieron clasificarse a los
cuartos de final en el total de la serie.
La temporada
pasada del Real Madrid había finalizado con un duro golpe a los pocos días de
ganar en Kiev la tercera Champions consecutiva (y la decimotercera de su
historia), cuando su entrenador, el francés Zinedine Zidane, había anunciado,
intempestivamente, su salida del equipo, lo que su sumó a la de Cristiano
Ronaldo, no sólo el goleador, sino el máximo referente del club desde los
tiempos de Alfredo Di Stéfano en los años cincuenta, cuando ganó cinco Copas de
Europa seguidas entre 1956 y 1960.
La reacción del
presidente del club, Florentino Pérez, no pudo ser peor. Primero buscó
afanosamente contratar al argentino Mauricio Pochettino, pero el Tottenham
pidió por él una suma imposible de considerar, y entonces el mandatario blanco
optó por una solución muy antipática: el fichaje de Julen Lopetegui, entrenador
de la selección española, anunciándolo a dos días del debut de “La Roja” en el
Mundial. Eso provocó el enojo del nuevo presidente de la Federación Española,
Luis Rubiales, que inmediatamente cesó al entrenador, y el equipo nacional se
derrumbó en Rusia y quedó eliminado pronto.
Pero con la
temporada nueva, Lopetegui no logró encontrarle la vuelta a un plantel acomodado,
demasiado relajado tras tantos títulos internacionales. Perdió enseguida la
Supercopa Europea ante el Atlético Madrid, y, extrañamente, sus delanteros
marcaban pocos goles para lo que era costumbre en los últimos años, aunque la
línea de juego no disgustaba.
Una dura derrota
en un Clásico ante el Barcelona motivó el pronto cese de Lopetegui (que se
quedó sin selección española y sin el Real Madrid), y Pérez decidió confiar el
plantel al argentino Santiago Solari, del que tenía muy buen concepto por su trabajo
en la cantera y porque se trata de un ex jugador del club que seguía, de alguna
forma, la línea de su amigo Zidane.
Pero Solari se
encontró con el mismo problema que Lopetegui y decidió hacer algunos cortes de
raíz, como por ejemplo, desplazar algunos jugadores de peso como Marcelo, Isco
Alarcón o Gareth Bale, para confiar en los jóvenes de la cantera (Lucas
Vázquez, Marco Asensio, Sergio Reguilón y Vinicius Junior), pero el problema
estructural continuó. Se generaban muchas situaciones de gol, incluso con un
Karim Benzema mucho más completo que en los tiempos en los que estaba obligado
a jugar para Cristiano Ronaldo. Sin embargo, se convertía mucho menos que en el
pasado, y la defensa comenzó a crujir, sufriendo mucho más que en el pasado.
Si la eliminación
de la Copa del Rey fue el primer golpe, al caer 0-3 ante el Barcelona en el
Santiago Bernabeu tras el 1-1 en el Camp Nou, la Liga Española, que estaba
siempre muy lejos porque el Barcelona había sacado una distancia considerable, tras
la derrota por 0-1 del pasado sábado en el segundo Clásico se colocó ya casi en
un lugar imposible (a doce puntos, cuando restan doce partidos y en caso de
empate igual ganarían los azulgranas porque se consideran los dos partidos
jugados entre ellos).
Desde ese momento
y hasta el martes, todos se aferraron, igual que en los pasados tiempos de
Zidane, de la bala de plata de la Champions League. La tradición de que el Real
Madrid siempre acabó ganando la Copa europea cuando no había nada más en juego,
y el 1-2 a favor en el polémico partido de ida en Amsterdam ante el Ajax,
invitaba a un moderado optimismo para la vuelta.
Sin embargo, no
sólo el Ajax jugó un gran partido con un enorme Eric de Jong (centrocampista,
además, ya transferido al Barcelona desde julio próximo) y un muy serio juego
colectivo, sino que los holandeses se encontraron con un rápido gol de Hakim
Ziyech y eso les generó una confianza especial en que, a un gol de la
clasificación, las posibilidades crecían.
El Real Madrid
siempre fue un equipo agresivo. Tuvo dos remates cuyos balones se estrellaron
en los palos, y para colmo de males, en lo que ya se intuía como una muy mala
noche, durante la primera parte se lesionaron los dos extremos, Lucas Vázquez y
Vinicius Junior, que debieron irse reemplazados por Gareth Bale y Marco
Asensio.
Para colmo de
males, el Real Madrid se fue al descanso en condición de eliminado tras el gol
de David Neres y aunque salió con todo al gol que igualaba la serie en la
segunda parte, llegó el tercer gol del talentoso Dusan Tadic (de gran partido),
que partió de un balón que el Ajax rescató de un lateral y que se había ido
completamente afuera y que sin embargo, esta vez, el VAR convalidó después de
varios minutos de incertidumbre.
No era,
definitivamente, la noche del Real Madrid. Lesionados, tiros en los palos, el
VAR convalidando un tanto que no debió aceptarse, y situaciones de gol perdidas
una y otra vez y ante un Ajax que jamás optó por meterse atrás y defenderse
sino que, al contrario, atacó todas las veces que pudo y que estuvo mucha veces
cerca de aumentar el marcador.
Aún así, Asensio
descontó a veinte minutos del final y cuando todo el Santiago Bernabeu soñó con
una remontada que necesitaba dos goles más, a los dos minutos llegó el golazo,
desde la izquierda y al segundo palo de Thibaut Courtois, de Lasse Schone. Era 1-4 para los holandeses, quedaban 18
minutos, pero el mensaje fue claro: el estadio se iba vaciando, en silencio,
con los espectadores yéndose camino al metro, a sus coches, hacia el
transporte, resignados.
Para el Ajax,
entonces, una clasificación resonante a cuartos de final de la Champions, con
la sensación de que por fin, luego de muchos años, aparece una generación de
jugadores talentosos y con mucho futuro. Para el Real Madrid, una situación muy
incómoda. Cuando recién comienza marzo, y en una temporada que finaliza en los últimos días de mayo, ya no hay nada
en juego. No hay muchas chances en la Liga, y fuera de la Copa del Rey y de la
Champions.
Los días de
Solari y de varios jugadores resistidos por los aficionados, parecen contados
(Marcelo, Keylor Navas, Bale, Kroos) y muy pronto, comenzarán los rumores de
fichajes (¿Eden Hazard?, ¿Neymar?) y de la llegada de un nuevo entrenador
(¿José Mourinho?, ¿Mauricio Pochettino?¿Massimiliano Allegri?).
Pero este año
horrible del Real Madrid no es producto de los últimos resultados, sino de
acciones que comenzaron hace mucho tiempo, apenas días después de ganar la
final de la Champions 2018. Pocas veces
como aquella, una Copa emborrachó de éxito a los que la levantaron.
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